«A mí lo que me gustaría es pasear por la Explanada y acercarme a un viejo, muy viejecito, ofrecerle un cigarro y que me diga: me llamo Miguel Hernández». Lo dijo Felix Grande en Alicante en abril de 2010, en una de las numerosas visitas que realizó a esta ciudad, a la que le unía no solo estar casado con la poeta alicantina Francisca Aguirre, sino también un vínculo literario como fue ganar el Premio Gabriel Miró en 1965, que supuso «no solo una gran alegría, sino también un asunto muy reconfortante», aseguró.

Fue protagonista de numerosos ciclos literarios y también relacionados con el mundo del toro y el flamenco, algo que quedó reflejado en las páginas de este periódico a través de crónicas y entrevistas. Incluso en 2012 entregó un premio Importante de INFORMACIÓN, el mismo año en el que acompañaba a Francisca Aguirre, galardonada con uno de estos reconocimientos. «Soy escritor y un poeta muy premiado, pero lo que soy de verdad es un guitarrista flamenco fracasado. Cambiaría todas las alegrías que me ha dado escribir por ser un buen discípulo de Paco de Lucía», afirmó en una entrevista publicada con motivo de su participación, junto a Luis Eduardo Aute, en el ciclo Poetéame, organizado por el Instituto Gil-Albert.

Vino a Alicante en 1990 para hablar de flamenco y tauromaquia; reflexionó sobre el fin del milenio en 1993, en un seminario de la Fundación CAM, y ofreció un recital poético en la Sede de la UA en 2002. Como gran admirador de Miguel Hernández que era, Grande participó en 2005 en un homenaje al poeta organizado por la universidad. «Mi padre fue cabrero. Él me enseñó a ordeñar las ubres de las cabras y Miguel las ubres de la escritura».

En 2006 recitó los raps de Nach y Nach rapeó sus poemas, demostrando su afán por conocer. En 2011 acudió al homenaje que le rindió el Gil-Albert a su esposa. Y en 2013, él y Francisca Aguirre volvieron a Alicante para presentar las actas del III Congreso Internacional Miguel Hernández en el Gil-Albert. La última vez que estuvo en esta ciudad fue en abril de 2013, para hablar en el ADDA del amor en la literatura, junto al filósofo Manuel Cruz.

«Cuando llega el destino así, un poco bizco, es capaz de destruir incluso al más fuerte», dijo en una entrevista en 2003. Once años más tarde, así ha sido.