La ley de Murphy indica que cuando todo puede salir mal, saldrá mal. Y que cuando las cosas van mal muchas veces vienen acompañadas de añadidos para ir a peor. Y eso también es lo que le ha pasado al Elche en este inicio de campeonato. Además de que el equipo no ha dado el nivel esperado, los arbitrajes se han cebado con el conjunto ilicitano.

Las jugadas dudosas siempre han caído del lado contrario. Los franjiverdes se han quedado, antes del minuto 15, con un jugador menos en dos partidos. En la jornada inaugural frente al Betis y el pasado sábado en el Camp Nou frente al Barcelona. Además, ha habido goles que se han decidido por centímetros, que han separado los posibles fuera de juego. 

A perro flaco todo son pulgas. Al margen de los malos resultados, los arbitrajes han provocado indignación, rabia y, sobre todo, impotencia. La mejor demostración fue la expulsión de Francisco el pasado sábado antes del descanso

Al igual que se espera la reacción del conjunto ilicitano en los próximos ocho encuentros, en el vestuario franjiverde consideran que las cosas ya no pueden ir a peor y que no pueden aparecer más infortunios. Por ello confían en que, junto a la mejoría del juego y los resultados, también cambien la dinámica de las decisiones arbitrales en los próximos envites y que, si no son favorables, al menos sean más justas y equitativas.