La economía alicantina encara el nuevo año pendiente de la sequía y la caída del consumo en Europa

Los empresarios confían en el impulso del turismo y los fondos europeos para seguir creciendo

El calzado o la agricultura afrontan las peores previsiones

Una vista del polígono de las Atalayas en Alicante.

Una vista del polígono de las Atalayas en Alicante. / Información

David Navarro

David Navarro

Tras un 2023 en el que claramente la actividad económica se ha ido frenando a medida que pasaban los meses, la economía provincial afronta el nuevo año con perspectivas muy distintas según los diferentes sectores que componen el tejido productivo alicantino, con un turismo que sigue en plena forma y con buenas perspectivas, y una industria –en especial, el calzado- que acusa los efectos de la inflación en el consumo en Europa.

En términos generales, el presidente de la patronal autonómica CEV, Salvador Navarro, asegura que las perspectivas para 2024 son "positivas", a pesar de la ralentización de la actividad que se ha registrado en los últimos meses. Así, recuerda que el empleo sigue "fuerte", lo que está permitiendo que las familias gasten; que el BCE ya ha anticipado que no habrá nuevas subidas de tipos; y que la inflación está cada vez más controlada. Es decir, que los nubarrones que amenazaban la economía el año pasado empiezan a disiparse, lo que permitirá que la actividad siga en positivo, a pesar del efecto de la desaceleración a nivel mundial, que puede lastrar el sector exterior.

Además, también recalca como dato positivo la formación de Gobierno, lo que elimina otra de las incertidumbres que frenó la inversión empresarial el año pasado, y, en el caso de la Comunidad Valenciana también destaca las políticas proempresa del nuevo Consell, como la prometida simplificación administrativa. Igualmente, considera que el desbloqueo de la ampliación de Puerto de València puede suponer un "efecto llamada" para nuevas inversiones, tanto internacionales, como de las propias empresas locales. Así, Navarro se muestra convencido de que, a medida que avance el ejercicio, los analistas elevarán las previsiones de crecimiento del PIB para este ejercicio, que ahora la propia organización estima en una horquilla de entre el 1,5% y el 1,75%.

El presidente de la CEV, Salvador Navarro.

El presidente de la CEV, Salvador Navarro. / Álex Domínguez

Bases para crecer

En términos similares, la presidenta de la Asociación de la Empresa Familiar de Alicante (Aefa), Maite Antón, también considera que la economía provincial seguirá avanzando "a pesar de las incertidumbres" que aún existen e insiste en la necesidad de rebajas fiscales para estimular la actividad y mejorar la capacidad competitiva de las empresas. "Si fomentamos el consumo y la actividad, hay base para seguir creciendo", asegura Antón, que igualmente reclama que se eliminen cuanto antes las trabas burocráticas.

Por su parte, el presidente de la Unión Empresarial de la Provincia de Alicante (Uepal), César Quintanilla, señala que la desaceleración llega en un momento en que las compañías "están mucho mejor preparadas que en otras crisis. Han hecho los deberes financieramente y no están tan endeudadas. Además, tras lo ocurrido en la salida de la pandemia con las cadenas de suministro, han aprendido a estocarse, por lo que incluso situaciones como la del Mar Rojo tendrán menos efectos".

Por sectores, el turismo es el que mira al nuevo año con mayor optimismo. "Las previsiones son muy buenas para este 2024. Con el cambio de mentalidad que se ha producido después del Covid, los viajes y el ocio cada vez tienen más peso dentro de la prioridad de gasto. La gente demanda más tiempo libre", asegura el presidente de Hosbec, Fede Fuster, que señala, por ejemplo, que el volumen de reservas en su empresa para el nuevo ejercicio es muy superior al que se registraba el año pasado por estas mismas fechas. Unas reservas que, además, se realizan con más antelación. A esto hay que sumar que el conflicto de Gaza desviará buena parte de la demanda que hasta ahora se dirigía a Egipto y Turquía a otros destinos del Mediterráneo Occidental, lo que también contribuirá a mejorar las cifras del sector.

Aspecto de la playa de Benidorm en temporada alta.

