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Rosana Antolí encuaderna una década

Ahora trabaja en tres nuevas exposiciones para Granollers, Inglaterra y Madrid

Rosana Antolí encuaderna una década

Una década de producción y experiencia artística cabe en A dot, a bird, a stone. Exposiciones, críticas, entrevistas, reflexiones. Todo lo ha volcado Rosana Antolí entre las tapas de un libro con más de 200 páginas que recorren la vida artística de la creadora alcoyana. El volumen recoge diez años, entre 2010 y 2020, una época creativa que se cierra para dar paso a un nuevo camino. «Creo que un libro es fundamental cuando el trabajo ha crecido, tener algo material que lo condense y que materialice la investigación, para verlo todo en el mismo elemento», asegura Antolí que reside en Londres y que ha podido volver a casa después de diez meses sin pisar Alcoy.

«La exposición se hace y luego desaparece, pero el libro lo tienes siempre; además yo que tengo una parte de mi trabajo que es muy performativo, el materializarlo y registrarlo era un equilibrio que necesitaba».

El libro de artista comienza con sus dibujos más figurativos y acaba con la exposición realizada en Centro Centro en Madrid, que fue un punto de inflexión en su trayectoria. «Tiene dos partes, una performativa y de movimiento, y otra expositiva, de pintura y escultura».

La primera parte va de 2020 a 2010 y la segunda, de 2010 a 2020. «Es un libro circular», afirma sobre este volumen, producido por la colección Olivier Von Schullter, «un coleccionista suizo que me ha apoyado siempre y que tiene obra mía». Precisamente él fue quien en la pasada edición de ARCO le propuso esta idea para recoger sus diez años de trabajo.

«Ha quedado un libro supercompleto», destaca. «Con un diseño muy cuidado y lo hemos hecho todo en pandemia». No ha sido fácil. «Hemos trabajado con gente de Suecia, EE UU, Sudamérica, España, Suiza e Inglaterra, todos de diferentes países y todo online».

El libro está publicado en inglés y en español, y contiene textos que se han encargado a dos críticas, la inglesa Antonio Blocker y la española Àngels Miralda. «Pero el grueso lo hace Martín Manen que es el comisario con el que siempre he trabajado; ha sido una persona clave para mí». Además recoge todo el trabajo y textos de comisarios y críticos que han estado a su lado en estos años.

Rosana Antolí encuaderna una década

Exponer en Madrid en Centro Centro el año pasado -Una edad de oro: pulso, pálpito y deriva, comisariada por Bronwyn Bailey-Charteris- en la que ha sido la mayor muestra monográfica sobre su obra, fue el punto de inflexión. «Era necesario marcar a dónde había llegado. Ahora habrá otro punto de inflexión y creo que esta investigación viene con otras fuerzas, con otro medios y era importante condensar este primer camino». Además, «me gusta el elemento físico del libro, me parecía importante tener no solo el catálogo de la exposición, sino recoger mi trayectoria en papel».

Publicar A dot, a bird, a stone ha supuesto para Rosana Antolí un ejercicio retrospectivo y de análisis del trabajo realizado, como una revisión de su trayectoria a la que ha tenido que enfrentarse. «Es interesante cómo ves que has dado pasos que son valientes, como cuando tenía la estructura ya hecha con pintura y con dibujo y figuración, y de repente rompo con todo eso, dejo de hacerlo y me voy de cabeza a la performance... ese salto es muy interesante en el libro y ver cómo tenía que hacerlo de forma radical para luego volver a la pintura de forma performativa y más coherente con mi cabeza y mi cuerpo».

Además, apunta, «hay pasos que parecen que son saltos, pero luego te das cuenta de que tenía que ser así. Y ves que las investigaciones que estoy haciendo con lo acuoso ya existían, ya había esa búsqueda de una forma mas intuitiva y ahora está más contextualizado. Con el libro, esa coherencia tiene sentido».

Ahora ya está en una nueva etapa, aunque sigue con la línea conceptual de investigación de lo acuoso, «de ese tipo de pensamiento en continuo movimiento y transformación, como que el objeto no sea un objeto acabado sino que pueda transformarse».

El trabajo tiene como destino tres exposiciones. En octubre, estará en el festival Panoramic de Cine y Fotografía en Granollers, «donde voy a hacer una intervención en una antigua central térmica». En enero, realizará en Inglaterra su segunda individual en un museo, en el de Sant Albans. Y en febrero, una individual en Madrid con The Ryder.

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