Elche y Crevillent temblaron ayer por unos segundos y se llevaron un buen susto. Un terremoto de tres grados en la escala de Richter, con epicentro en el término municipal de Hondón de los Frailes, se dejó sentir en varios puntos del casco urbano, el campo y en Crevillent, donde inicialmente el Instituto Geográfico Nacional (IGN) localizó el origen del seísmo. A su vez, la tierra también vibró en otros lugares de la provincia como Novelda, Petrer, Aspe, Catral, Dolores y Albatera.

Aunque no hubo que lamentar ningún daño material, ni humano, el fenómeno, registrado a las 16.28 horas y con una profundidad de 11 kilómetros, sí que provocó el sobresalto de muchos que lo sintieron. De hecho, el 112 llegó a recibir medio centenar de llamadas de vecinos de las poblaciones que notaron la sacudida.

Y es que la mayoría que percibieron el movimiento se encontraban en el interior de sus casas, ya que por su baja magnitud se sintió mucho menos e incluso fue inapreciable en la calle. No en vano, aquellos que sí se vieron sorprendidos por el seísmo señalaron haber visto temblar las lámparas, incluso algunos se atrevieron a admitir que toda la casa llegó a verse agitada. En mitad de ese sobresalto, desde las partidas rurales, hubo quienes afirmaron haber sentido como si un camión hubiera pasado por el salón. Otros llegaron más lejos y se lanzaron a decir que «se movía la tierra como si pasara un tren a un metro».

Las redes sociales tampoco se quedaron atrás y se inundaron de todo tipo de comentarios como: «Me he encontrado con figuras y cuadros caídos. Se movía el suelo»; «Qué susto y tan flojo. No quiero pensar cómo será uno fuerte»; «Mi marido y yo sentados en el sofá, él lo ha notado muchísimo y yo ni me he enterado».

De esta manera, el repentino seísmo se dejó notar con más fuerza en los barrios de El Pla, Altabix, Carrús y Toscar y en pedanías como Algorós, Atzavares, Peña Las Águilas y Torrellano. Los edificios de mayor antigüedad, según los expertos, son los más vulnerables, al no estar adaptados a las nuevas normativas, por lo que en los enclaves con inmuebles de más de 50 años pudieron percibir con más claridad el terremoto de ayer.

Frecuentes

La baja profundidad, unida a la baja magnitud, hizo que el fenómeno de ayer no dejara ningún daño que lamentar, ya que ninguna de estas dos variables fue alta. No obstante, el geógrafo de Elche Vicente Bordonado recordó que en el de Lorca (con nueve muertos, más de 300 heridos e innumerables destrozos) el temblor de tierra fue más superficial todavía que el de ayer. Una condición que precisamente generó una repercusión de gran calado en la localidad murciana hace cinco años.

Sea como sea, el temblor que tuvo como epicentro Hondón de los Frailes está considerado como un fenómeno leve y habitual en este territorio, según los expertos.

«Estos terremotos de baja intensidad nos recuerdan que vivimos en una zona de riesgo sísmico», señaló Bordonado. En esta línea, el geógrafo ilicitano añadió que «es una forma de liberar energía para evitar que se produzca un movimiento mayor».

El sur de la provincia de Alicante, Almería y Granada son las zonas de la Península Ibérica de mayor peligro sísmico. Por esta razón, es frecuente que a lo largo del año se registren varios temblores de entre 2,4 y 3 grados, al estar situados encima de una fosa ultrabética, que llega hasta Gibraltar, según Bordonado. El pasado mes de mayo, Elche vivió un terremoto de 2,4 grados y una réplica de 2 que tampoco causaron daños materiales. En caso de superar los cuatro grados, los expertos ya consideran que podría haber daños.

Norte de la provincia

Ayer mismo, otras poblaciones del norte de la provincia como Camp de Mirra y Beneixama sintieron de madrugada sendos temblores de 2,3 y 2,1 grados respectivamente. Sin embargo, el movimiento de tierra pasó inadvertido entre los vecinos.

En el caso del de la tarde, mucha gente también aseguró haber sentido el temblor de tierra en la comarca del Medio Vinalopó. Precisamente la alcaldesa de la localidad monfortina, María Dolores Berenguer, se encontraba en casa de su madre cuando notó que la estructura comenzaba a crujir. Asimismo, la concejala de Bienestar Social, Pilar Ibarra, sintió el temblor durante unos segundos estando en su propio piso.