La caja de resonancia

Robert Plant, el hombre que no quiere ser Mick Jagger

Mientras el cantante de los Stones sigue ejerciendo de superestrella del rock, el que fuera ‘frontman’ de Led Zeppelin se distancia de su pasado y se deleita interpretando folk. Jagger viaja con grandes dispositivos de seguridad, y a Plant (que actúa este martes en el Auditori del Fòrum), se le vio departiendo amigablemente con sus fans este fin de semana en Allariz, Orense

Robert Plant, en el bar Bule Bule, de Allariz (Orense), el pasado viernes, conversando con un admirador, José Miguel Fernández Quintas.

Robert Plant, en el bar Bule Bule, de Allariz (Orense), el pasado viernes, conversando con un admirador, José Miguel Fernández Quintas. / BEATRIZ VEIGA LÓPEZ

Jordi Bianciotto

En las mismas fechas en que los Rolling Stones anuncian su enésimo regreso, Robert Plant pasa por España, y la comparación es golosa. Mientras que Mick Jagger no se mueve un milímetro de su rol de atlética deidad del rock adicta a los estadios, Plant hace tiempo que se apeó de lo que podríamos tachar de carrera contra uno mismo.

Plant encajó, en 2007, presiones por tierra, mar y aire para reformar Led Zeppelin, a raíz de la reunión del grupo en el londinense O2 Arena. Pero su ‘no’ a estirar el chicle fue inamovible, y ni siquiera las amenazas de Jimmy Page para hacerlo sin él (tremendos faroles) dieron resultado. La razón, muy cabal, es que Plant no se ve a sí mismo como el tipo que, un millón de años atrás, grabó ‘Whole lotta love’, cuando ejercía de esbelto macho alfa y destrozaba hoteles con sus muchachos.

Led Zeppelin fue uno de los colosos del rock de los 70, pero una vez liquidado el grupo, él no quiso mirar atrás. Buscó nuevos caminos en solitario, moduló su voz y su personaje, y en los tiempos en que se fabulaba con el gran regreso de la banda, se sentía lejos de aquello, disfrutando de su alianza ‘folkie’ con Alison Krauss.

En esa senda se sitúa la propuesta que lo trae este martes al Auditori del Fòrum. Radicalizado, si cabe: viene con un grupo desconocido, Saving Grace, sin discos publicados, y la voz de Suzi Dian, cantante portuguesa, de nombre real Susana Guerra, que pasó por Eurovisión-2014 (sin llegar a la final). En el atril, piezas de folk inglés, espirituales afroamericanos, préstamos de Los Lobos… Y algún número ‘zeppeliano’ afín al guion acústico.

Desde luego, tan respetable es el modo de hace de Jagger como el de Plant. Pero hagamos notar que, mientras el ‘stone’ pasó este verano por Ibiza, en el yate de Leonardo DiCaprio, y recaló en Casa Jondal, el ‘chiringuito’ de lujo de Rafa Zafra, a Robert Plant se le vio el viernes tomando cañas y licor café en un par de bares de Allariz, Orense, el Roi Xordo y el Bule Bule (en la capital provincial actuaba el sábado), tal como me hace saber mi amigo Xosé Rodríguez, venerable ‘zeppeliniano’.

Ahí estuvo Plant, conversando en la barra con fans de toda la vida que no daban crédito y que le contaron cómo los viejos discos de Led Zeppelin, que grababan de casete a casete, cambiaron sus vidas cuando eran adolescentes. Casi se les caían las lágrimas. La música que te removió a los 15 se te queda para siempre, y aunque los ‘modus operandi’ de Jagger y Plant lucen tan diferentes, trataremos de no ponernos demagógicos.

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