Los agricultores alicantinos exigen un plan de choque para la cereza y alertan de la situación crítica de cereales, miel y almendra

Asaja alerta de nuevos desabastecimientos como el que este verano dejó sin melones y sandías a los supermercados, si persiste la sequía y se mantiene el recorte del trasvase del Tajo

Un agricultor muestra los efectos de la sequía en los campos de cereales del interior de la provincia.

Un agricultor muestra los efectos de la sequía en los campos de cereales del interior de la provincia. / Juani Ruz

David Navarro

David Navarro

Si el año 2022 estuvo marcado por las consecuencias de la guerra de Ucrania, que disparó los costes de producción del sector al elevar el precio de los fertilizantes y la energía; el ejercicio de 2023 ha sido en el de la doble sequía, según Asaja Alicante. La sequía climatológica, provocada por la falta de lluvia, y la "política", derivada de los recortes en el trasvase del Tajo, que juntas mermaron buena parte de las cosechas y llevaron a situaciones tan insólitas como el desabastecimiento de melones y sandías que se produjo en los supermercados el pasado verano. Una situación que será cada vez más frecuente en el futuro, si se consolida la reducción de los caudales que llegan desde los embalses castellanomanchegos y el cambio climático sigue avanzando.

Así lo ha advertido este miércoles el presidente de Asaja Alicante, José Vicente Andreu, durante la presentación del balance agrario elaborado por la organización, en el que también se ha llamado especialmente la atención sobre la situación crítica que viven cultivos como la cereza, los cereales, la producción de miel o el sector de la almendra, donde ha reclamado un giro total en la estrategia que se desarrolla para combatir la plaga de la xylella y evitar que se sigan destruyendo miles de árboles.

Tras recalcar que "las alteraciones climáticas van a ser la tónica" en los próximos años y recordar que los embalses del Segura se encuentran a apenas un 19,21% de su capacidad –la cifra más baja de los últimos diez años-, Andreu ha insistido en la necesidad de frenar los recortes en el trasvase para garantizar el futuro del campo alicantino y ha querido mostrarse optimista. "La partida no está ni mucho menos perdida", ha asegurado, en referencia a los recursos que hay presentados en el Tribunal Supremo contra el nuevo plan de cuenca del Tajo, que recortó la cantidad que puede trasvasarse al aumentar los caudales ecológicos del río. Así, calificó de "muy positivo" que la Comunidad de Madrid se haya sumado a estos recursos.

Los responsables de Asaja Alicante, en la presentación del balance agrario.

Los responsables de Asaja Alicante, en la presentación del balance agrario. / Información

En este sentido, el presidente de Asaja Alicante no dudó en vincular la carestía de melones del pasado verano con la decisión de muchos productores de plantar menos terrenos, ante la incertidumbre sobre el agua disponible. Algo que también ha ocurrido con la alcachofa, donde se ha plantado un 10% menos superficie para la próxima campaña, lo que unido a las condiciones climatológicas se prevé que acabe en una reducción del 25% de la cosecha. "Ese es el futuro que nos espera, si no llega agua del trasvase", ha asegurado.

Cultivos

Más allá del trasvase, desde la organización han llamado la atención sobre la situación que viven determinados cultivos, como los cereales, que sufrieron una merma de cosecha del 90% en l'Alcoià, que llegó a ser del 100% en el caso de los términos de Castalla y Onil, según ha alertado el secretario técnico de Asaja Alicante, Ramón Espinosa. Y la próxima campaña no se presenta mejor. "Los agricultores han estado esperando a que llueva y al final han sembrado un mes después de lo normal y con el terreno muy seco", ha advertido.

