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Hola, soy Dios

He tenido un sueño

—Vamos a ver, señores, si lo estoy entendiendo bien. ¿Me están proponiendo ustedes un gobierno de coalición entre PSOE, PP y Ciudadanos?

He tenido un sueño

-Así es, señor Sánchez.

-Pero, ¿después de lo que me han dicho? nos hemos dicho, en la campaña electoral?

-Bueno, amigo Pedro, ya sabes tú que cuando se nos calienta la boca en campaña los sustantivos pasan a ser apenas adjetivos.

-Pero? felón, traidor?

-Bueno, también te he llamado Pedro el guapo. ¿Es que eso no cuenta?

-No sé?

-Pero vamos a ver, Pedrito. Y perdona la confianza, pero mis convicciones liberales y socialdemócratas me permiten ciertas licencias.

-¿Como el establecer cordones sanitarios?

-¡Por favor! ¡Te tomas en serio cualquier inocente bromilla! Te decía que ha llegado el momento de aparcar nuestras diferencias, que no son muchas, y empujar los tres en la misma dirección.

-Tiene razón, Albert. Mira, Peter. Tú tienes 123 escaños, y junto con los nuestros sumamos 246.

-Eso no es mayoría absoluta? ¡es aplastamiento total!

-Así es, amigos. Con esa mayoría aplastante podríamos lograr varios objetivos. En primer lugar arrinconar a los populimos, y que Vox y Podemas se coman los mocos.

-¿A que suena bien, aunque solo fuera eso, Petronio?

-Pero es que además podríamos afrontar las reformas que necesita realmente este país y que hemos estado retrasando durante años: el sistema electoral, la financiación autonómica, el mercado laboral, las pensiones, la reforma educativa?

-Sí, creo que sería posible afrontar reformas, sí?

-Pero además este plan tiene la ventaja de no hacerte depender ni de podemitas ni de independentistas.

-Ya?

-Mira, Pedro. No sé si te das cuenta. Los podemitas ya enseñaron la patita cuando Iglesias salió pidiendo ministerios, el control de la tele, del BOE, de los espías? Metértelos en el consejo de ministros supondría estar expuesto a una sorpresa diaria, a zancadillas continuas, papeles filtrados? Además, obligaría a una subida brutal de impuestos, justo lo contrario de lo que conviene hacer ahora, cuando se vislumbran vientos de recesión.

-Eso es verdad, señor Casado.

-Me puedes tutear, amigo mío.

-Gracias, señor Casado.

-Pero hay más, Pedro. Desde nuestra perspectiva naranja estamos dispuestos a hacer cuanto sea posible para evitar la dependencia del nacionalismo catalán. La palabra de estos perfectos patanes -perdón por llamarlos perfectos„ pende de un hilo, sus intenciones son las de desestabilizar España y están inmersos en una carrera descerebrada hacia ninguna parte. No se me ocurre socios menos fiables que ellos.

-Quizá tenga razón, señor Rivera.

-Para ti Albert.

-Sí? pensándolo bien, tiene razón, señor Rivera.

-Pero es que además los tres compartimos una cuestión básica: creemos que el marco de juego es la Constitución, modificable o no, pero son los límites constitucionales los que han de prevalecer. Y lo demostramos en la aplicación del 155.

-No me lo recuerden?

-¿Es lógico, pues, que España esté condenada a vivir bajo el manto tóxico del populismo? ¿Han de se los indepes los que marquen al agenda de gobierno? ¿No existen alternativas? ¿No podemos gobernar España sin apoyarnos en los extremos?

-Pues? no sé?

-La propuesta es flexible y generosa. Al modo europeo, de gran tradición coalicionense. No pretendemos formar un bloque pétreo. Podemos discrepar, pero las cuestiones de fondo las negociaremos y seguramente las podremos consensuar.

-Ciudadanos solicitaría que no haya indultos a los independentistas condenados y que las decisiones acerca de Cataluña se tomen por consenso entre los tres partidos coaligados. Y tener influencia en la política educativa y lingüística.

-Desde el PP reclamamos suavizar la política fiscal, reformar la ley de okupación y repensarnos la estructura del Estado y su financiación.

-Comprendo?

-Mira, amigo Pedro: esta opción va a ser buena para los tres. Quizá no logremos cumplir nuestros objetivos al 100%, pero pactar no es otra cosa. La competencia política podría incluso fortalecernos. Y dentro de cuatro años nos presentaremos ante nuestros electores con un bagaje de resultados, de intenciones y de proyectos y, sobre todo, con una historia de cesiones y buenos proyectos. Y ese será nuestro mejor aval y la receta para ir disolviendo a los populistas.

-Pues, pensándolo bien?

-JC? despierta, que son las diez de la mañana. ¡Llevas durmiendo catorce horas!

-Pa? ¡por favor! ¡Estaba a punto de aceptar Pedro Sánchez!

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