Sin clientes, sin ingresos y con unos costes fijos de cien millones de euros hasta el próximo mes de abril, cuando se espera que se pueda haber vuelto a una cierta normalidad y esté medio controlado el covid, aunque sin la vacuna poco se puede prever. Esta es la realidad de la planta hotelera de la provincia, que afronta el invierno con unos 160 hoteles cerrados. Según un informe de la patronal Hosbec, coordinado por Mayte García, responsable del departamento de calidad de la asociación, los hoteleros que han decidido cerrar por el final de la temporada, y, muchos, asfixiados por la pandemia en forma de falta de turistas, afrontan unos coste operativo por cada hotel cerrado temporalmente de entre 55.000 euros (establecimientos amortizados), y de 150.000 euros, en el caso de aquellos con préstamos pendientes, o sujetos al pago de un alquiler. Una media de 100.000 euros mensuales por establecimiento, que pese al cierre sigue generando gastos.

El informe se ha realizado en base a un hotel de 4 estrellas, con entre 250 y 300 habitaciones, y una plantilla operativa de unas diez personas entre dirección, mantenimiento, administración y comerciales con jornada reducida. En total, el coste por habitación alcanza los 180 euros mensuales. Montante que no incluye el presupuesto que deberán afrontar para la posterior reapertura, que, junto a la limpieza general, incluye desinfección e hipercloración de los sistemas hídricos. Todo con otra derivada a tener en cuenta. «Cuanto más se reduzca el coste en los meses de cierre, más se encarecen los gastos directos generados en la reapertura», según reza el informe firmado por Mayte García y Nuria Montes, secretaria general de Hosbec.

El informe suma los costes de personal (ERTE, reducción de jornada, personal trabajando); costes financieros, impuestos, costes de instalaciones (mantenimientos, prevención frente a plagas, jardines, piscinas, software y hardware) y los costes de los suministros de electricidad, agua y gas.

El cierre esta semana, y hasta el próximo marzo, entre otros, del emblemático hotel Montíboli de La Vila ha supuesto el final de esta temporada tan atípica y cruel para el sector turístico de una Costa Blanca que se prepara para vivir uno de los inviernos más duros que se recuerda. Sin turistas británicos salvo milagro, -Jet2.com, principal turoperador inglés en la provincia no volverá hasta finales de febrero de 2021-, sin los turistas del Imserso, y con el miedo a viajar que ha provocado el descontrol de la pandemia del covid en muchas ciudades españolas y del resto de Europa, el sector afronta la peor temporada baja de la historia.

El 80% de los hoteles ha cerrado, 25.000 trabajadores están en el paro -de momento, a salvo por los ERTE- y las pérdidas hasta la próxima primavera rondarán los 3.000 millones de euros. De fondo, la posibilidad de que vayan suavizándose las restricciones sanitarias, que se impongan los test rápidos y ya a más largo plazo que llegue la vacuna. De momento, no obstante, no queda otra que convivir con el covid, y fiar el invierno a los fines de semana y al turismo de proximidad, el mismo que casi llenó el fin de semana pasado alguno de los escasos hoteles que han echado el resto y siguen abiertos. Por prestigio, y por esa vocación de servicio que caracteriza al hostelero alicantino y que ha hecho de la Costa Blanca uno de los destinos turístico más populares de España.

El hotel construido en una esquina de la Casa Alberola en Alicante, cerrado por la crisis del covid. HÉCTOR FUENTES

A vueltas con los ERTE

La prolongación de los ERTE hasta el 31 de enero ha supuesto un balón de oxígeno para empresarios y trabajadores del sector, pero, viendo la que está cayendo, no deja de ser un parche porque, si la cosa no se tuerce todavía más, no se esperan los primeros grupos de visitantes extranjeros hasta mayo o junio de 2021. De ahí que los hoteleros hayan trasladado al Gobierno que los Expediente de Regulación Temporal de Empleo deben prorrogarse hasta el verano del año que viene.

Sólo los campings parecen estar un poco mejor posicionados ante la que se avecina por aquello de que en invierno sus clientes son de estancias largas y llegan en sus vehículos propios, pero el drama económico está ahí. Nuria Montes, secretaria general de la patronal hotelera Hosbec, lo deja claro: «Sin la vacuna poco podemos hacer para recobrar la normalidad. Hay que convivir con el virus con test y la creación de pasillos aéreos seguros, porque hemos demostrado que los hoteles lo son. Si la Comisión Europea no consigue abrirlos, las compañías aéreas van a ir a la quiebra, y esto es un problema global. Claro que nos afecta a nosotros, pero a España directamente, pues tres cuartas partes del turismo es extranjero», señala.

