Adiós a Antonio Vivo entre aplausos

La Concatedral de San Nicolás de Alicante se llenó, como le gustaba verla a él, para decir adiós a Antonio Vivo. Párroco, activista ciudadano y amigo. Por eso en la iglesia no quedaron sitios vacíos.

Representantes de todos los partidos del Ayuntamiento de Alicante, de la Diputación y de otras instituciones y entidades económicas y sociales se han dado cita esta mañana para dar el último adiós al que fue durante 20 años párroco y después rector de la Basílica de Santa María de Alicante, fallecido en la noche del lunes de forma inesperada en la Casa Sacerdotal, que es donde residía, a los 89 años.

También ha asistido el obispo de la Diócesis Orihuela-Alicante, Jesús Murgui, que ha sido el encagado de presidir lal misa, y el Cabildo al completo. Pero lo importante han sido los feligreses y los amigos, creyentes o no -él no hacía distinciones-, que han ocupado la concatedral, un espacio al que Vivo volvió en los últimos años para oficiar la misa de 11.

Jesús Murgui ha recordado que Antonio Vivo ha realizado "una larga travesía", con cerca de 65 años de ministerio, y lo ha definido como "un hombre de estudios", que introdujo "las nuevas tendencias" y que consiguió recuperar el patrimonio histórico-artístico de Santa María para la ciudad.

El féretro con los restos mortales de Antonio Vivo fue despedido entre aplausos, durante el recorrido hasta el exterior de la concatedral y después cuando partió hacia el cementerio de Alicante, donde ha recibido sepultura junto a sus padres.