¿No hay demasiadas editoriales?

No creo que haya un exceso de editoriales, pero sí de ediciones. Al año se publican alrededor de 80.000 libros y eso es una burrada. Son millones de ejemplares y no hay tanta población lectora, lo que supone que al final haya bosques enteros que van a la guillotina. Además, en los años 70 empezó una inflación desmesurada por los anticipos que se pagaban a los autores, que comenzaron a escribir contando las palabras y teniendo en cuenta el dinero de cada una de ellas. Eso no puede ser la motivación para escribir una obra de calidad. Al final, las librerías están atiborradas y las buenas obras se pierden, pero pasa igual en el cine y en la televisión. Si uno compara lo que se llamaba "buena película" en los años 30 con algunas "buenas películas" de ahora, la diferencia es terrible.

Dice que la literatura está en decadencia, parece usted algo defraudado...

Profundamente. Me gusta mucho mi oficio y, de hecho, dejé la física después de pensarlo mucho porque me apasionaba la edición. Fue difícil al principio, hasta que empecé a tener buenos trabajos y luego mi propia editorial. Y me fue muy bien. Pero, sinceramente, ahora no lo elegiría, ahora es todo demasiado mercantil y centrado en el negocio. Dicen que los argentinos buscamos nuestra vocación hasta que nos morimos (risas) y ahora ya no sería editor. La fotografía me divierte más.

Y acaba de inaugurar una exposición en Valladolid, ¿por qué le gusta tanto?

Sí, he inaugurado una de escritores, pero he retratado a pintores, músicos y muchas personalidades. Ahora ya no me dan las piernas, pero también fotografié las cosas maravillosas que hay en cada esquina y que me hacen pensar que los fotógrafos están ciegos.

¿Por qué tiene esa opinión?

Porque no ven lo que tienen ante sus ojos. Hay cosas sencillas que te dejan atónito, que deberían ser captadas y ellos no las ven, pero sucede lo mismo en la literatura.

¿Los escritores tampoco ven lo que tienen ante sus ojos?

Hay demasiados libros sobre ocurrencias de sobremesa cuando hay otras novelas que se escriben a lo largo de quince años, y por algo será, y eso el libro lo desprende. O tardas quince años porque eres malo o porque tienes algo muy importante que contar.

Como editor habrá rechazado muchos manuscritos y aconseja a los nuevos editores saber decir "no, pero con gracia"

Sí y, sobre todo, con fundamento. Hay veces que el "no" se ve enseguida, porque las obras están muy mal escritas. Es que hoy en día parece que cualquiera escribe y eso es un escándalo, porque no todo vale y no todos tienen talento.

Pero hoy la gente no tiene tiempo.

Hay que buscarlo, porque la lectura es tan importante como comer. Y para ser un buen lector hay que dedicarle horas, se puede parar un poco a tomarse un "wisquito", pero no cambiar de ocupación y no con otras fuentes de distracción. Un escritor, que prefiero no nombrar, me decía: "Yo escribo con dos televisiones encendidas"; y yo le respondí: "¡Eso lo explica todo!" (risas).

Le iba a preguntar por el libro electrónico, pero me parece que no le hace mucha gracia.

Me parece una cosa asquerosa. No conozco a nadie que haya leído una gran novela en un libro electrónico. ¿Se imagina a alguien con Guerra y paz en la playa y que se le acaben las pilas? Pues se queda sin Guerra y paz. Es ridículo, es abominable. Habrá gente que le guste porque pueda ser cómodo, pero no sé de nadie que haya leído El Quijote en un e-book ni creo que nadie lo vaya a hacer.