Entrevista

El escritor Màxim Huerta: "En política hemos pasado del ‘Bailar pegados’ a aceptar una sardana"

"El rencor siempre ocupa un gran espacio, hay que soltarlo para elevarse"

"Ni el sexo ni los libros en papel serán sustituidos jamás por las máquinas"

Màxim Huerta: “La perspectiva siempre cambia mucho las cosas”.

Màxim Huerta: “La perspectiva siempre cambia mucho las cosas”. / M. MIELNIEZUK

Raquel Galán

El escritor y periodista Màxim Huerta presenta su último libro, Adiós, pequeño, en el Club Pollença este sábado a las 20 horas. El exministro de Cultura y Premio Fernando Lara 2022 se enfrenta a la más dura de las narraciones, la de su propia vida, "con una mirada más limpia".

¿Qué supuso volver y escribir del lugar del que quiso huir?

Adiós, pequeño ha sido como un bote de conserva con todos los recuerdos que la vida se va llevando, que va borrando, y volver al lugar donde ha empezado todo, has paseado, disfrutado, te has caído, enamorado... Estaban las fiestas. Ha supuesto cambiar la mirada, mejorada, más limpia. La perspectiva siempre cambia mucho las cosas, para muy bien en mi caso.

¿Bucear en los recuerdos es una buena terapia?

A veces es una buena terapia y a veces es terrorífico, depende de los recuerdos, si son buenos o malos. Lo mejor de la memoria es que es muy novelera, se inventa todo. Las anécdotas continúan siendo las mismas, pero vamos sumando años, y buceando en el tiempo las vamos modificando. Somos escritores de nuestras propias vidas.

¿Se puede perdonar del todo a un maltratador psicológico como su padre?

El rencor siempre ocupa un gran espacio. ¿Qué hago con dos sacos de rencor a mi lado, dónde los facturo? Es complicado a la hora de volar, hay que soltarlo para elevarse. No puedo olvidar, pero no ajusto cuentas, sino que hablo de un tipo de persona muy común en la década de los 70, 80 y desgraciadamente hoy en día.

La parte del libro dedicada a su madre está llena de amor y de dolor. ¿Ambos sentimientos son indisociables?

No creo en que el amor esté unido al dolor. El amor tiene que ser cómodo, ligero, flotar, fluir. Cuando alguien asocia dolor a amor, es un bolero y yo no estoy a favor de ellos como relación.

¿Hay algo bueno al envejecer?

Que todo te empieza a dar un poco igual porque no tienes nada que perder y eso es sanísimo. Mi madre en la vejez ha mandado a la mierda a muchas personas que debería haber enviado allí a los 30 años y ha sido liberador para ella. El resto de esta etapa vital es muy complicado. Yo la veo y la sufro. Envejecer es de valientes porque sabes que ya queda poca partida. La hoja roja, que decía Delibes. Queda poquito papel de fumar.

¿Doña Leo ha sido su tabla de salvación estos años?

Doña Leo y todos para quien tiene perro. Son compañeros, médicos, psicólogos, educadores físicos, ya que a mí me saca ella, me obliga, no yo a ella. Y en mi caso es mi editora, la primera que lee las novelas, la que me escucha antes, con quien hablo como si estuviera felizmente loco. Es una perra rescatada, pero al final me ha rescatado a mí. Es mil leches, como tendríamos que ser todos. Son más sociables, supongo que producto de la fusión cultural y genética, más listos y viven más.

Màxim Huerta frente al Club Pollença, donde este sábado presenta 'Adiós, pequeño'.

Màxim Huerta frente al Club Pollença, donde este sábado presenta 'Adiós, pequeño'.

Librería Doña Leo

¿Qué tal va la aventura de la librería que lleva su nombre?

Creo que es el mayor acierto de mi vida. Cometemos muchos errores y algunos me quedarán por cometer, afortunadamente, pero abrirla ha sido un acierto.

Y en un pueblo.

Al principio me parecía que era un riesgo. Iba mirando por la calle y pensaba: si no hay librería a lo mejor es que no la necesitan, pero como soy terco, tiré hacia adelante. Elegí un lugar céntrico, un antiguo horno que durante la República escondió al santo. Era un obrador de pan y ahora, de historias. Buñol ha respondido muy bien. Irene Vallejo fue quien la inauguró y han estado Dolores Redondo, Luz Gabás... y a partir de septiembre habrá más autores y autoras. Se ha convertido en un dinamizador social y cultural en un pueblo de 9.000 habitantes. Eso es lo que a mí me resulta más satisfactorio.

¿Por qué cree que la venta de libros en papel vuelve a subir?

Descendió con la llegada del Kindle, que se disparó, con EEUU como termómetro mundial, pero después volvió a subir. Igual que el sexo no puede ser sustituido por un aparato por la frialdad que tiene, con el placer de la lectura en papel ocurre lo mismo. Hay cosas que jamás serán sustituidas por las máquinas.

¿Qué debemos hacer frente a la censura en la cultura?

Un amigo mío, un escritor muy conocido que vende millones de ejemplares, acaba de decir que no a publicar en Rusia porque le han enviado el libro con el texto tachado de lo que censurarán, debido a que en él aparece una relación homosexual y la nueva literatura en Rusia no acepta eso. Ante la duda de poder vender más ejemplares, pero censurados, o no venderlos, yo también habría hecho lo mismo.

¿Pedro Sánchez conseguirá su triple salto mortal?

Escribió Manual de resistencia, que no sé si entra en la sección de libros de autoayuda, aunque a él parece que le funciona.

¿Cuál es el principal escollo de la situación política actual?

Que estamos acostumbrados a que bailen solo dos personas. La música siempre ha sonado para dos e intentar que participen más es complicado. Hemos pasado del Bailar pegados a aceptar una sardana. Así es el país y así lo ha reflejado la democracia. Que nos guste a unos más que a otros es otra cuestión. La fotografía actual es que hay más gente bailando en el salón del Congreso.

Si le volviese a llamar Sánchez para Cultura, ¿aceptaría?

Una diputada que venía a la isla en el mismo avión que yo me ha dicho: "Cuántas cosas habrías hecho en el ministerio, lo sé. Me recuerdas a Carmen Alborch". Me quedo con este piropo.

Dos meses antes de su breve paso por la política presentó Firmamento en Formentor, que le inspiró. ¿Le podría inspirar tras el derribo del hotel?

La historia sería mucho más dramática porque los lugares que pierden su identidad, su cultura, sus raíces, sus características, su historia... son lugares comunes muy similares unos a otros. Voy a decir una barbaridad, pero creo que en París no habría ocurrido lo que ha pasado en la península y el hotel Formentor debido a que respetan aquellos lugares en los que ha habido historia.

¿Podría escribir allí ahora?

Creo que no me saldría porque el futuro hotel Formentor será un hotel al uso, sin historia.

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