Un juzgado perdona 120.000 euros a un alicantino que no podía pagar su deuda pese a tener tres trabajos

El hombre se endeudó al avalar a su hermano y querer montar un negocio que fracasó por la pandemia

El edificio que alberga los juzgados de lo Mercantil de Alicante.

El edificio que alberga los juzgados de lo Mercantil de Alicante. / Pilar Cortés

David Navarro

David Navarro

No llegaba a fin de mes a pesar de compatibilizar hasta tres trabajos diferentes –uno a jornada completa y otros dos por horas- y no descansar ni un solo día de la semana porque las deudas se comían la mayor parte de lo que ganaba. Es lo que le ocurría a un padre de familia al que el juzgado de lo Mercantil número 2 de Alicante acaba de perdonar una deuda de 120.000 euros en aplicación de la denominada Ley de Segunda Oportunidad, que le permitirá comenzar de cero libre de toda carga.

Además, en una situación poco habitual, el hombre también podrá conservar la mitad de la vivienda cuya propiedad comparte con su hermano, tras heredarla de su padre, según explica Adrián Roca, del despacho Olima Abogados que ha llevado el caso.

Precisamente, gran parte de la deuda que arrastraba el afectado se debía al aval que había firmado en favor de este hermano para que pudiera comprarse un piso, ante las exigencias de la entidad que le concedía la hipoteca. Una deuda que se agrandó posteriormente cuando el propio hombre solicitó un crédito para adquirir una casa, y que acabó de engordar con nuevos préstamos a los que recurrió para montar un negocio.

Sin embargo, la llegada de la pandemia hizo fracasar el negocio y acabó por perderlo todo lo invertido. Fue entonces cuando comenzó su particular via crucis y, a pesar de compaginar tres trabajos como vigilante de seguridad con los que no libraba ni un solo día a la semana, se vio incapaz de hacer frente a todas las facturas que llegaban, según relata el abogado. Ante los impagos, el banco inició la ejecución de la hipoteca, y el hombre se vio en una situación desesperada.

Los juzgados de lo Mercantil de Alicante.

Los juzgados de lo Mercantil de Alicante. / Jose Navarro

Vendió la casa

La suerte empezó a sonreírle cuando consiguió vender el inmueble y obtuvo lo suficiente para cancelar este crédito, pero seguía arrastrando los préstamos que había pedido para el negocio y la losa del aval que le firmó a su hermano, por lo que decidió acogerse a la figura del concurso de acreedores y solicitar la denominada exoneración del pasivo insatisfecho. Es decir, a la Ley de Segunda Oportunidad, que desde 2015 permite a los particulares seguir este procedimiento que ya tenían las empresas para liberarse de todas sus deudas.

Una particularidad de este caso, según explica Adrián Roca, es que, con el concurso, el hombre ha logrado librarse de la amenaza que suponía el aval que firmó, a pesar de que su hermano había pagado todas las letras religiosamente hasta la fecha, por lo que en ningún momento se había solicitado su ejecución. Es lo que se conoce en la terminología jurídica como un crédito contingente, del que también queda exonerado con el concurso. Es decir, que, en el caso de que a partir de ahora el hermano no pagara, la entidad ya no podría actuar contra el afectado.

Por otro lado, el juez ha considerado que se trataba de un concurso sin masa, a pesar de que el hombre mantiene el 50% de la propiedad de la vivienda heredada de su padre. Sin embargo, al constar como garantía de los préstamos del hermano, el juzgado ha considerado que su valor de mercado era inferior a la carga que tenía, por lo que le ha permitido conservarla.