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Conmoción en la enseñanza ilicitana tras el fallecimiento del profesor Antonio Pomares

El docente, de 58 años y víctima de una larga enfermedad, era ampliamente querido en la comunidad educativa de la ciudad dada su calidad humana y entrega profesional

Conmoción en la enseñanza ilicitana tras el fallecimiento del profesor Antonio PomaresDIEGO FOTÓGRAFOS

Numerosos amigos y conocidos se acercaron el martes y ayer hasta el tanatorio de la avenida de Novelda, de Elche, para dar el último adiós a Antonio Pomares Pascual, el querido profesor que a sus 58 años ha fallecido víctima de una larga enfermedad.

La figura de Antonio Pomares fue ensalzada ayer por todos los que le conocían, subrayando su gran profesionalidad en las aulas, su compromiso social y su bondad como persona.

Pomares deja así huérfana a la comunidad educativa ilicitana que en los últimos años ha sufrido importantes pérdidas docentes, como Pepe Belso o Pep Sempere, que también atesoraban una gran calidad humana y pedagógica.

El profesor de Filosofía dejó una impagable huella en el IES Pere Ibarra y, en los últimos cursos, en el Instituto La Hoya, adonde se trasladó y al que hizo también participe de su proyecto de solidaridad y educación en favor de los refugiados saharauis.

"Una buena persona, nunca ha hablado mal de nadie y siempre ha estado defendiendo los derechos de los desfavorecidos, al lado del Sahara y en favor de los que menos tenían", expresaba ayer Antonio Costa, director del IES Pere Ibarra.

Por su parte, Diego Simón Abad, su homólogo en el IES La Hoya, centro en el que a lo largo de este curso ha permanecido de baja dada su dolencia, indicaba que "como profesor, era magnífico, y como persona, impresionante. Estamos muy apenados en el centro".

Pomares, quien también dio clases en el Instituto La Asunción y en la Universidad Nacional de Educación a Distancia de Elche, era también patrono de la Fundació Cidaris, que se creó en noviembre de 2006.

Esta fundación tiene como objetivos la defensa del patrimonio geológico, paleontológico y mineralógico, el impulso del desarrollo de comunidades y pueblos con patrimonios de este tipo, así como el fomento de la investigación en materia de geología, paleontología y mineralogía. La fundación, de este modo, guarda estrechos lazos con el Museo Paleontológico de Elche, del que Pomares era un gran defensor.

En cualquier caso, uno de los mayores amores del desaparecido docente era, como se ha apuntado, el respaldo al pueblo saharaui. De hecho, fue el fundador de Educació Solidària Elx-Sahara Occidental.

Él era uno de los principales motores para llevar material escolar, enseres, ropa deportiva, calzado, etcétera, pero también recursos sanitarios y, sobre todo, ofrecer la posibilidad a los alumnos ilicitanos de enseñar castellano en los campamentos de refugiados, donde guardaba grandes amigos y era muy querido.

"Era una persona entrañable, muy concienciado con la política social", agrega Diego Simón, mientras que Antonio Costa apunta que "desde muy joven era un lector incansable, y hablar con él era aprender de todos los ámbitos. A los alumnos les enseñaba la vida, no sólo de Filosofía".

Antonio Pomares deja, a sus 58 años, viuda y tres hijos.

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