Copa del Rey

Unos Reyes sin regalo, pero el Elche «hizo todo lo que pudo»

Más de 15.500 espectadores aplauden el esfuerzo de un equipo sin gol, seguido desde la grada por su ex Lucas Boyé y por Óscar Plano, ovacionado - Algunos aficionados se despiden de Badia

Gran ambiente en la grada del Martínez Valero en el Elche-Girona de Copa del Rey

Gran ambiente en la grada del Martínez Valero en el Elche-Girona de Copa del Rey / MATÍAS SEGARRA

Ambiente de partidazo. De cita única. Mágica. En los palcos, Lucas Boyé se ha acercado a ver a su excompañeros y levanta pasiones entre los aficionados, que le piden que vuelva ante la falta de gol de su equipo. También está Óscar Plano, ovacionado por los suyos.

Lucas Boyé se fotografió con unos aficionados

Lucas Boyé se fotografió con unos aficionados / INFORMACIÓN

Jornada propia del día festivo que se vive. Familiar, con el Roscón aún en la boca -algunos lo utilizan de merienda-. Para muchos, la entrada ha sido el regalo de Sus Majestades. Es tarde de gran expectación en el campo (15.518 espectadores) y también en medios informativos -sala de Prensa abarrotada-. Un encuentro de los que se presenta histórico. Con bufandas expresas para el momento. Con aficionados de toda la provincia. Desde Villena ha venido Juan Carlos Ferrero. Y decenas de extranjeros que se entremezclan entre los seguidores como unos franjiverdes más.

Gran ambiente en la grada del Martínez Valero en el Elche-Girona de Copa del Rey

Gran ambiente en la grada del Martínez Valero en el Elche-Girona de Copa del Rey / MATÍAS SEGARRA

Como en Primera

Un partido que recuerda a los que hace muy poco el Elche jugaba en Primera. Con muchos pero que muchos niños. Pese al frío. Intenso. Las rachas de viento se detienen durante los 90 minutos y no consiguen llevarse la ilusión de poder ganar al colíder de la máxima categoría, el Girona.

Un rival contra el que se consiguió el último ascenso. De los modestos, como el Elche, que este año es la revelación a la que todo equipo pequeño aspira. Que ha sido capaz de ganar al Barça y, hace pocos días, al Atlético.

El extenista Juan Carlos Ferrero en uno de los palcos del estadio Martínez Valero

El extenista Juan Carlos Ferrero en uno de los palcos del estadio Martínez Valero / MATÍAS SEGARRA

El comentario en la grada es realista. «Vamos a disfrutar de este partido y Dios dirá». «Sería un regalo de Reyes increíble, pero será complicado». Nadie quiere hacerse demasiadas ilusiones. Los más pequeños lucen prendas que seguramente han recibido de los de Oriente. Predominan los abrigos de cuello, pero también hay chaquetones, gorros y sombreros.

La gente calienta sus palmas con un gran aplauso a los equipos cuando saltan al campo a calentar. Se conoce la alineación oficial del Elche y entre los parroquianos se destaca que es el once más titular de Beccacece. Y no está Edgar Badia, que había sido el portero de la Copa tras perder la titularidad. Algunos aficionados ya parecen saber que se marcha cedido al Zaragoza y lo despiden con aplausos y gritos de apoyo. Ha sido un héroe en el club. «¡Nunca te vamos a olvidar!», le cantan desde las butacas.

Salidas en ataque

Empieza el partido. El equipo sale en tromba. Al ataque. Y la igualdad es la tónica general de todo el primer tiempo, en el que el Elche es incluso superior a un rival muy certero, que mete la única que tiene. Hace lo mismo en la segunda, en una contra que se veía venir desde su arranque.

Las dos partes comenzaban igual, con mejor juego local y muchas ocasiones, pero con falta de contundencia en los metros finales. «La tónica general de la temporada», por otra parte, se comenta desde la grada. Los remates son continuos pero inocentes. Algunos a boca de gol. Y cuando todo el presente canta el tanto, ahí está el portero rival. Hoy, salvador.

Aficionados del Elche en el partido de hoy ante el Girona

Aficionados del Elche en el partido de hoy ante el Girona / MATÍAS SEGARRA

Hasta el final

Aunque queda poco y ya sólo cabría un milagro, el público sigue caliente. Y da ánimos a los suyos. Aplaude su brío y sus aciertos. Ya pocos. Todo se ha revolucionado. Y descontrolado. El Girona ha tomado el mando y pausado un encuentro que ha estado muy vivo hasta el final. Sobre todo, en la grada, de donde nadie quiere irse hasta que pite el colegiado.

La afición sabe que «se hizo lo que se pudo», la frase más repetida. El equipo lo ha dado todo, presionando incluso sobre la bocina. Ahora, «a centrarse en la liga», «a fichar, sobre todo delanteros, porque ya se ve que es necesario». Desde el círculo central aplaude la plantilla al respetable, que le devuelve el gesto. Los jugadores lo merecen.