Que Alicante se convirtiera en la capital del libro ilustrado ha sido un sueño que apenas ha alcanzado tres ediciones, y repartidas a lo largo de seis años, tras confirmar la Concejalía de Cultura que el Salón del Álbum Infantil Ilustrado no volverá a celebrarse, al menos en los próximos años.

El concejal de Cultura, Miguel Valor, reconoce que esta actividad, que congregaba a más de 40.000 personas, "era muy bonita pero tenía un coste muy alto que ahora no podemos costear", ni siquiera en el futuro próximo. "Va a ser misión imposible", apunta.

El Salón, cuyas dos primeras ediciones se celebraron entre los años 2005/06 y 2006/07, sufrió después un parón de tres años tras el cambio en los contenidos de las concejalías de Cultura y Educación hasta que en noviembre del pasado año se volvió a rescatar por el responsable municipal de Cultura. En anteriores ediciones el presupuesto alcanzó los 175.000 euros, aunque en la última ocasión descendió hasta 145.000 euros, y hubo quienes criticaron que la organización corriera a cargo de profesionales de fuera de la provincia, a diferencia de los años anteriores.

Los ilustradores de la provincia han lamentado la pérdida de esta cita cultural, que servía no solo de punto de encuentro para los profesionales del sector, sino que estimulaba a los más pequeños en el aprendizaje, la lectura y la cultura a través de los libros ilustrados.

El dibujante de Aspe Miguel Calatayud, que en una edición organizó la exposición, apunta que "lo difícil de algo así es levantarlo y ponerlo en pie y dejar que se pierda es una lástima, con lo que ha costado ese impulso", tras considerar que el encuentro "fue casi pionero en España y generaba unas expectativas muy interesantes, sobre todo por la descentralización que suponía, y era una sorpresa que Alicante se convirtiera en un territorio atractivo para el libro ilustrado".

Calatayud entiende las motivaciones económicas para su desaparición, "pero si de verdad el proyecto fuera ilusionante para el ayuntamiento podría adaptarse la actividad al presupuesto, sin llegar a desaparecer", opina. "Creo que falta voluntad para insistir en ello porque el Salón no fue algo fallido, ni mucho menos, y tenía eco a nivel nacional. Ojalá se reconsiderara rescatarlo para el futuro, al menos de forma bienal, como se planteó hace tiempo", añade el ilustrador, que destaca que el aviso de aquellos años en los que no se celebró el Salón ya hacía prever la supresión actual.

El ilustrador Pablo Auladell intuía que algo se había perdido por el camino en la última edición, "que fue más descafeinada y ya dejaron de ofrecerse los premios para hacer álbumes ilustrados, diez en total en los otros años, que en mi caso, por ejemplo, me sirvió como tarjeta de presentación".

Auladell se considera "solo un entusiasta de que el Salón se siguiera realizando porque era algo muy bueno para los autores y para la ciudad", y apunta que fue una sorpresa que se recuperara después de una laguna de tres años: "Sobraría algo de dinero y por eso lo hicieron pero ya el año pasado fue diferente".

El ilustrador Javier Sáez Castán considera por su parte que éste era un encuentro "muy interesante, de un nivel bastante alto, y quizás aquí en Alicante no nos dimos cuenta de lo importante que era".

Sáez, que trabaja mucho para editoriales mejicanas, comprende que en estos momentos "la crisis golpea a todo el mundo y la situación es muy complicada, todo está seco ahora mismo, pero siento mucho que se suspenda y ojalá que cuando salgamos de ésta se recupere".

El dibujante callosino Arly Jones hubiera preferido apostar por mantener el salón ilustrado aun en época de crisis. "Dentro del contexto actual, estas cosas son las que van a ir cayendo y no me parece bien porque creo que deberían revisarse antes otros gastos menos necesarioss. Si antes de la crisis ya costaba que te abrieran las puertas, ahora más", señala Jones, quien se pregunta en qué se invertirá ese dinero no gastado en el Salón del Álbum Ilustrado y responde que "seguramente, se perderá en los pasillos".