«La gente no suele identificarla como una profesión de riesgo pero la mayoría de las camareras de piso de los hoteles acaba en la consulta del médico con dolores por todo el cuerpo», asegura la directora general de Trabajo y Salud Laboral, Cristina Moreno. Y no es para menos, si se tiene en cuenta que cada una de estas profesionales llega a hacer hasta 90 camas diarias en temporada alta, además de los correspondientes baños y de aspirar y quitar el polvo a entre 25 y 30 habitaciones, tal y como ha informado en más de una ocasión este diario.

Por eso y también para dignificar «una profesión infravalorada», en las palabras de la propia Moreno, la Generalitat pondrá en marcha un ambicioso estudio para analizar las condiciones de trabajo y las rutinas que realizan durante el desempeño de sus tareas las populares «kellys» -las «que limpian»-, con el objetivo de averiguar qué medidas podrían adoptarse para hacer más llevadero su trabajo y, sobre todo, para evitarles las lesiones y los trastornos musculoesqueléticos que ahora padecen.

De momento, ya se ha hecho una prueba piloto en cuatro establecimientos pero será a partir de septiembre -no se ha querido molestar en la época de mayor afluencia de turistas- cuando los técnicos del Instituto Valenciano de Seguridad y Salud en el Trabajo (Invassat) visiten hasta 200 hoteles de toda la Comunidad Valenciana -unos 80 en la provincia de Alicante- para estudiar «in situ» la labor de las camareras de piso. Como explica Cristina Moreno, que ayer presidió la comisión de coordinación de este organismo en Alicante, el objetivo no es perseguir el abuso de la subcontratación o las infracciones de la legislación laboral que también afectan a este colectivo -para ello ya existe otra campaña en marcha, en este caso, de la Inspección de Trabajo-, sino estudiar cosas como los movimientos que realizan las trabajadoras a la hora de hacer esas camas, los pesos que deben levantar o los descansos que se le permiten para luego proponer soluciones. Por ejemplo, elevar la altura de las camas para evitar que tengan que agacharse con tanta frecuencia.

Enfermedad profesional

Pero la Generalitat también quiere que estas mujeres puedan pasar del «me duele todo» con el que acuden al médico a tener reconocidas sus dolencias como enfermedad profesional, como ocurre en el resto de sectores. «El problema es que estamos hablando de una profesión feminizada e infravalorizada, a la que no se ha dado importancia. Es también una cuestión de dignidad y de luchar contra la discriminación», señala la responsable autonómica. Así, además de observar cómo realizan su trabajo, los técnicos también someterán a las «kellys» una encuesta sobre la percepción de la propia salud.

Se espera tener los resultados para final de año -la muestra seleccionada de 200 hoteles supone prácticamente el 40% de todos los establecimientos de tres, cuatro y cinco estrellas que existen en la Comunidad-, y empezar con los talleres y la divulgación de los resultados a partir del próximo ejercicio. Sólo en Benidorm unas 4.000 mujeres trabajan como camareras de piso en hoteles.