Con los nueve cortos en los que ha puesto su sello ha conseguido más de 80 premios. Y con su primer largometraje, son ya dos los que ha cargado en la mochila: en el Festival de Morelia (México) y en el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, donde se alzó recientemente con el galardón Radio Exterior de España, en el que supuso su estreno europeo.

El cineasta alicantino Xavi Sala tardó cuatro años en dar vida a El ombligo de Guie'dani, desde que concibió el guion hasta que se encargó de su dirección, y también de su producción, y se proyectó en una gran pantalla. Un lenguaje con el que el realizador afincado en México pretende reivindicar la identidad y luchar contra la intolerancia.

Ya lo hizo en su corto Hiyab, con el que fue nominado al Goya, en el que incidía en la cultura musulmana con el conflicto del uso del velo, y lo vuelve a hacer en su primer largo, en el que reivindica la realidad social del pueblo zapoteco, a través de la historia de una niña indígena y su madre que dejan su pueblo natal para trabajar en casa de una familia de clase media acomodada en Ciudad de México.

«Ambos trabajos están muy conectados temáticamente, porque giran alrededor de la identidad y la intolerancia», afirma Xavi Sala, que impartió clases en el Centro de Estudios de Ciudad de la Luz. «Son temas que me interesan y confrontan como ser humano, entre otras cosas porque me identifico mucho con ellos, ya que desde niño he vivido o conocido situaciones muy similares a las que cuentan mis películas, por la agresión contra la identidad catalano-valenciana, que todavía perdura».

El cineasta, nacionalizado ya mexicano, incide en sus producciones en los temas sociales, «no necesariamente en minorías», y que tienen una dimensión universal, como la identidad de los pueblos, el reparto de la riqueza o la reivindicación de las lenguas, hasta el punto de que parte de la película se ha rodado en zapoteco. «Los temas que trata la película son universales y pueden ser comprendidos por espectadores de todo el mundo». Y apunta que «en el caso de España es evidente, varias nacionalidades seguimos luchando por nuestra identidad; no resulta fácil tener medios de comunicación ni escuelas en catalán y, mucho menos, películas, y a esto se une el auge de partidos políticos de carácter xenófobo y racista».

Para el también periodista, El ombligo de Guie'dani, que también fue seleccionada en el Festival de Cine de Chicago, ha sido un proyecto «muy duro y gratificante a la vez, con más de cuatro años de trabajo desde que inicié el guion». Pero también, «me ha dado la oportunidad de crecer y madurar como cineasta y persona», porque es una película producida de forma independiente, «en modo cooperativa y con el apoyo desinteresado de mucha gente».

Aunque estudió periodismo por su afición a la prensa, radio y televisión, asegura que pronto le decepcionó el mundo real. «No me gustó cómo funcionan los medios, aquello no iba conmigo». Llegó de forma natural al cine, ya que desde pequeño escribía y realizaba audiovisuales, casi igual que su llegada a México. «Me atraía la idea de irme a vivir un tiempo allí y llegué buscando renovarme energética y creativamente; el país me recibió con los brazos abiertos y me siento muy feliz».

Aunque considera que «el cine comercial» que se hace en México y en España «se parece mucho, con películas estereotipadas y de fórmula que no acostumbran a participar en grandes festivales y que tampoco salen de su propio país», sin embargo, opina que «donde hay más diferencias es en el cine autoral; creo que México tiene más calidad y reconocimiento en los grandes festivales de cine del mundo. Yo me identifico mucho con el cine de autor que se hace en México».

Recuerda con cierta amargura su paso por Ciudad de la Luz, cuando el coordinador de dirección cinematográfica era el conocido director de cine Pablo Berger. «Fue una experiencia agridulce, es una lástima que la Ciudad de la Luz estuviera tan mal planteada y dirigida desde el principio; sus intereses poco tenían que ver con el cine».

Volver a vivir en Alicante para Xavi Sala es, por el momento, poco probable. «No me planteo volver, aunque sí me gustaría poder rodar en mi tierra alguna película en catalán».