«La poesía era esto» es un poema que, de alguna manera, resume un proyecto de arte urbano que desde el pasado mes de abril defiende la ilicitana Alicia García Núñez. Polaroids de lugares abandonados que pega sobre paredes, escaparates o puentes y que acompaña de algún verso o palabra grafiteada, o incluso de poemas completos escritos sobre un recibo de la luz. Además, incluye de vez en cuando un bolígrafo en su intervención urbana, buscando mucha más interacción con el espectador que de repente va por la calle y se encuentra con este momento de inspiración plasmado en la pared. «De alguna forma, es un curioso ejercicio de escritura diaria que he hecho en varias ciudades como Barcelona, que es donde vivo; Elche, que es donde nací; o Berlín, lugar que visité hace poco tiempo. Luego suelo subirlas a mi perfil de Instagram (@nopoesia). Genero una conversación con el lector, que de vez en cuando es incluso divertida. Por ejemplo, colgué una en el portal de mi casa, y al tiempo vi que había desaparecido. Un mes más tarde me avisó mi pareja de que se encontraba en la puerta del vecino del quinto. La explicación de cómo ese poema había llegado ahí arriba puede ser de lo más absurda, pero a la vez me parece fascinante. Y es que al final la poesía es todo eso: la pared, la fotografía, la gente que convive con ella... Es un conjunto que a través de esta iniciativa callejera y gamberra trato de hilvanar», manifiesta la escritora, que para las palabras o frases que adjunta a las fotos utiliza, muchas veces, fragmentos de su obra literaria. Y de todo ese arte tiene claro que lo primero que desaparecen son los bolígrafos. Solo espera que esos ladrones escriban, escriban, escriban...