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Víctor Cerdán lleva a Aspe la cruda realidad de "Perderlo todo"

El cineasta proyecta el sábado, con la presencia del realizador Enrique Urbizu, su primer largometraje, rodado en varias localidades de la provincia con actores no profesionales

Una imagen de la película "Perderlo todo". Cristina Martínez

Sabe que su película es políticamente incorrecta, que está fuera del sistema y de la industria, y que es complicado que entre en los circuitos de distribución. Pero Víctor Cerdán confía plenamente en el camino que está siguiendo su primer largometraje, Perderlo todo, una cinta con actores no profesionales que rodó en Villena, Elda, La Encina y Aspe, de donde es toda su familia. Por eso, la película se proyecta el sábado en el Teatro Wagner dentro de los actos por su centenario (21 horas), y para presentarlo allí estará el cineasta Enrique Urbizu, con el que tiene muchas cosas en común, además de su padre, el periodista Manuel Cerdán.

"No es una comedia romántica, desde luego, es una película que remueve las tripas y con un nivel de realismo tan grande que dudas por momentos qué estás viendo, si es una ficción o si es un documental; ese juego está bien conseguido y creo que es uno de los grandes éxitos de la película", asegura Cerdán. Debe ser así porque, de momento, Perderlo todo ha ganado el Premio del Público en el IX premio Rizoma de Cine y una Mención Especial en el Festival Internacional Cinema Independent d’Eivissa. También conquistó a Urbizu (No habrá paz para los malvados o La caja 507) porque "ambos bebemos del thriller americano y el cine negro español".

Un fotograma de la película.

Parte de ese éxito del que habla el realizador, está en los actores que buscó en barrios marginales y que hicieron que todo fuera de manera "muy espontánea". Lorenzo García López, Ramón Cortés, Azahara García,Alba Pérez... son algunos de los nombres que dan vida a personajes que son víctimas de sus propios instintos y ambiciones en este thriller rural que tiene como eje central la vida de Loren y su hija Azahara, que viven en un mundo de cocaína y armas. "Me gusta decir que la película hace un universo paralelo de sus vidas, son gente muy agradable que no tiene nada que ver con cómo quedan retratados en la película, pero sí hay un juego de máscaras y de alguna manera conectan con ellos mismos, además de que tienen un gran talento interpretativo", destaca. "¿Podríamos decir que se interpretan a sí mismos? Pues no, pero sí hay algo de sus personajes que es como ellos".

Esta película llega después de cuatro cortos: Ministro (2013), Radio Atacama (2014), El mal (2017) y Caracoles Serranos (2019). Este último trabajo es el origen del largometraje. "Estuvimos seleccionados con él en muchos festivales, y casi en los Goya, eso hizo que se generara una energía en el equipo, y tras ganar el premio en el Festival de Cine Pequeño de Aspe nos animamos a hacer el largo".

Víctor Cerdán cuenta que hasta el casting fue atípico porque conoció al que luego fue protagonista, Lorenzo García, por casualidad. "Estábamos en Elda y se levantó a saludar a un amigo mío de Aspe; me pareció un tipo raro por cómo nos miraba hasta que se levantó y empezó a hablar con mi amigo, porque se habían conocido la semana anterior. Vi cómo gesticulaba, cómo hablaba, y me quedé embobado". Lo complicado fue luego localizarle, algo que pudo hacer a través de terceros. Y cuando le propuso protagonizar un corto, creía que era una broma. "Pero hubo una conexión y todo fue muy espontáneo".

El rodaje no fue fácil. "Tienen mucho talento interpretativo, pero no están acostumbrados a rodar doce horas, así que había que cuadrar rodajes cortos, de una o dos horas al día". Eso, asegura, "nos daba esa espontaneidad del momento, por lo que la mayoría de los planos están hecho a una toma única, cuando lo normal son 5 o 10 tomas, salía todo a la primera".

Víctor Cerdán, durante el rodaje.

De Filmin a Aspe

Tras conseguir los premios en los festivales, Filmin se interesó por la película y la colgó en la plataforma, después en algunas salas de Madrid, "y ese fin de semana estuvo entre las 20 primeras más vistas del cine español", y ahora llega a Aspe. "Estoy muy contento porque todo el equipo, tanto el técnico como el artístico, es de la zona y muchos todavía no la han visto en pantalla grande". 

Dice que Perderlo todo tiene mucho de Alicante y de sus pueblos, aunque no está localizado en ningún sitio concreto. Pero ahí está. Tanto que en la película "salen haciendo un arroz con conejo y caracoles". 

Conoce el fenómeno de otra película alicantina con un planteamiento muy similar, Criando ratas, de Carlos Salado, aunque Cerdán no cree que su cine sea neoquinqui. "Si hablamos de quinqui porque salen personajes no profesionales que se interpretan casi a sí mismos, pues podría ser, pero es muy diferente".

Siempre le gustó más la ficción que la no ficción, pero su trayectoria periodística en Callejeros y en la serie de documentales Héroes invisibles para RTVE le han marcado. "En esos trabajos he tenido la oportunidad de contar historias y eso ha tenido una influencia muy grande en mi primera película que creo que le ha venido bien porque la hace más original".

Ahora anda ya envuelto en nuevos proyectos. El principal es hacer otra película, de la que ya hay un borrador de guion, "con los mismos personajes, pero con mayor presupuesto". Víctor Cerdán sabe que rodar con bajo presupuesto te da más libertad a medias. "Un presupuesto bajo hace que haya cosas que quieres contar de una manera y no puedes, te limita la creatividad, aunque también la agudiza".

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