Además de los juicios por separaciones, divorcios, medidas de régimen de visitas o pensiones que se establecen entre los padres según los distintos modelos de custodia, la magistrada del Juzgado de Familia se enfrenta constantemente a tener que tomar decisiones que deberían corresponder a los progenitores. Sin embargo, en algunos casos la relación es de tal desentendimiento entre ellos, que tiene que decidir en qué colegio se matricula a sus hijos o incluso si hacen la comunión. Para estos asuntos y los que en general son urgentes porque podrían generar un daño irreparable se reservan unos tramos horarios, de modo que suelen resolverse en una semana.

Por otro lado, y además de los procedimientos donde se pretende una sentencia porque las dos partes están enfrentadas, el juzgado de Familia también se encarga de la jurisdicción voluntaria (por ejemplo adopciones, venta bienes inmuebles que son propiedad de menores, para asignar defensa judicial a menores por ejemplo si necesitan aceptar una herencia y tienen algún problema con sus progenitores...). En un tercer ámbito están las ejecuciones de medidas. e. g. b.