El turismo es, sin duda, la actividad de la provincia más dañada por la crisis sanitaria y económica provocada por el covid. Además, nunca antes este sector ha necesitado ningún plan específico de reconversión, por lo que puede hacerse necesario un tratamiento específico y particularizado de un sistema de ERTE que se aparten de lo que puede ser aplicable a otros sectores de actividad. Los hoteleros habían pedido la posibilidad de dotarlos de flexibilidad para sacar a trabajadores del paro los fines de semana.

Los empresarios han venido exigiendo también que se establezcan criterios y umbrales comunes para determinar el riesgo epidemiológico, incluido un sistema común de codificación por colores para identificar las zonas de riesgo, y sustituir la necesidad de la cuarentena de los viajeros por pruebas y rastreos completos y económicos. Resulta para ello clave llegar a un acuerdo estratégico entre la UE y el Reino Unido para el restablecimiento de la libre circulación de las personas. Estas mismas reglas deben formar parte de un pacto con el Reino Unido en esta fase final de Brexit, con relaciones bilaterales de igual a igual y con una duración de al menos hasta el 31 de diciembre de 2021, según sostiene la patronal.

Por otro lado, los empresarios reclaman más apoyo para las compañías del sector turístico para que superen meses de, en algunos casos, pérdidas extremas de facturación. «Debería considerarse la posibilidad de adoptar medidas que permitan la reestructuración de los reembolsos de préstamos y otros instrumentos financieros», insisten desde la patronal Hosbec.

Los contratos de alquiler de negocios turísticos deberían renegociarse al menos durante el tiempo que dure esta crisis, pudiendo acordar suspensiones de pago de la renta y aplazamientos hasta que la comercialización haya vuelto a niveles de normalidad. Asimismo, es urgente que se amplíen los plazos establecidos tanto de carencia (ampliar a dos años) como de devolución (con una anualidad adicional a la concedida en el crédito). Además, los hoteleros consideran que al menos el 30% (27.000 millones de euros) de las ayudas a fondo perdido (77.000 millones de euros) que podría recibir España del fondo de recuperación y reconstrucción anunciado por la Unión Europea debe destinarse al sector turístico.

Por otro lado, los hoteleros apoyan las últimas iniciativas de la Administración basadas en la creación de un bono que incentive los viajes. Una vieja reclamación de los empresarios, que consideran esta fórmula la ideal. «Que el turista cuente con un incentivo económico para viajar, y ya nos preocuparemos nosotros de buscar incentivos y ofertas, pero que sea él el que elija», apuntan fuentes de la patronal. La fidelidad del cliente español debe tener su recompensa: la puesta en marcha de un sistema de bono-viaje no sólo no es un gasto, sino que puede generar un mayor ingreso para las arcas públicas que el presupuesto que se destina. Va a ser necesario en la fase de reactivación: primavera 2021 o incluso antes, este otoño-invierno, si se levantan las restricciones internacionales, subrayan los empresarios. De ahí que exista una gran expectación, tanto entre los hoteleros y hosteleros como entre los potenciales beneficiarios de la iniciativa que ultima la Generalitat. Un bono de hasta 600 euros para incentivar el consumo turístico en los próximos meses en las tres provincias de la Comunidad Valenciana.

El sector hotelero ha sido, al margen del drama de los hosteleros, el más afectado por la crisis económica que ha provocado la pandemia del covid y su posterior descontrol. Muchos hoteles no han llegado ni a volver abrir desde el cierre decretado en marzo y muchos ni siquiera eso, ya que el confinamiento les pilló cerrados por temporada. Es decir, hay hoteles de la Costa Blanca que llevan doce meses cerrados y no todos tienen reservas financieras para aguantar mucho más tiempo cerrados.

¿Sobran plazas? Lo que está claro, según ha apuntado en numerosas ocasiones Jose María Caballé, presidente de Servigroup, la cadena hotelera con más camas de la provincia, es que hay que buscar alternativas al turista que solo bebe cerveza y replantearse con seriedad el futuro. 