Por el momento, no hay motivo para la alerta y la única dificultad que, a priori, dejará el resultado de las pasadas elecciones es la necesidad de alcanzar pactos a varias bandas para garantizar el funcionamiento de las instituciones. Eso es, al menos, lo que espera el presidente del Sabadell, Josep Oliu, que ayer trató de tender puentes con las nuevas formaciones surgidas por el descontento popular con los grandes partidos, y también de rebajar el grado de nerviosismo que su auge ha provocado entre una parte de la clase empresarial.

Oliu reconoció, no obstante, que lo primero que hizo tras conocer los resultados fue «hablar con Londres» para conocer la opinión de los analistas y comprobó que, de momento, «no hay mayor alerta», según afirmó.

Preguntado por el caso concreto de Ada Colau, que se perfila como alcaldesa de Barcelona, reconoció que no la conocía pero que le «gustaría porque es un personaje conocido y hasta ahora folclórico que, desde las elecciones, se ha convertido en un personaje institucional». Al darse cuenta de que, quizás, el calificativo de «folclórico» no era el más adecuado, trató de enmendarlo alabando su activismo al frente de la Plataforma Antidesahucios.