El último presidente de la CAM, aquel que acompañaba a las mujeres a comprar zapatos y bolsos a los outlets mientras sus maridos hablaban de fusiones bancarias porque él ni entendía ni le gustaban esos temas, ese mismo, se reunió en varias ocasiones con el Banco de España acompañado de la exdirectora general María Dolores Amorós para hablar de este asunto. Así lo confirmó ayer el inspector del organismo regulador José María Ruiz, quien dijo que Modesto Crespo estaba al tanto de la marcha del SIP, que «se le había advertido explícitamente de todo». Ruiz agregó que la CAM estaba mal pero que la ruptura de las negociaciones para la fusión la dejó «aún más débil». Y agregó que maquilló sus cuentas «para no der distinta a los demás», en referencia a las negociaciones que se estaban llevando con otras cajas: Cajastur, Caja Cantabria y Caja Extremadura, para una fusión que al final no pudo ser precisamente por el deterioro financiero que arrastraba la entidad.

Relató el inspector que de febrero a marzo de 2011 y en el marco de estas conversaciones «tuvimos quince reuniones para ver si encontrábamos una solución, pero cada uno estaba anclado en sus posiciones: unos no querían ceder cuota de mercado en el Banco Base y otros teían miedo de que el FROB les controlara y nos encontramos en un callejón sin salida». De haberse culminado el proceso, el impacto negativo habría sido superior en 1.792 millones, indicó.

El inspector insistió además en que la CAM liberó provisiones cuando no podía hacerlo.