Con la incidencia del coronavirus disparada y el doble de contagios que el año pasado, la Generalitat sigue fiando todas las medidas al pasaporte covid, un documento que en breve será obligatorio en nuevos espacios para evitar que personas no vacunadas puedan contagiar la enfermedad en interiores de espacios donde no se hace uso de la mascarilla.
Según adelantó ayer el presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, en las próximas horas se va a pedir el aval al TSJ para ampliar la exigencia del pasaporte covid en todos los locales de hostelería y por tanto eliminar el límite de 50 de aforo que había hasta el momento. De esta forma se evita que personas sin vacunar puedan concentrarse en determinado tipo de locales. También se ampliará su uso en todos los espacios públicos donde se consuman alimentos, como es el caso de cines, circos, sedes festeras, así como establecimientos de restauración de alojamientos turísticos. Al mismo tiempo, ha señalado Puig, se pedirá en piscinas, centros deportivos, centros recreativos de mayores y gimnasios. La medida se aplicará una vez el TSJ dé el visto bueno y se publique en el Diario Oficial de la Generalitat Valenciana. Se mantendrá vigente hasta el 31 de enero.
Respecto a las celebraciones de cabalgatas o fiestas de Nochevieja ha precisado Puig que «de momento no hemos adoptado decisión alguna, pero desde luego habrá recomendaciones». Puig hizo estas declaraciones tras la reunión de la Mesa Interdepartamental y 48 horas antes de que tenga lugar la reunión online con el resto de presidentes autonómicos y con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para acordar una serie de precauciones con la finalidad de frenar el avance del coronavirus. En este encuentro, el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, defenderá un uso generalizado de la mascarilla en exteriores.
El presidente de la Generalitat ha señalado que en un mes los contagios, los ingresos y los ingresos en UCI se han triplicado. «Comienza el invierno en una situación más compleja de la que esperábamos», ha reconocido, aunque ha matizado que «estamos en alerta, pero no en alarma porque lo que vivimos es grave pero no es comparable con lo que hemos superado». Según las cifras que ha ofrecido el presidente, en el peor momento de la pandemia había siete veces más hospitalizados y cinco veces más ingresados en la UCI que ahora.
Profesionales como Félix Gutiérrez, catedrático de la Universidad Miguel Hernández de Alicante, echa en falta restricciones más contundentes que frenen al aumento de casos que se está produciendo. Gutiérrez cree que aún hay margen para adoptar medidas que no dañen mucho la economía, como puede ser la limitación de comensales por mesa o de grupos de convivencia que pueden juntarse estos días. Desde la Sociedad Española de Medicina Preventiva, su presidente Rafael Ortí, lamenta que a lo largo de estos meses se hayan quitado algunas de las medidas restrictivas que había y que se haya modificado el llamado semáforo covid, lo que ha suavizado la sensación de riesgo. «A sido como ponernos una venda para no ver lo que pasa». Para Ortí se ha fiado todo en la vacunación, «pero si el número de casos se multiplica por dos o tres, los hospitales se van a llenar y la Atención Primaria se va a desbordar».
