­En su último disco vuelve a adoptar su posición de sociólogo, aunque sus análisis son muy globales y poco locales. ¿No es ése un buen truco para mojarse poco?

No tengo la obligación de mojarme. Podría hacer rap y no mojarme en absoluto. Yo lo veo como algo más onírico. Como levantar la vista y ver lo que pasa en el mundo, que es de donde me siento ciudadano. Quizá hay algo de subsconsciente en todo esto. Y es que me parece fascinante ir a hacer un concierto a Chile y que gente que está a miles de kilómetros haya sentido lo que yo sentí en mi escritorio cuando escribí un determinado mensaje. Prefiero eso al caso Gürtel.

También hace muchas referencias a la cultura afroamericana. ¿Esconde este rapero de San Blas un alma negra?

Es cierto que hay muchas referencias al soul. La cultura negra me atrapó en un principio y fue la que me condujo al hip hop. Supongo que me ha dado por escupir todo lo que he interiorizado a lo largo de los años. Esa parte antigua me ha terminado de enamorar. También me ha influido en mi estética, algo que se ve claramente en las fotos del disco. Ahora me siento más como un «soulman» que como un súper rapero. Supongo que es la edad...

Eso sugiere que en este álbum encontraremos un sonido mucho más clásico.

Es cierto que en este disco he potenciado una sonoridad más clásica mezclada con elementos modernos. De hecho, la he trabajado durante mucho más tiempo junto a mi amigo el pianista Moisés Sánchez. No obstante, mi instinto siempre me lleva hacia ese toque épico y emocional.

Tan emocional como el tema en el que colabora con Ismal Serrano,

Ellas

Siempre le he admirado y, como estaba en mi compañía y nos veíamos de vez en cuando, surgió la idea. Su actitud, por las temáticas que trata y cómo aborda sentimientos e ideas, me parece muy hip hop. Creo que la canción ha quedado bien empastada. Cuando la escucho me crea una sensación alucinante, porque es muy bonita y la interpreto con uno de mis ídolos.

En ¿Entonces quieres ser Mc?

No critico directamente a las nuevas generaciones. Hay gente que viene con las cosas muy claras, dado la información que manejan, de la que antes no disponíamos. Este tema va dedicado más a un sector, a una serie de personas que quieren llamarse MC y que sólo pretenden llamar la atención. Hay gente que sólo quiere exagerar una postura, sacar su peor lado porque ahora es lo que mola y así llamar la atención de las tías. Todo eso, sin una base debajo, sin un sacrificio detrás, me da rabia.

Otros de sus discos tienen más referencias a Alicante. ¿Qué compromiso le sigue quedando con esta ciudad?

Con Alicante tengo una relación de amor y de no tanto amor. A veces se me queda un poco pequeño y me atraería estar en una ciudad como Barcelona, con más actividad cultural. Ahora estoy en un proceso de cuestionarme si me muevo o no. Alicante me ha tratado muy bien tanto a nivel de medios como de gente. Quizá al principio me hubiera gustado que se me apoyara más como artista.

Hay una canción de este trabajo en la que habla del final de su carrera... ¿Es algo que ya se plantea?

Más bien hablo del miedo del artista. Cuando tenía 20 años siempre pensaba en el futuro. Ahora simplemente me planteo el proyecto más cercano. A veces te gusta pensar que tus canciones perdurarán para siempre, pero también te planteas que todo esto pasará, y que puede que llegue el momento en el que a la gente le deje de gustar lo que haces y busquen otra cosa. Y es respetable. Y tiene que ser así.