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Semana y media

Jurar, prometer o lo que sea

Jurar, prometer o lo que sea

20 lunes

Una proposición indecente

La invitación de varios portavoces socialistas a Ciudadanos y PP para que se abstengan en la investidura de Sánchez posee la densidad del aceite de ricino y aproximadamente su mismo sabor. Sin conceder una carcajada delatora, los promotores explican que así los independentistas no podrían bloquear el nombramiento de Sánchez y citan la abstención del PSOE a la investidura de Rajoy como precedente incontestable. Todo esto recuerda al oficial que grita «¡Adelante!» a sus soldados en lugar de «¡Seguidme!» y es condecorado tras la matanza. La propuesta forzosamente desemboca en una divertida paradoja: yo fui presidente con el voto de los independentistas, pero ustedes deben impedir que siga siéndolo gracias a ellos. Es un argumento indiscutiblemente desvergonzado, aunque al menos de él se deduce que la moción de censura no fue precisamente la iniciativa más honorable de la historia del parlamentarismo. Sin embargo, todos los diques de la higiene mental quedan desbordados cuando quienes ensalzan la abstención del PSOE en la investidura de Rajoy como un hito del sentido de Estado fueron también los apóstoles del «no es no» que condujo a la repetición de las elecciones.

21 martes

Ni contigo ni sin ti

La sesión constitutiva del Congreso ha brindado una portentosa exhibición de nuestro talento para circunvalar la ley y me refiero a las promesas o juramentos de los diputados, un trámite litúrgico en sus orígenes que se ha ido nutriendo de bisutería ideológica conforme la política española degeneraba en un escaparate de florituras mejorables. Salvo un diputado ecologista que ha acatado la Constitución «por todo el planeta», lo que supongo habrá agradado a las anémonas, el resto ha marcado el territorio previsto: la asepsia protocolaria de PSOE, PP y Ciudadanos, la treta insurreccional de los separatistas y la pompa épica de Podemos y Vox. Lo único aprovechable de todo este postureo ha sido la confirmación de que la legislatura será monográfica y tumultuosa. Descartado el entendimiento entre los tres grandes partidos, el laberinto catalán obliga a ceder («desinflamar» en argot pastelero) o a convocar nuevas elecciones. Las grandes promesas fiscales, laborales o sociales de Sánchez tropiezan con la aritmética: sin los votos de Junqueras y Puigdemont no pueden prosperar e incluso el palmero más entusiasta del presidente admite que el trueque será supervivencia.

22 miércoles

Ser o no ser

Una de las virtudes políticas de Pablo Iglesias es que no hace falta ser un experto en ocultismo para entenderle. Habilitado por los resultados electorales para optar entre una coalición de gobierno o parlamentaria, él prefiere ser ministro antes que portavoz adjunto de Sánchez. Los obstáculos son el propio Sánchez, la CEOE, el Ibex y buena parte de sus compañeros, que no quieren verse contaminados por la farándula del poder ni ser corresponsables de las tropelías de un gobierno socialdemócrata, esto es, inequívocamente burgués pero sin corbata. En términos helenísticos, regresa el conflicto entre Tsipras y Varufakis: Tsipras renunció a sus ideas para conservar el poder, mientras que Varufakis lo abandonó por coherencia. Otra versión es que Tsipras salvó a Grecia de la devastación que la permanencia de Varufakis garantizaba. En cualquier caso, Iglesias carece tanto del cuajo político de Tsipras (y de su mayoría parlamentaria) como de la vocación de Varufakis para abrazar el martirio. Existe una tercera vía: Iglesias no será ministro y asumirá el papel de socio zumbón que amaga sin descanso con dinamitar la legislatura. Eureka.

23 jueves

La vieja memoria

Esta noche finaliza «The Big Bang Theory», una exitosa «sitcom» (risas enlatadas, ausencia de exteriores y episodios de treinta minutos a lo sumo) que durante doce años ha conseguido que muchos españoles descubriéramos que la mecánica cuántica es un quebradero de cabeza desde que un tal Schrödinger encerró a su gato en una caja fuerte o que un año/luz no es una medida de tiempo sino de espacio a pesar de que un año sigue siendo un año. Cada uno de esos gags son ya un retazo íntimo que regresará a flor de piel cuando inevitablemente la serie vuelva a ser emitida. Esto ocurre con una melodía o un aroma, también con la magdalena que hacía revivir un episodio de la infancia al personaje de Proust. «The Big Bang Theory» es ya otra hebilla del macuto de la memoria que abrimos involuntariamente ante el estímulo de imágenes, canciones o perfumes (bueno, o magdalenas). Por ejemplo, yo recordaré a mis padres octogenarios riendo las gansadas de un cuarteto de científicos infantiloides cada vez que escuche la indescriptible sintonía de la serie. Ellos tampoco entendían qué hacía aquel gato dentro de una caja fuerte.

24 viernes

Trileros

Les supongo al tanto de que algunos diputados se hallan en prisión preventiva y están siendo procesados por el Tribunal Supremo. En estos casos, la ley ordena la suspensión automática de sus funciones y el Tribunal Supremo interpretó con exquisita delicadeza (podría haber resuelto por sí mismo el trámite, pero no quiso dar pretextos para un conflicto) que el acuerdo competía al Congreso. Ingenuamente, el tribunal no cayó en la cuenta de que el domingo hay elecciones municipales y la suspensión podría perjudicar a las candidaturas socialistas en Cataluña. La consecuencia de este escenario probable es que la presidenta del Congreso solicitó a los magistrados que aclarasen quién debía suspender a la cuadrilla de Junqueras y Puigdemont. Aunque bastaba saber leer y voluntad de actuar para convertir en ociosa la consulta, las prioridades políticas casi nunca discurren por el mismo cauce que las jurídicas. Bien, el Tribunal Supremo ha tardado veinticuatro horas en comunicar a la encantadora Meritxell Batet (profesora de Derecho Constitucional nada menos) que «suspenda a los procesados» significa sorprendentemente «suspenda a los procesados».

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