Su hija Aroa, de 10 años, que protagonizó una serie anterior de cuentos, ha vuelto a ser el motor de la nueva historia del escritor alicantino Roberto Aliaga Sánchez, Cómo arreglar un libro mojado, reconocida con el premio El Barco de Vapor 2017 convocado por la Fundación SM. El galardón, uno de los más prestigiosos de literatura infantil dotado con 35.000 euros, le fue entregado ayer por la reina Letizia en la Real Casa de Correos de Madrid. El libro, cuyo fallo se conoció ayer, sale a la venta hoy con una tirada de 16.000 ejemplares.

«Estoy muy contento. La verdad es que es un premio que no se gana todos los días. El Barco de Vapor tiene unas dimensiones muy grandes y, aunque queda un poco mal decirlo porque es un premio al que te presentas, no esperaba ganarlo», indicó ayer Roberto Aliaga Sánchez (Argamasilla de Alba, 1976), autor afincado desde hace dos décadas en Alicante y con más de cincuenta libros infantiles publicados.

La buena noticia la conoció el pasado 19 de diciembre a través de una llamada telefónica «que no se me olvidará nunca porque me puse a llorar como un niño», indica este biólogo de carrera que trabajaba en una consultoría ambiental hasta que la crisis en 2009 le dejó sin empleo y cambió su vida para dedicarse de lleno a escribir libros para niños.

En esta ocasión, la idea de Cómo arreglar un libro mojado «surgió el año pasado cuando mi hija de 10 años me pidió que me inventara una historia sobre un niño, un diario y un perro, y eso hice», explica Aliaga, que cuenta que el protagonista es un niño, Víctor, «que tiene una urgencia en un parque y se da cuenta al hacer pis de que accidentalmente ha mojado un libro, que se lleva a casa para ver cómo lo limpia y, aunque se da cuenta de que es un diario, no lo lee». Pero Sara, otra niña que participa en la aventura, sí lo hace y percibe que quien lo escribe tiene un problema.

«Está escrito en primera persona y el humor es una de las patas de la historia, también un poco gamberra y sensible», apunta el autor, de cuya escritura «cuidada, ágil y fresca» el jurado ha valorado que «trata un tema muy serio como el maltrato en clave de humor sin caer en dramatismos».

Aliaga reconoce que inicialmente no tenía previsto abordar este asunto, «hasta la página 20 no pensé en los malos tratos ni sabía que iba a aparecer», añade sobre su relato, que ha sido ilustrado por Clara Soriano y que cuenta en su interior con recortes, páginas de diario, foros o mapas mentales, que, a su juicio, ayudan a tener una idea más global del relato.

Aliaga continuará con sus historias para niños, «siempre infantil, no juvenil», a pesar de que su hija Aroa en unos años será adolescente, «me centraré en mi otro hijo, Iván, que aún tiene dos años», bromea. De momento, el escritor prevé retomar la historia que dejó a medias, en la página 23, antes de saberse ganador de El Barco de Vapor. «Aún no he podido terminarla, no he podido escribir ni una página más. A ver si me relajo porque si no voy a tener que dedicarme a otra cosa», ríe.

Ayer también se entregó el premio SM Gran Angular 2017 de literatura juvenil a Fátima Embark y Merche Murillo, por su obra Siempre será diciembre.