La "guerra de carretillas", tradicionalmente, siempre ha comenzado tras la Nit de l'Albà, pero, habitualmente también se han lanzado estos artefactos pirotécnicos en otros barrios y pedanías desde primeras horas de la tarde, pese a la prohibición de hacerlo fuera de la zona acotada. Ayer tampoco fue la excepción, especialmente en la avenida de Novelda, donde las carretillas regresaron, aunque en menor medida, en una jornada que se saldó con varias identificaciones, la incautación de material pirotécnico y protestas, muchas protestas, hacia la alcaldesa, a quien acusaron de querer eliminar esta costumbre.

El anuncio inicial del equipo de gobierno de eliminar la zona acotada para el lanzamiento de carretillas y la posterior decisión de trasladarla al Filet de Fora, conjugado con el recuerdo del año pasado, cuando se efectuaron varias cargas policiales para "controlar" la situación, tuvo sus efectos. Al final, la cifra de carretilleros, vecinos y curiosos se triplicó, llegando a alcanzar en algunos momentos las 300 personas, frente al centenar de años anteriores, según indicaron algunos de los incondicionales de esta cita anual en el entorno de la avenida de Novelda.

También se amplió el dispositivo de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, con un gran despliegue de la Policía Nacional, con agentes de paisano incluidos, apoyados por la Policía Local. "La de caras nuevas que hay por el barrio hoy", decían con sorna algunos vecinos, mientras que otros veían en el operativo "una demostración de fuerza orquestado por la alcaldesa", según indicaron. Y es que todos responsabilizaban a la regidora ilicitana del dispositivo. "Toda la vida se han tirado carretillas aquí y en el resto de barrios y no ha pasado nada. ¿Qué ha cambiado ahora?", se cuestionaba una mujer; mientras que otro, más duro, se mostraba contundente: "Si en lugar de ocuparse de esto estuviera pendiente de otras cosas, probablemente las cosas irían mejor".

Tampoco faltaron las quejas hacia la intervención policial. "Han identificado a mucha gente sólo por llevar bolsas con petardos, incluso a gente que estaba en el bar Mallorca, y también han pedido móviles porque pensaban que se habían grabado vídeos o se habían hecho fotos", declaraba indignado un hombre. "Sólo faltan que identifiquen al pato", comentaba en tono jocoso otro cuando se le acercaron los agentes a unos jóvenes con bolsas con material pirotécnico y un pato.

En cualquier caso, el dispositivo no impidió que se lanzaran carretillas desde varias esquinas, especialmente desde la del bar Mallorca, a los gritos de "Elche, Elche", y con el aplauso de todos los allí reunidos.

Al final, la jornada se saldó sin mayores incidentes, aunque fueron muchos los que prometieron regresar el próximo año para guardar fidelidad a esta particular tradición.