De centro de investigación a complejo cultural. Éste parece ser el destino de las dependencias que hasta hace pocos meses ocupaba la Estación Phoenix, especializada en el estudio de la palmera y el picudo rojo que, con la crisis y los recortes municipales, tuvo que ser desmantelada no sin polémica.

Ahora, el equipo de gobierno del Ayuntamiento de Elche quiere aprovechar estas dependencias para nuevos usos y para ello ha pensado en crear en el Hort del Gat, donde se inserta el edificio, un nuevo centro de cultura que dé servicio a la ciudad.

El concejal responsable, Pablo Ruz, indica que a pesar de que no hay dinero la intención es que a partir de septiembre se pueda encargar un proyecto para conocer las posibilidades del nuevo centro cultural. "Es un edificio arquitectónico muy interesante, además de los propios jardines", indicó Ruz, quien destacó además que en este enclave hay pinturas murales y altorrelieves de destacados artistas como Cañizares o Torres Bru, entre 0tros.

Grandes posibilidades

Para el concejal Ruz las posibilidades de este nuevo centro cultural son enormes, pero sobre todo subrayó su interés en que tanto las entidades culturales como vecinales puedan participar a la hora de perfilar qué usos y servicios puede aportar este nuevo contenedor cultural.

La alcaldesa, Mercedes Alonso, ha llegado, incluso, a apuntar la posibilidad de que se pudiera establecer allí algún tipo de negocio, pero más bien referido a un comercio que vendiera productos o recuerdos típicos de Elche de cara a turistas o visitantes. En cualquier caso, la alcaldesa señala que previamente será necesario llevar a cabo una rehabilitación de lo que antiguamente era la casa señorial de Antonio Pascual Ferrández. Ésa al menos es la intención de la alcaldesa, quien ha afirmado que quiere "poner en valor" tanto el propio edificio como el Hort del Gat.

Para Pablo Ruz, el único problema que tiene este enclave es que está, en cierta medida, alejado del centro, pero entiende que también esa zona puede tener su demanda cultural.

El edil de Cultura recuerda que el futuro centro cultural dispone de una balsa-piscina, que ya se verá qué usos se le pueden dar, así como una zona construida de entre 2.500 y 3.000 metros cuadrados -que ocupaba en su mayor parte la Estación Phoenix- que pueden dar mucho juego cultural. Todo ello se inscribe en el propio Hort del Gat, que cuenta con unos jardines y huerto de palmera de gran extensión. Desde el Ayuntamiento no pudieron concretar ayer las dimensiones totales de la parcela.

No obstante, desde el Ayuntamiento sí se incidió en que los jardines cuentan con un gran valor botánico, puesto que además de un palmétum, con distintas variedades de palmeras, se pueden encontrar ficus centenarios, dragos, heliotropos, wisterias, wigandias, etcétera.

Prácticamente cerrado

El Hort del Gat ha sido utilizado durante estos años, además de por los investigadores de la Estación Phoenix, por una asociación medioambiental, también para llevar a cabo los cursos de palmerero, además de que continúa siendo un taller de jardinería para la asociación de discapacitados Tamarit e incluso ha acogido diversos talleres de empleo.

Sin embargo, pese a tratarse de dependencias municipales, habitualmente ha permanecido cerrado a los ciudadanos. El Hort del Gat, además de su casa señorial, podría enriquecer aún más la actual ruta del Palmeral de Elche.

Veinte años de labor de investigación

La Estación Phoenix fue impulsada por el Ayuntamiento de Elche en 1991 y hasta su cierre, el 31 de marzo pasado, se dedicó a la investigación y experimentación sobre la palmera datilera. En su gestación intervinieron, además del Ayuntamiento, la Generalitat Valenciana, la Universidad de Alicante y dos instituciones francesas, el Institut National de la Recherche Agronomique, y el Centre Internacional de Recherches Agronomiques pour le Developpement. Posteriormente se adhirió la Universidad Miguel Hernández. Su cierre, debido a que no había fondos, según el Ayuntamiento, aunque no era así según los responsables de la Estación, dejó en la calle a 7 trabajadores. J. M.