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ENTREVISTA Mariano Sánchez Soler Escritor y periodista

Mariano Sánchez Soler: "La palabra es digna según quien la pronuncia"

El escritor alicantino participa el jueves en el ciclo literario «La dignidad de la palabra», de la asociación Frutos del Tiempo, en el Gran Teatro de Elche (19 horas)

Mariano Sánchez Soler participa el jueves en un ciclo literario en el Gran Teatro de Elche

Sánchez Soler es un escritor de raza. Nos habla de literatura, de verdad y reflexiona del tiempo que le ha tocado vivir. Con una extensa trayectoria a sus espaldas como periodista, poeta, narrador, ensayista, Mariano es un escritor de su época, un analista avezado con un discurso claro y conciso. «La palabra es digna según quien la pronuncia. “Libertad”, por ejemplo, no es la misma palabra en boca de un dictador que pronunciada por un esclavo», afirma el autor alicantino en esta charla de su obra y de la vida.

Mariano, perteneces a una estirpe de periodistas que ya casi no existe ¿Cómo te introdujiste en el periodismo de investigación? ¿Qué temas cubrías al inicio?

Comencé, recién acabada la carrera en 1979, escribiendo reportajes de sucesos y temas de actualidad para revistas como Interviú o Actual. Después, en la delegación madrileña de El Periódico de Catalunya fui el encargado de tribunales y asuntos judiciales en la Audiencia Nacional y en el Tribunal Supremo. De ahí salté a Tiempo. Primero formé parte de la sección de Reportajes especiales e Investigación. Luego fui el jefe del equipo de Investigación de la revista, donde me mantuve hasta el 2000. Tuve la suerte de cubrir asuntos que tuvieron mucho calado. Bueno, suerte no era. Yo decidía los temas, me adelantaba a ellos. Se trataba de casos como el Urquijo, la colza, el Nani, la corrupción policial, Rumasa, los terrorismos, la secta Edelweiss, la fortuna de los Franco, la extrema derecha… Era un momento en que los periódicos y semanarios de tirada nacional buscaban exclusivas periodísticas, levantar historias, para vender más ejemplares y ampliar así sus beneficios en publicidad.

Tu trabajo en el periodismo de investigación ¿te dio temas de los que hablar en tus novelas o no ha tenido nada que ver?

Todas mis novelas se basan en casos reales. La documentación acumulada y el conocimiento directo de tramas y personajes resultaba demasiado bueno como para quedarse en varios reportajes. La literatura me permitía reflexionar sobre los hechos y profundizar en ellos. Ahí está, por ejemplo, mi primera novela, Carne fresca, sobre una red de prostitución infantil; Nuestra propia sangre, basada en el caso de la Dulce Neus, Lejos de Orán sobre el terrorismo de la OAS desde España, o El asesinato de los marqueses de Urbina, mi visión del caso Urquijo y un móvil económico que jamás se investigó. Son novelas basadas en temas que conozco de primera mano.

Todas mis novelas se basan en casos reales

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Has navegado entre la poesía, el ensayo la novela ¿En qué género te sientes más cómodo?

Yo empecé con buen pie en la poesía, después cultivé el ensayo de investigación histórica, la no ficción, la narrativa breve y la novela. En todos los géneros me he encontrado bien. Son casi cincuenta años escribiendo y publicando. Soy esencialmente un escritor periodista. Me siento cómodo relatando la realidad.

Una vez dijiste que la poesía se escribe para decir verdad. Esa verdad ¿es una verdad subjetiva u objetiva? Teniendo en cuenta que en poesía siempre se tiende a lo subjetivo, ¿qué es la verdad en estos tiempos de posverdad? De paso, define qué es para ti la posverdad, teniendo en cuenta que en su definición más poética, ¿hablamos de una mentira emotiva?

La mirada siempre es subjetiva, intencional. Los hechos son objetivos, ocurren y deben ser contados de la manera más veraz y documentada. Se escribe siempre desde el yo, pero la intención de escribirlos es lo importante. Yo escribo siempre para iluminar zonas de sombra. Incluso en mis poesías el mundo, mi tiempo y la calle están siempre presentes; de modo que me considero un poeta social. En esencia, no soy más que un escritor que quiera “explicar” la verdad utilizando el instrumental literario de que dispone.

Desde tu primera obra ensayística titulada Yolanda, nosotros no olvidamos, vienes denunciando actos violentos de un sector de la sociedad ¿Crees que ha habido un resurgimiento de la ultraderecha o por el contrario nunca se ha ido?

Si hablamos de la expresión política, la representación parlamentaria y los votos por un sector de la sociedad, está claro que la extrema derecha ha conseguido la visibilización que desde la transición estuvieron intentando. Otra cuestión, que debe ser estudiada en profundidad, es el posible resurgimiento de la violencia que siempre acompaña al extremismo, como rémora de sectores afines o como banderín de enganche entre los jóvenes. Violencia y política. Tengo tres libros publicados que hablan de todo esto: Los hijos del 20-N, Descenso a los fascismo y La transición sangrienta. Son casi una trilogía.

¿Qué te llevo al tema de los Franco? ¿Te queda algo por contar?

A los Franco me llevó un reportaje de investigación que publiqué en el semanario Tiempo cuando murió Carmen Polo en los ochenta. Después vinieron cinco reportajes y la primera versión de mi libro, publicada en 1990: Villaverde, fortuna y caída de la casa Franco. Al que siguieron: Los Franco, S.A., Los banqueros de Franco y Los ricos de Franco, mi última obra al respecto. Cuarenta años de dictadura y oscurantismo son mucho tiempo. Quedan muchas cosas por contar y desvelar.

Estás pendiente de juicio con la familia Franco por tus ensayos a pesar de que siempre documentas minuciosamente tus obras. ¿Crees que pueden ser ganas de notoriedad de los herederos o de levantar alguna simpatía?

Yo estoy inmerso en una demanda y una querella interpuestas por los Franco contra un programa de televisión, donde hice unas declaración en las que decía lo mismo que había publicado dieciséis años atrás, en Los Franco, S.A., y jamás se querellaron contra mí. En mis libros solo escribo hechos contrastados y documentados. Creo que la exhumación del Valle de los Caídos y la pérdida del Pazo de Meirás son la causa de que hayan recurrido a los tribunales. También silenciar a los medios de comunicación que no le son afines. Es el contexto..

Si echas la vista atrás ¿Te ha quedado algún tema en el tintero?

No se me ocurre ninguno.

¿En estos tiempos tan convulsos qué dignifica la palabra?

La palabra sirve para relatar la verdad de los hechos mientras se conjuga la verdad personal, íntima. La palabra es digna según quien la pronuncia. “Libertad”, por ejemplo, no es la misma palabra en boca de un dictador que pronunciada por un esclavo. Y si no, recuerde el eslogan de la dictadura franquista: “España: una, grande y libre”; o el de los nazis: “El trabajo os hace libres” como eslogan de un campo de exterminio. La palabra debería elevar nuestras conciencias.  

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