No obstante, la situación más crítica es la que atraviesa la cereza, que acumula cuatro años sin apenas producción, lo que está provocando el abandono de numerosas parcelas. Así, este año apenas se ha recogido 600.000 kilos de una producción potencial de más de ocho millones, según ha apuntado Espinosa. Desde la organización plantean la necesidad de un plan de choque con tres grandes medidas. La primera serían ayudas directas para los agricultores, con  3.000 euros para las explotaciones de menos de dos hectáreas; 4.000 para las que tengan entre dos y cuatro; y de 850 euros por hectárea para las que superen esa dimensión. Además reclama un plan similar al que tiene el sector cerámico de Castellón con el Instituto Valenciano de Finanzas, que permita refinanciar las deudas de los productores; y, por último, una mejora en los seguros agrarios, que han disparado sus precios y recortado sus coberturas por los desastres de los últimos ejercicios.

En el caso del limón, ha denunciado que la industria está imponiendo precios por debajo de coste a los productores, lo que, según ha recordado, incumple con la Ley de la Cadena Alimentaria, ante lo que han reclamado la actuación de las autoridades competentes.

Un campo de cerezos afectado por el granizo.

Un campo de cerezos afectado por el granizo. / Juani Ruz

Por su parte, José Vicente Andreu también ha exigido a los nuevos responsables de la Generalitat un cambio en la estrategia que se sigue para combatir la plaga de la xylella, que afecta a los almendros. "Llevamos años tratando de erradicar la xylella y lo único que se está consiguiendo es erradicar el cultivo de la almendra", ha advertido, sobre la tala de miles de árboles, que no ha logrado frenar la expansión de esta bacteria. "Hay que buscar una nueva estrategia que permita a la Montaña sobrevivir", ha insistido.

Menos ganadería

Por otro lado, el responsable de ganadería de la organización, Juan Luis Gimeno, ha señalado que la sequía también ha afectado a este sector, al reducir los pastos disponibles, lo que ha provocado una situación "catastrófica" para las cabañas ovina y caprina. En este sentido, ha resaltado que Alicante es una de las grandes productoras de leche de cabra, con un volumen que supera al de la producción de vino o aceite.

En la misma línea, otro de los segmentos que atraviesa por un momento más que delicado es la apicultura que, según han apuntado desde Asaja Alicante, ha visto caer hasta un 60% la producción de miel por la sequía y las plagas, que han reducido hasta un 40% el número de abejas en los panales de la provincia. Una situación que, a juicio de José Vicente Andreu, se ve agravada aún más por el decreto de la "pinyolà" que obliga a alejar los colmenas de las plantaciones de cítricos. Una normativa vigente desde hace 30 años y que Andreu ha reclamado que se modifique.

Por último, el presidente de la DO del vino, José Juan Reus, ha destacado la buena marcha de la comercialización de caldos alicantinos, que en el primer semestre del año mejoraron más de un 6% sus exportaciones y casi un 3% su venta global. Eso sí, también ha destacado el problema al que se enfrentan por el abandono de cultivos, la competencia de las plantas solares por los mejores terrenos y, sobre todo, las consecuencias de la sequía, que han reducido de 26 a 18,5 millones de kilos la última cosecha.

A pesar de todos estos problemas, el presidente de Asaja también ha querido dar un toque optimista y ha recordado que, pese a todo, la agricultura es una de las principales exportaciones de la provincia y de España y ha destacado el tirón de cultivos como la uva del Vinalopó, la granada mollar, el níspero, los cítricos o la buena cosecha del sector de la aceituna.

La organización reclama una reforma de los seguros

La organización reclama una reforma de los seguros

El presidente de Asaja Alicante, José Vicente Andreu, ha considerado necesaria una reforma del actual sistema de seguros agrarios –Agroseguro- para adaptarlo a la nueva realidad provocada por el cambio climático. Y es que la sucesión de fenómenos extremos ha disparado las indemnizaciones de las que se hace cargo este sistema –en el último año en toda España han pasado de 806 a 1.250 millones- lo que ha disparado el coste de las primas y ha rebajado las coberturas que se ofrecen. La consecuencia es que muchos agricultores renuncian a contratarlos, lo que pone en riesgo la viabilidad de sus explotaciones.