El secretario autonómico de Medio ambiente y Cambio Climático, Julià Álvaro, se ha reunido con el alcalde de Elche, Carlos González, para hacerle partícipe del Sistema de Depósito, Devolución y Regreso (SDDR) de envases que la conselleria tiene previsto implantar después de un proceso de participación y consenso y mediante una ley de protección del territorio.

Álvaro ha explicado a González que, con la intención de proteger los entornos terrestres y marinos del abandono masivo de millones de latas y botellas diarias, el Consell apuesta porque las bebidas se vuelven a vender con un depósito económico. De este modo, los valencianos podrán recuperar volviendo el envase vacío a los comercios, una vuelta consumido el producto,

Como municipio marítimo y fluvial, Elche resulta especialmente afectado por el abandono de envases, que el actual sistema de Sistema Integrado de Gestión (SIG) no puede resolver por sí solo, a través de los contenedores amarillos y verdes. El SDDR es por lo tanto complementario del SIG y se apoya en la ley estatal que abre la puerta a la convivencia de los dos sistemas, según informan desde la Administración autonómica,

El secretario autonómico ha explicado también que la implantación del SDDR supondrá un ahorro para los ayuntamientos por tres razones principales. En primer lugar, la menor frecuencia de paso de los camiones de recogida al retirarse toneladas. También supondrá menor coste de recogida en transformar menos toneladas de envases.

Se traducirá en un menor coste también de los servicios de limpieza viaria al mejorar la eficiencia a la tener que retirar menos materiales de las calles y poderse centrar en el resto de materiales.

Actualmente, son los ayuntamientos los que tienen que asumir la recogida y el tratamiento de todos los residuos municipales financiados por los ciudadanos y a través contribución económica que por ley tienen que hacer envasadors y productores para la correcta gestión de los productos que ponen en el mercado.

En el caso de las aguas, refrescos, zumos y cervezas, estos envasadors y productores se organizan a través de dos sociedades anónimas llamadas Ecoembes y Ecovidrio, que financian en los ayuntamientos sólo la recogida y tratamiento de sus envases que van a parar al contenedor correspondiente (amarillo, morado o verde), lo cual representa únicamente un tercio del total.

Si estas latas, botellas o brics acaban al contenedor de rechazo, a las papeleras municipales o abandonadas, son los ayuntamientos los que tienen que pagar el coste de recogida y tratamiento, cosa que pasa con dos tercios del total de envases.

El SDDR supone que las aguas, refrescos, zumos y cervezas (el que más residuos abandonados genera) se vuelven a vender con depósito reembolsable (10 céntimos). Podrán devolverse a cualquier supermercado, tienda o bar. El comercio cobra por cada envase que recupera, bien manualmente o bien de manera automática.

El SDDR va en la línea europea de fomentar la economía circular, basada en la reducción de residuos y convertirlos en materia delgada, en un recurso valioso.