El consumo energético de la industria valenciana se desploma con la bajada productiva del azulejo y el textil

Las familias reducen ligeramente el uso de energía en 2023 pese a la rebaja en el coste de la luz y la agricultura lo incrementa casi un 2,8 %

El sector servicios rebaja su gasto a pesar de producirse un 'boom' en áreas como el turismo

Interior de una fábrica azulejera de Castelló.

Interior de una fábrica azulejera de Castelló. / INFORMACIÓN

Juanma Vázquez

Juanma Vázquez

La industria valenciana, especialmente la manufacturera, no tuvo en 2023 un buen año productivo. En comparación con el año previo -un periodo marcado por la guerra en Ucrania y las consecuencias que tuvo en la subida de precios- su situación no solo no remontó, sino que más bien empeoró prácticamente en cualquier mes que se consulte debido en buena parte a la baja demanda externa. Un contexto adverso para una actividad clave en el buen funcionamiento de la economía de la Comunitat, que también se notó en un consumo energético que se desplomó hasta un 10 % en relación a 2022.

Es lo que deja claro el último informe sobre 'Consumo de Energía Eléctrica' elaborado por el Institut Valencià d'Estadística, que refleja que en todo el año pasado se consumieron en la actividad industrial hasta medio millón de megavatios hora (MWh) menos que en los doce meses previos. Una caída explicada principalmente por la bajada de hasta un 13 % en este uso eléctrico de dos ramas productivas de gran peso como son la que aglutina -en esta estadística- al textil, el calzado y la madera y, por otro lado, a los productos minerales no metálicos.

Actividades castigadas

En el caso de la primera, tanto la maderera y el caucho como la de la confección de moda fueron las dos actividades que peor balance productivo presentaron durante el año pasado en España. De ese hecho se entiende que sean una de las categorías en las que más se resintió el consumo energético y de rozar los 600.000 MWh apenas se llego a los 514.000 en 2023. Sin embargo, la peor evolución la reflejan los productos minerales no metálicos, un balance que en el caso valenciano viene estrechamente ligado a un pilar de la economía cuyo negocio ha sufrido especialmente en los últimos tiempos. Y ese no es otro que el azulejo.

Porque la crisis de la demanda en los mercados internacionales, avanzó a finales de febrero la Asociación Española de Fabricantes de Azulejos y Pavimentos Cerámicos (Ascer), llevó a que la facturación de este sector en su conjunto se redujera hasta en un 14,3 % en 2023. Es casi el mismo porcentaje que ha bajado el consumo energético, que de superar los 2,16 millones de megavatios hora en 2022 se quedó en 1,86 MWh el pasado ejercicio. Además, este uso eléctrico tampoco ha sido positivo en otros sectores como el del plástico (-7,88 %), el químico (-7,55 %) o la metalurgia, que con 'solo' un 3,71 % de reducción ha sido uno de los que mejor ha resistido.

Caída en los servicios pese al turismo

No obstante, no todos los sectores vivieron un 2023 tan negativo en lo que a consumo energético se refiere. Sin ir más lejos, los servicios -con la hostelería y el comercio como grandes actividades- únicamente rebajaron este uso eléctrico un 3,2 %, una realidad que llama la atención especialmente si se tiene en cuenta que 2023 fue un año histórico para el turismo de la Comunitat Valenciana y, con ello, algunas ramas como la de la restauración vieron impulsadas sus ventas -aunque no su rentabilidad- a doble dígito.

Una camarera lleva bocadillos a una mesa de una terraza.

Una camarera lleva bocadillos a una mesa de una terraza. / MIGUEL ÁNGEL MONTESINOS

En el lado contrario a la industria y los servicios, la agricultura finalizó el pasado curso aumentando su consumo energético casi un 2,8 %, un crecimiento explicado por el aumento del tiempo de uso de los sistemas de riego -elevando con ello los costes, una de los puntos de las protestas agrarias que se han sucedido en los últimos meses- que han tenido que acometer la mayoría de las explotaciones para paliar los efectos de una sequía que ha perjudicado sus producciones.

El uso doméstico

Más allá del comportamiento de los distintos sectores productivos, también resulta relevante que en un año en el que la factura de la luz ha sido más económica para los bolsillos de la ciudadanía -caídas explicadas por la bajada del precio del gas tras el fuerte incremento derivado de la guerra de Ucrania, el impulso de las renovables con la eólica como principal fuente al alza y la rebaja del Gobierno en el IVA de la luz durante todo el ejercicio- que en 2022, el uso doméstico haya presentado una caída en el consumo energético. Eso sí, ligera. Porque esta bajada, interanualmente, únicamente fue del 1,13 % y unos 86.000 MWh, quedándose por tanto en 7.502.249.

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