El olivar gana 570 hectáreas en Alicante con la reconversión de campos de cereales y cerezos

Las pérdidas por la sequía y el calor llevan a los agricultores a cambiar sus cultivos tradicionales por las aceitunas en un momento en el que los altos precios del aceite aumentan su rentabilidad

Olivos acabados de plantar en lo que antes era una amplia explotación de cereales en la comarca de l’Alcoià.

Olivos acabados de plantar en lo que antes era una amplia explotación de cereales en la comarca de l’Alcoià. / Juani Ruz

M. Vilaplana

M. Vilaplana

El olivar está creciendo en la provincia de Alicante impulsado por el aumento del precio del aceite, que se ha ganado con más razón que nunca el apelativo de oro verde. Nada menos que 570 hectáreas ha incorporado este cultivo en el último año, a costa de otras plantaciones como las de cereales y cerezos, que vienen encadenando una campaña desastrosa tras otra. Eso es lo que está propiciando que algunos agricultores, cansados ya de tantas pérdidas, estén apostando por las aceitunas, con la esperanza de que la elevada rentabilidad actual se mantenga, al menos en parte.

La sequía y las elevadas temperaturas están teniendo efectos devastadores sobre los cultivos de secano, entre los que figuran los cereales y los cerezos. En el primer caso, ya se ha confirmado que esta campaña se va a perder el 90 % de la cosecha, debido a que la falta de precipitaciones de los últimos años ha provocado que la tierra se encuentre extremadamente seca, impidiendo el desarrollo de las raíces. Una situación que generará unas pérdidas superiores a los dos millones de euros, que se suman a las que ya se venían arrastrando.

De ahí que algunos agricultores estén optando por abandonar los campos, como lo demuestra el retroceso de 2.400 hectáreas registrado en el último año, lo que ha dejado el cultivo reducido a la mitad. Con todo, también hay quienes apuestan por cambiar de rumbo y reconvertir sus campos, siendo la apuesta más extendida la del olivar, teniendo en cuenta los elevados precios que se están pagando por el aceite, que en términos interanuales han llegado a crecer hasta un 72 %.

Algunos de estos ejemplos se están dando en fincas de la comarca de l’Alcoià, precisamente una de las zonas más afectadas por la desastrosa campaña actual. Ricardo Ferri, agricultor y representante sectorial de Asaja, señala que «la sequía está teniendo efectos catastróficos. No podemos cubrir ni los gastos, así que es normal que algunos se planteen cambiar de cultivo, en busca, por lo menos, de algo de rentabilidad». Aún a pesar de que, lamenta, «la situación va a terminar siendo complicada para cualquier cultivo de secano, porque ya es mucho tiempo el que venimos arrastrando sin que caiga ni una gota de lluvia».

Un fenómeno parecido se está dando en el caso de los cerezos, donde las elevadas temperaturas y la sequía van a reducir la cosecha alrededor de un 70%, causando pérdidas cercanas a los diez millones de euros. Un pronóstico que ha llevado la desolación a los agricultores, que ya encadenan seis años de campañas raquíticas. Así lo señala el presidente de la Denominación de Origen Cerezas Montaña de Alicante, Hilario Calabuig, quien explica que «nos encontramos ya en una situación endémica que hace que mucha gente opte por abandonar». Así, en el caso de la las comarcas de El Comtat y la Marina Alta se han perdido alrededor de un 20% de los cultivos, lo que supone unas 100 hectáreas. Aunque también hay quienes se decantan por cambiarse a los olivos. «Es algo lógico -indica-, si se tiene en cuenta que los precios del aceite han subido mucho. Pero tampoco sabemos si eso va a durar en el tiempo o no».

Raquítica cosecha de cerezas en el municipio de Planes.

Raquítica cosecha de cerezas en el municipio de Planes. / Juani Ruz

Sea como fuere, la realidad es que, con estas reconversiones, el olivar ha ganado en el último año 570 hectáreas, lo que deja la superficie total en el conjunto de la provincia en 31.117.

Pese a todo, las principales organizaciones agrarias reclaman a las Administraciones que no abandonen a su suerte a aquellos que optan por continuar con su actividad tradicional, teniendo en cuenta, además, que no solo los cerezos y los cereales han sufrido estragos en sus cosechas como consecuencia de la falta de lluvias. También la uva moscatel, una de las variedades más tradicionales y con más peso tanto emblemático como económico en la provincia, sobre todo en la Marina Alta, ha registrado una caída de la producción cercana al 90 %, con estimaciones de pérdidas que se mueven alrededor de los dos millones de euros.

Tampoco los nísperos han escapado a esta tendencia, dado que la producción de la cooperativa de Callosa d’En Sarrià se ha quedado en las 8.000 tonaladas, frente a las 11.000 que suelen ser habituales.

Medidas

Con todo ello, el presidente de Asaja Alicante, José Vicente Andreu, reclama un plan urgente para garantizar la supervivencia del secano, prolongando las ayudas para paliar los efectos de la sequía. La organización entiende que es necesario que las Administraciones ofrezcan una respuesta a la situación catastrófica, al objeto de compensar mínimamente a los titulares de las explotaciones agrarias de las reseñadas tierras.

También plantea establecer bonificaciones a las cuotas de autónomo y a las de la Seguridad Social de los trabajadores contratados por cuenta ajena en 2024, y que se ponga en marcha a través de Instituto Valenciano de Finanzas una línea de financiación ad hoc para evitar el abandono de los cultivos de secano con unas condiciones ventajosas para los agricultores afectados.

Desde Asaja Alicante, asimismo, van a impulsar la creación de un grupo de trabajo con los ayuntamientos de la Marina Alta afectados por las pérdidas en la uva moscatel, Xaló, Llíber, Teulada, Benissa y Benitatxell (entre otros) y la Diputación de Alicante, al objeto de estudiar la manera de establecer riegos de apoyo o socorro para las tierras de secano a través de las aguas regeneradas procedentes de dichas corporaciones municipales a fin de ponerlos a disposición de estas tierras de cultivo en épocas de sequía.

También se solicita a la conselleria un plan estratégico a medio y largo para las tierras de cultivo de secano en la provincia de Alicante, muy castigadas por la ausencia de precipitaciones. 

En parecidos términos se expresa el secretario general de La Unió, Carles Peris, quien exige a la Conselleria de Agricultura que «asuma sus competencias y apoye a los agricultores en situación de emergencia hídrica».

La organización agraria reclama a la Generalitat, a través de la Conselleria de Agricultura, una ayuda extraordinaria para los productores que compense esas pérdidas tan importantes. La organización, en esta línea, está instando la presentación de mociones en ayuntamientos para que reclamen al Consell estas subvenciones.

Del mismo modo, y también en el caso de la uva, la Unió ve necesaria otra ayuda excepcional para todas aquellas explotaciones cuyas cepas van a morir por falta de lluvias. Hay que tener en cuenta, subraya Peris, que la sequía no está cubierta en el seguro agrario y por tanto los agricultores, ante este daño climatológico, se quedan totalmente «desamparados».