Tenía ganas de usar la palabra. De comunicarse con el público a través del movimiento, del cuerpo, que es lo suyo, pero también con la voz. La bailarina Sol Picó sigue su camino de experimentación y búsqueda, y para esta aventura ha encontrado a la escritora Cristina Morales, Premio Nacional de Narrativa 2019 por Lectura fácil y una de las voces más comprometidas de la literatura actual. «Es un delirio todo el espectáculo, es un cabaret de los años 20 a lo salvaje, con el juego, las coristas, la seducción, la magia, el striptease... está todo», asegura la coreógrafa alcoyana.

La escritora Cristina Morales, que también pertenece a la compañía de danza Iniciativa Sexual Femenina, ha puesto negro sobre blanco el texto que la alcoyana pone a bailar y a hablar sobre el escenario en Malditas plumas, un solo que comenzó a ensayar en enero y que afronta el tema de los sueños incumplidos a través del mundo de los cabarets y la revista. «Con la excusa del mundo del cabaret de los años 20, voy a poner en escena el tema de aquellas almas que se han quedado en el olvido y en segunda fila, gente que no ha llegado a cumplir su sueño, como las coristas que no alcanzaron llegar donde querían», asegura la bailarina y coreógrafa.

Picó pretende así «darle una vuelta a la vejez, a la decadencia, a la muerte, a todo aquello que vas viendo cada vez con más nitidez», apunta la artista que se subirá al escenario acompañada del músico Pere Jou. «Quería música en directo y además es también performer, con lo cual es interesante porque también se mueve y se convierte en otro personaje en realidad».

El encuentro con Cristina Morales fue en cierto modo casual. Se conocieron por la danza antes de que la escritora recibiera el premio. «La conocía por su compañía y sabía que había escrito un libro, lo leí y me pareció muy interesante; también es bailarina, así que conectamos muy bien, nos entendimos, aunque somos de dos generaciones distintas y así empezamos el proceso».

Sol Picó se enfrenta en este montaje a la danza pero también a la palabra. «Tenía ganas de utilizar la palabra en mis espectáculos; obviamente quería contar una historia con el cuerpo pero quería también de un texto».

Y eso es lo que hizo Morales, contando dos historias, un trabajo realizado «con mucho diálogo» y en el que «nos hemos entendido muy bien». La primera historia gira en torno a una pelea que ocurrió en el Paralelo, con dos niñas que querían presentarse al papel de Escarlata O'Hara en Barcelona, «para poner de manifiesto la crueldad de las audiciones y concursos». La segunda «es una reflexión más personal y más íntima»

Sol Picó se sube así al escenario a bailar y a recitar un texto e interpretarlo. «Me interesa mucho el mundo de la interpretación y voy a hacer de actriz sin serlo; he hecho todo un aprendizaje importante, me he ido a un sitio que para mí es como una evolución».

Para esta preparación, está recibiendo la supervisión de la directora de teatro valenciana Carme Portaceli. «Me está ayudando con la dirección del texto, de cómo elaborarlo y cómo decirlo, que es muy importante».

Malditas plumas se estrenará en principio el próximo 26 de marzo en el Teatre Nacional de Catalunya, donde permanecerá en cartel hasta el día 29, si las medidas por el coronavirus no lo impiden, aunque, de momento, la asistencia de público ya se ha limitado a un máximo de 300 personas.

Después, la bailarina espera que tenga recorrido y pueda presentarse en diferentes escenarios. «Es muy íntimo y muy personal, en un momento de mi carrera en el que me parece interesante hacer este tipo de trabajos. Siempre me entrego mucho en todo lo que hago, pero en este espectáculo me entrego más».