Todo lo que huele a retro está de moda. En los últimos años se ha apreciado un aumento en el interés por cualquier tipo de tendencia, moda o contenido audiovisual que tenga cierto aire nostálgico de los años 80 y 90. Y esto se nota especialmente en un sector que nació hace ya más de 40 años y que no ha parado de expandirse. No es casual que la industria del videojuego, a día de hoy y dejando a un lado la revolución de los e-sports, mueva más dinero que la música y el cine juntos.

En este contexto de ensanchamiento y de compañías que gastan enormes presupuestos en la creación y distribución de sus producciones, están apareciendo nuevas tendencias que reclaman una mirada al pasado, a la historia del propio medio para realizar una importante labor divulgativa. Retro-Arcade Elx y Arcade Vintage son dos asociaciones alicantinas sin ánimo de lucro y pioneras en su propuesta: traer al presente los salones recreativos de finales del siglo XX. Pablo Forcén, socio de Arcade Vintage, asegura que «el objetivo es dar a conocer a las nuevas generaciones la cultura arcade que nosotros tuvimos la suerte de vivir hace 30 años». Pero otro de los motivos de la existencia de estos nuevos salones retro es el de mantener y restaurar todas esas máquinas que con el tiempo se van deteriorando y olvidando: «Normalmente se trata de máquinas antiguas con las que se hace una gran labor de restauración. Buscamos mucho en todo tipo de portales de segunda mano, tanto en España como en el extranjero», afirma Forcén.

Las compañías audiovisuales son conscientes de ello y acaban transformando esa nostalgia en productos a nuestra medida. No se trata solo del videojuego. En el cine se estrenan películas como La Bella y la Bestia con gran éxito de taquilla y aparecen series como Stranger Things, que nos retrotraen a aquellos filmes ochenteros de directores como Steven Spielberg. Antonio Serna, fundador de Retro-Arcade Elx, cree que el retorno de lo retro «se debe a que muchos jóvenes ya nos hemos hecho mayores».

«Desde hace un par de años estamos notando un aumento en el interés de la gente. En esto ayudan mucho las nuevas tecnologías, por ejemplo la difusión de muchos youtubers. También se nota en diferentes producciones audiovisuales como la película Píxels. Todo esto hace que las nuevas generaciones se interesen por juegos de los años 80 como Pac-Man o Gálaga», explica Serna .

Una de las consecuencias de esta nostalgia es la disminución de la brecha generacional, pues ha aparecido una nueva generación de padres que ha crecido dentro del huracán de internet y sus derivados y que ya no queda tan descolgada de las nuevas tendencias. A ello se suma la disposición a mostrar a las nuevas generaciones los orígenes de esta forma de entender la cultura. ¿Qué pasa cuando los más jóvenes entran por primera vez en un salón recreativo de los 80? «Ponen cara de asombro. Ellos no conocieron esto y cuando entran aquí se les nota la ilusión. Hoy los pocos recreativos que quedan son máquinas mucho más actuales y con un fin puramente monetario. Son tragaperras», asegura Serna.

Uno de los efectos secundarios de los cambios tecnológicos hoy día es que a pesar de estar más conectados que nunca, paradójicamente, también estamos más aislados. En la era preinternet todo funcionaba de otra manera: no existía esa distancia interpersonal ni se interactuaba de forma casi anónima. Por el contrario, el videojuego invitaba a socializar con los amigos en espacios físicos habilitados para ello. Serna lo explica así: «Antiguamente quedábamos todos los amigos en los salones recreativos como si de un centro social se tratase. A veces ni jugabas, simplemente estabas allí. Hoy en día los niños no levantan la cabeza del móvil».

Desde Arcade Vintage comparten esta perspectiva y destacan la importancia de disponer de espacios físicos para el ocio electrónico: «Hemos perdido mucho. La interacción social es muy importante. Estás aquí con los amigos, compartiendo lo que te gusta y rememorando otros tiempos y es una gozada. Esto se ha perdido con el juego online».

A pesar del creciente interés por el ocio electrónico vintage, no está muy claro que esta tendencia vaya a perdurar en el tiempo. Desde las asociaciones son conscientes de que jugar con la nostalgia es un arma de doble filo. Actualmente hay mucha gente que ha crecido con este tipo de ocio, pero, ¿se podrá mantener cuando las primeras generaciones de jugadores vayan perdiendo el interés o muriendo? «No. Aunque ahora haya un resurgir, cuando nosotros seamos más mayores, se perderá», dice categórico Serna.

No obstante, aunque hoy se puede jugar a cualquier videojuego antiguo mediante emulación en un ordenador, las sensaciones no son las mismas. Esto ayuda a que todo este interés por la restauración, mantenimiento y difusión de la historia del videojuego pueda mantenerse a lo largo del tiempo. Forcén se muestra pragmático y, en cierta medida, escéptico ante esta situación: «Hoy puedes jugar a cualquier cosa en la comodidad de tu casa. Es verdad que no es lo mismo, por el ambiente, por la máquina en sí... no es la experiencia original. Al final hay que asumir que se trata de una cultura que ya se ha perdido, y aunque nosotros intentemos rescatarla en la medida de lo posible, es luchar contra gigantes».