Aspecto de la playa de Benidorm en temporada alta. / David Revenga

Obra pública

Otro sector que espera mejorar sus cifras es la construcción de obra pública. "Vienen dos o tres años que pueden ser muy buenos para el sector. Hasta ahora, apenas se ha ejecutado el 15% de los fondos Next Generation que hay que gastar hasta 2026 y una parte considerable será para obras", apunta el presidente de FOPA, Javier Gisbert, que también prevé una mejora de los encargos del sector privado. Además, serán proyectos más rentables, ya que los contratos ya recogerán la subida de materiales registrada en los últimos años, que ha obligado a muchas firmas del sector a ejecutar a pérdidas numerosas adjudicaciones que habían conseguido con anterioridad a este incremento.

Por su parte, el secretario general de la Asociación Provincial de Promotores (Provia), Jesualdo Ros, prevé un ejercicio de "normalización" en el sector de la vivienda, tras el boom de 2022 y la primera mitad de 2023. Un ejercicio en el que habrá actividad por la ejecución de numerosas promociones que se han vendido sobre plano, pero en el que se verán menos proyectos nuevos, a la espera de que los tipos se moderen.

En el sector del metal, el presidente de Fempa, Jorge Ibáñez, prevé un buen arranque de año, tras un 2023 que ha finalizado "regular". "Sobre todo en sectores como el de las instalaciones o la climatización, las empresas tienen pedidos y tienen presupuestos. Creemos que, tras el parón de los últimos meses, la actividad se reactivará en los próximos meses", asegura el empresario.

Preocupación

En el lado opuesto, los empresarios del calzado ven 2024 "con preocupación", en palabras de la presidenta de Avecal, Marián Cano, ante la caída que sufren las exportaciones del sector, que se ha acelerado en los últimos meses (en octubre el descenso llegó a ser del 40% y el acumulado del año roza el 8%), por la pérdida de poder adquisitivo de las familias en los grandes mercados europeos y una climatología adversa, con demasiado calor, que no ha incitado a la compra de calzado. "Si los comercios han vendido menos, ya sabemos que eso se traducirá en menos pedidos en las próximas ferias. Tenemos por delante un año duro", reconoce Cano.

Una imagen del certamen Futurmoda, que se celebra en IFA.

Una imagen del certamen Futurmoda, que se celebra en IFA. / Matías Segarra

Una situación ante la que reclama "estabilidad" en cuestiones como la normativa laboral –el sector se opone frontalmente a una reducción de jornada- y señala, además, la tarea que tienen por delante para adaptarse a los cambios de normativa que llegan desde Europa en cuestión de reciclado o etiquetado, entre otras cuestiones. Con todo, la presidenta de Avecal recuerda que el sector ya se ha enfrentado a situaciones difíciles anteriormente y ha demostrado una gran capacidad de resiliencia.

Para el sector del juguete resulta complicado realizar previsiones para el próximo ejercicio, cuando aún no ha cerrado las cifras de esta campaña y se encuentra en una semana crucial –la de Reyes- para determinar el signo del ejercicio. Al igual que el calzado, el sector sufre en sus carnes los efectos que la inflación ha tenido en los bolsillos de las familias europeas, lo que ha lastrado las exportaciones, aunque todo apunta a que el mercado nacional ha despertado en las últimas semanas y podría enderezar la situación. De cara a 2024, el director general de la patronal del ramo, la AEFJ, José Antonio Pastor, confía en que la previsible bajada del euríbor y el control de la inflación permitan mejorar la situación de cara a final de año.

Sequía

En el caso de la agricultura, la "gran amenaza" es la sequía, que mantiene bajo mínimos los embalses en las zonas de regadío, y complica extremadamente la producción en las de secano, tal y como recuerda el presidente de Asaja Alicante, José Vicente Andreu. El dirigente agrario ya anticipa recortes en la siembra de hortalizas de temporada –como ha ocurrido con la alcachofa-, pero también teme por la supervivencia de miles de árboles frutales. A esta falta de agua se suma las alteraciones del cambio climático, con lluvias a destiempo, falta de frío para que cuajen los frutos, que también hace mella en la capacidad productiva de muchos cultivos. Y todo en un momento en que, como apunta Andreu, la demanda es fuerte, lo que se ha reflejado en una buena evolución de las exportaciones.

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