Entrevista | Sara García Alonso Astronauta de la reserva de la ESA e investigadora

Sara García Alonso: «Se vuelve a notar un interés muy grande por el espacio»

La leonesa Sara García Alonso es biotecnóloga de formación y científica en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), pero se ha dado a conocer por ser una de los astronautas seleccionados como reserva en la Agencia Espacial Europea (ESA). Está cerca de ser la primera española en una misión en el espacio

Sara García Alonso.

Sara García Alonso.

Sara García Alonso (León, 1989) es investigadora biomédica y, además, la primera española candidata a ser astronauta, pues desde 2022 está en la reserva de la Agencia Espacial Europea (ESA, en inglés). Ha roto barreras, tópicos y techos de cristal y en ella se ven reflejadas muchas estudiantes. Este martes 6 de febrero, a las 10.30 horas, acudirá al Instituto del Juguete (AIJU) de Ibi. Su visita se enmarca en la conmemoración del 11 de febrero, el Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia.

Puede decirse que de cara al 11 de febrero se le acumula el trabajo ¿Qué supone este día? ¿Siente que es una fecha especial?

Sí, es un día especial, ya lo noté el año pasado y también el 8M. Las peticiones, especialmente por mi perfil científico, aumentan, pero al final puedes ir a lo que las horas del día permiten.

Es todo un referente e, incluso, casi un icono pop, porque, entiéndame, todo el mundo sabe quién es «la astronauta del pelo rojo». ¿Se esperaba esta repercusión?

No, no, para nada. Me imaginé que se levantaría cierto revuelo mediático, pero que sería cuestión de un par de semanas y que luego todo volvería a la normalidad. Pero no esta acogida y convertirme en un referente tan reconocible. Es una sorpresa agradable, lo tomo con cautela y con mucha responsabilidad y lo aprovecho como un altavoz para divulgar mis dos pasiones.

Es un referente por partida doble: como futura astronauta y como investigadora. ¿Qué mensaje da a las niñas y adolescentes? ¿Y a la sociedad en general?

A las niñas y adolescentes, que están en un momento difícil en el que toman decisiones, les digo que si tienen vocación por las carreras STEM, que se animen a intentarlo, que no piensen que por ser mujer o por parecer carreras difíciles no pueden. Si realmente te gusta, es una profesión preciosa, el género no es un condicionante en absoluto; no hay que ponerse barreras. De cara a la sociedad, me gustaría decir que apostar por la investigación –ya sea en la Tierra, contra el cáncer o en microgravedad–, es algo intrínsecamente bueno. Avanzamos en el conocimiento, que tiene una repercusión económica, que inspira a futuras generaciones, que favorece la cooperación... y tenemos que estar todos implicados y apostar por ello.

¿Cómo llegó a dedicarse a la investigación y a ser astronauta de reserva? ¿Lo soñaba de pequeña o fue sobre la marcha?

Sí que soñaba con dedicarme a alguna carrera científica, porque me atraía prácticamente todo lo relacionado con la ciencia y la tecnología. No en particular biotecnología o investigación oncológica o ser astronauta, las ciencias. Fue poco a poco, opté por biotecnología porque era muy amplia. Al trabajar en laboratorios, descubrí que me apasionaba la investigación contra el cáncer y que podía suponer un beneficio muy importante y un impacto para la sociedad. Ser astronauta no me lo planteé porque las opciones son prácticamente nulas para los europeos; tiene que haber una oportunidad por parte de la ESA, no es algo que puedas estudiar. Cuando surgió y vi que era apta y me interesaba, decidí intentarlo.

¿Su elección y la del otro español, Pablo Álvarez, como astronautas de reserva, ha sido una inyección de motivación y autoestima para el tejido científico y tecnológico español?

Sí, sin duda. Ha sido un revulsivo maravilloso, tanto para los estudiantes como para la sociedad en general. Ahora se vuelve a notar un interés muy grande en el espacio y solo ha habido un astronauta español, Pedro Duque, y hace más de 20 años. Entonces, ver a dos personas jóvenes que vienen de una universidad pública, que están ilusionados y motivados, es un buen ejemplo y una forma de inyectar alegría e ilusión. Se pueden conseguir estas cosas, las barreras nos las ponemos nosotros mismos. La industria espacial está despuntando y España es un grandísimo ejemplo; hay muchas startups y PLD y el Miura son maravillosos para el sector.

Comentaba que apostar por la ciencia es intrínsecamente bueno por muchas cosas. ¿Qué le debemos pedir a la ciencia española o, más bien, a los gobiernos y administraciones?

Que doten de recursos económicos a los proyectos porque se necesita financiación para investigar; y cortar trabas burocráticas que ralentizan. Hay que dotar, cuidar y mimar a la ciencia. En nuestro país, hay grandísimas mentes y científicos, pero hay que cuidarles, dar dotación económica a los proyectos y a los salarios de los investigadores para que puedan venir y quedarse en España con unas condiciones compatibles con el ritmo de vida que tenemos.

¿Cómo es su día a día? ¿Se dedica por completo a la investigación? ¿Entrena con la ESA?

Sigo trabajando en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas todos los días. Lo único que, por la repercusión del nombramiento, me reclaman mucho para, sobre todo, actividades de divulgación en conferencias, congresos o universidades. Entonces, intento compaginarlo con mi trabajo. Y sobre la ESA, no recibimos entrenamiento hasta que no haya misión.

¿Y cree que en algún momento le llegará la oportunidad de participar en algún proyecto o misión?

¡Sí, sí! Estoy bastante convencida. Será probablemente diferente de la de Pablo Álvarez, porque él es astronauta de carrera y ya trabaja en la ESA. Yo sigo siendo una investigadora, cuando haya una misión me activarán el estatus de astronauta de proyecto, llevaré a cabo la misión, y luego decidiré si vuelvo a la investigación o me quedo en el sector aeroespacial. Pero sí, creo que vendrá.

¿Se imagina siendo la primera mujer española en ir al espacio?

[Ríe]. ¡Ojalá, eso espero, y espero además cumplirlo pronto!

Tiene en Gandia un mural del proyecto Dones de Ciència, de la UPV y Las Naves ¿Qué le parecen tantos homenajes?

Pues es un orgullo increíble. Conozco a muchas de las mujeres que han sido retratadas y formar parte de ese colectivo me hace sentir muy honrada y muy humilde también. Ese mural siento que me representa, porque de niña era así y jugaba a ser científica y astronauta. Ha sido uno de los homenajes más bonitos. Me han hecho muchos y me hacen muchísima ilusión todos. Sigo sin creerme, cuando veo una cosa así, que me estén representando a mí.

¿Y qué le dicen las niñas?

Muchas se sienten inspiradas; o me dicen que siempre han soñado con ser astronauta, pero creían que era imposible. Y claro, el hecho de saber que existo y lo he conseguido, les hace motivarse, querer intentarlo con más ganas. Eso para mí es el mayor orgullo que puedo sentir.