España se ha reencontrado con Eurovisión a través del Benidorm Fest, el concurso musical que ha encumbrado la carrera de la incipiente artista Chanel, cuyo tema rompepistas de baile SloMo se escuchará en mayo en Turín (Italia). La imponente joven de origen cubano se proclamó ganadora de la primera edición del festival al obtener el respaldo del jurado profesional, frente a la propuesta que recibió el apoyo mayoritario de los telespectadores y del jurado demoscópico, Tanxugueiras (90 puntos), el grupo gallego que, no obstante, quedó en tercera posición del ranking, puesto que la plata fue para Rigoberta Bandini, con 91 puntos.

11

El Benidorm Fest corona a Chanel como representante de España en Eurovisión EFE

No se puede negar que Chanel, que obtuvo 96 puntos, combinó a la perfección su explosiva coreografía con una voz que llama al espectáculo. Enfundada en un traje al más puro estilo vedette, volvió a demostrar que parece que nació y creció en el escenario. Su fuerza pone los pelos de punta. Tiene defensores y detractores de su estilo, así es, pero lo que está claro es que es precisa y anima a esa fiesta que tanto echamos de menos. En definitiva, defendió lo que muchos consideran un temazo, el «europerreo» con el que España competirá con una artista con garantías. No sabemos si ganaremos o no, pero no son pocos los que apuntan a que, esta vez sí, deberíamos tener un buen puesto asegurado.

Rigoberta Bandini, con su tema Ay mamá, exhibió ayer más fuerza que en la semifinal. La barcelonesa lo dio todo, convencida de que en los tiempos que corren, cuando suma potencia el movimiento internacional que promueve el empoderamiento de la mujer, se hace necesario gritar ante el mundo eso de: «No sé por qué dan tanto miedo nuestras tetas, sin ellas no habría humanidad ni habría belleza». Porque si algo ha conseguido ya la artista es poner el foco en el seno femenino, en los pechos que se reivindican libres y soberanos, que quieren mostrarse al mundo con toda naturalidad, esos que gritan contra la venenosa cosificación. Y no solo aquí, sino de punta a punta del planeta. Porque eso, en definitiva, es lo que representa el globo terráqueo que no simboliza una teta, es una teta. Y punto. Porque hablar de mamelles y normalizar lo que son es lo que defiende la barcelonesa, que volvió a exhibir triunfal el ya icónico seno planetario, la victoriosa y laureada euroteta de la que todo el mundo habla, la que clama por la libertad y la igualdad de todas las «mamamama... mamá».

El trío de pandereteiras con su tema Terra bordaron la actuación con una puesta en escena espectacular, mucho más fresca y potente que en la semifinal. Tanxugueiras demostró una vez más que su propuesta tiene mucho valor a nivel cultural y que lo que han conseguido no es poco: cantar en gallego y convertirse en orgullo patrio.

Los oriolanos Varry Brava obtuvieron la sexta posición con Raffaella, la propuesta inspirada en la música disco italiana, esa que llevó a la Carrá a ser la reina de la verbena. Su tema no sonará en el festival de Eurovisión, pero, por descontado, tendrá recorrido en locales festivos. Porque el trío de la Vega Baja son fiesta. Y qué fantástica, fantástica esa fiesta que representa las noches eternas de Benidorm.

Blanca Paloma, la joven de El Altet que obtuvo el puesto quinto con su con su Secreto de agua, proyectó sensibilidad y elegancia combinando sonidos aflamencados con una actuación que contribuye a abrirle hueco en el panorama nacional.

Rayden, con Calle de la Llorería, y Xeinn, con Eco, fueron otros de los candidatos que pisaron el escenario, algo que no pudo hacer, en cambio, Gonzalo Hermida. Quién lo diría , el titulo de su canción, era de alguna forma premonitorio. Quién le hubiera dicho a él que llegaría a la final sin poder actuar por estar confinado por covid. Se proyectó su videoclip, como en la semifinal.

La gala, presentada por Alaska, Máximo Huerta e Inés Hernand, contó con invitados de excepción como Pastora Soler, que exhibió su chorro de voz interpretando el Quédate conmigo con el que obtuvo el décimo puesto en 2012.

También Nia Correia y Nyno Vargas se pusieron frente al micro antes de que el murciano y último representante de España en Eurovisión, Blas Cantó, cediera el testigo con la entrega del trofeo de bronce a Chanel.