Belenguer: «No hay alternativa a la innovación, es el camino del futuro»

El director de REDIT insiste en que la I+D+i no es solo cosa de grandes empresas y valora el trabajo de los institutos tecnológicos con las pymes

Gonzalo Belenguer, durante su intervención. / Rafa Arjones

Gonzalo Belenguer, durante su intervención. / Rafa Arjones

David Laguía

Si se hace una lista de las instituciones del arco mediterráneo peninsular que se encuentran plenamente ligadas a la innovación, en ella no puede faltar la Red de Institutos Tecnológicos de la Comunitat Valenciana (REDIT). Su director, Gonzalo Belenguer, reafirmó en su ponencia del pasado miércoles en los i-Talks la relevancia que tiene la innovación en el actual ecosistema económico y social: «No hay alternativa a la innovación. Es el camino del futuro», llegó a aseverar, sin olvidar otra máxima, con la que precisamente inició su alocución: «las empresas tienen la obligación de ser sostenibles para tener un futuro».

Belenguer incidió en que nos encontramos en un momento clave de la historia, en el que «estamos ante la oportunidad de cambiar el mundo a través de nuestros empeños individuales que hacemos todos los días». Para mostrar cómo hacerlo, en primer lugar realizó un análisis de las dificultades que nos encontramos hoy en día. Así, el director de REDIT asumió que vivimos en «una sociedad absolutamente hiperconectada, infoxicada y que muchas veces nos hace perder el foco de lo realmente importante».

Entre otros aspectos, lamentó que solo el 15 % de las empresas de la Comunitat Valenciana realmente están haciendo innovación y defendió que innovar no es solo cosa de grandes compañías con un ejemplo real: «Hay un caso maravilloso en Alicante de una pescadera que en plena pandemia, cuando estaba todo cerrado, innovó ofreciendo a sus clientes valor, focalizando en las personas. Lo que hizo simplemente es poner una cámara para mostrar a sus clientes lo que hacía todos los días, que era partir y seleccionar el mejor pescado y servirlo en tiempo y forma a sus clientes, generando una experiencia absolutamente diferenciadora. Se puede aún siendo pequeño. Innovar no es una cuestión de grandes o de pequeños, es una cuestión de empresas o personas que quieran tener un futuro o directamente no tenerlo», argumentó.

Asimismo, Belenguer criticó lo que llamó la sociedad «del corta y pega», que ejemplificó con «empresas que están en redes sociales porque hay que estar en redes sociales, aunque realmente no estén optimizando esa inversión»; la obsesión por el número de seguidores sin poner el foco en la suma de experiencias individuales que aporta valor a las organizaciones; y «la sociedad del icono devaluado», en la que numerosas compañías se ponen «el pin de la Agenda 2030, de los famosos ODS, aunque realmente no estén haciendo nada o justamente todo lo contrario para trabajar y conseguir un mundo sostenible».

Ante todo ello, Belenguer defendió la búsqueda de lo que era el antiguo ultramarinos, en el que «cuando entrabas sabían exactamente lo que estabas buscando». «Sabían quiénes éramos y lo que buscábamos. Generaba experiencias individuales para aportarnos un valor. Eso es lo que debemos conseguir en todas nuestras organizaciones. Este es el futuro, no la masa, sino la personalización», apuntó.

«Las palancas de cambio»

¿Y cómo conseguirlo? «Tenemos que ser las palancas de cambio para crear una sociedad del conocimiento, de la innovación, de la tecnología, de los valores éticos. Estamos convencidos de cambiar el mundo. ¿Podemos cambiar el mundo? Sí. Ese es el camino: la innovación. Y aquí, en las organizaciones que realmente apuestan por un mundo sostenible, el marketing juega un papel puramente esencial», señaló, al tiempo que apuntó que ese marketing se encuentra en todos los puntos de contacto de la compañía con sus clientes: «Hasta que no tengamos asumida la importancia de todos los puntos de contacto con nuestros clientes, las organizaciones no estarán realmente focalizadas en los clientes», adujo.

Una vez expuesta su argumentación, Belenguer defendió cómo hacen desde la institución que dirige, REDIT, para colaborar con las empresas en esa búsqueda y puesta en práctica de la innovación. «La red está focalizada en aportar soluciones a las pymes, que son el 99 % de las empresas de la Comunitat Valenciana. Estamos a pie de fábrica, pensando en las personas para proponer soluciones orientadas a las necesidades de cada una de las empresas con las que estamos trabajando. Esa focalización es un márchamo diferencial de nuestra red de centros y lo que tratamos es de mejorar o ayudar a mejorar la competitividad de nuestras empresas a través de la I+D+i. Hay grandes organizaciones haciendo I+D+i y hay pequeñas y heroicas pymes trabajando para desarrollar I+D+i. Por tanto, es una situación que nos compete a todos si queremos tener futuro sostenible en un mundo cada vez más complicado y más competitivo», explicó. «Anualmente trabajamos con más de 14.000 empresas, fundamentalmente de la Comunitat Valenciana, pero también a nivel mundial», añadió, antes de poner distintos ejemplos emblemáticos como la colaboración del Instituto Tecnológico Metalmecánico, Mueble, Madera, Embalaje y Afines (Aidimme) con Airbus para diseñar las cabinas de pasajeros de la multinacional aeronáutica, o la implementación de una solución de la compañía alicantina Incusa y el centro tecnológico del calzado y la piel para eliminar sustancias cancerígenas en los guantes de la liga americana de béisbol. «Desde la Comunitat Valenciana se está haciendo magia», valoró. 

¿Y qué beneficios aporta esta innovación en la que colabora REDIT? «Aquellas empresas que colaboran con un centro tecnológico son un 7 % más productivas y exportan un 25 % más fuera de la UE», sostuvo. «Los centros son los aliados estratégicos para que muchas pequeñas empresas de la Comunitat Valenciana que no podrían acceder a la I+D+i tengan ese socio de referencia que les permita incorporar esos factores estratégicos de desarrollo en sus estrategias y que, por lo tanto, les permita construir un mundo y tener un futuro sostenible en lo económico, social y ambiental», incidió.

«No hay alternativa a la innovación. La innovación es el camino del futuro, y aquí todos debemos sumar, no solo las empresas, no solo los consumidores, no solo los institutos tecnológicos, la sociedad que queremos construir debe inocularse de este virus de la innovación para mejorar los desempeños para contribuir al desarrollo socioeconómico de las regiones y, sobre todo, mejorar la calidad de los ciudadanos», culminó Belenguer.