­Mostrar «la poética de una arquitectura inadvertida pero presente y formalmente responsable de crear espacios literarios transitados por la ingravidez, la luz o el color, como escenas aisladas del sueño». Este es el objetivo de la exposición 'Arquitectura inadvertida', según Alicia Ventura y Rosa María Castells, comisarias de esta muestra que se expone en el Museo de Arte Contemporáneo de Alicante.

La exposición se ha concebido como un encuentro entre la Colección DKV, que visita por primera vez el MACA, y la de Caja Mediterráneo, que está depositada en este centro. Para ello, se han seleccionado una serie de piezas que responden a ese criterio «en torno a la arquitectura que pasa inadvertida pero que construye unas escenas especiales», asegura Rosa María Castells, conservadora de las colecciones del MACA.

El lunes llegaron al museo alicantino las obras pertenecientes a la Colección DKV que se van a colgar en la sala temporal hasta el 8 de septiembre, junto a las de Caja Mediterráneo, buscando una interacción entre obra y artistas. Se trata de ofrecer «misterios desvelados donde una columna, un árbol, una puerta, un foco, una escalera€ ayudan a descubrir el escenario de una realidad estética muy personal», para «indagar en aquello que habitualmente no miramos, atmósferas voluntariamente borrosas, espacios simbólicos y monumentales pero también vividos que evocan a veces un pasado olvidado, una memoria que trae la huella que permanece viva», según las comisarias.

Por parte de la Colección Caja Mediterráneo se incluyen piezas de artistas -sobre todo fotografías- como José María Ballester, Bleda y Rosa, Hannah Collins, Francisco Xavier Garcerá, Dionisio González, Gonzalo Puch, Jaime de la Jara, Santiago Sierra o Valentín Vallhonrat, que establecen un diálogo y un encuentro con las firmas de la Colección DKV de Carlos Irijalba, Ignacio Llamas, Anna Malagrida, Martín Freire, Rebeca Menéndez, Natalia Pastor, Aleix Plademunt, Pamen Pereira o Cecilia del Val, entre otros.

La Colección DKV está integrada por cerca de 300 piezas entre pinturas, esculturas, instalaciones y fotografías, además de un centenar de dibujos, realizadas por artistas nacionales de las últimas décadas, como un vehículo para apoyar a los jóvenes creadores. Por lo que respecta al fondo Caja Mediterráneo consta de 213 obras, desde la transición democrática hasta la actualidad, incluyendo nombres consagrados dentro del mundo del arte.