Aunque no se trata del famoso caso del Ecce Homo, en la restauración que le hicieron en la década de los setenta al cuadro de la Virgen de la Asunción (realizado en el siglo XVIII) , propiedad del Ayuntamiento de Elche, también echó a volar la imaginación de su artífice. Es algo que ha descubierto la restauradora municipal, Gemma Mira, encargada de realizar un segunda intervención sobre este enorme lienzo que se le encargó en 1747 al artista oriolano Fray Antonio Villanueva para decorar la capilla del salón de plenos del Consistorio ilicitano. Gemma Mira, en el proceso de recuperación, ha descubierto que, hace más de cuarenta años, el compañero de gremio que trató de adecentar la obra no fue fiel a la original y reinterpretó imágenes como las de las cabeas de algunos de los ángeles que acompañan a la patrona de Elche, modificando la orientación de sus rostros con respecto a como las pintó Villanueva. Actualmente miran hacia el frente y en la primera versión sus ojos se dirigen hacia arriba.

«Hay que tener en cuenta que en los años setenta no todos los restauradores estaban profesionalizados y muchos simplemente eran pintores a los que se encargaban estos trabajos, y directamente repintaban encima del cuadro, sin respetar algunas reglas básicas de la restauración. Entre ellas reproducir de manera exacta las formas originales», manifiesta Mira, cuya labor está consistiendo en eliminar todos esos repintes y estucos que padeció este cuadro, descubriendo de nuevo sus colores originarios. Algo importante en una obra en la que el autor, Fray Antonio Villanueva, destacaba por su dominio de la policromía.

Esta Virgen de la Asunción le costó al Ayuntamiento 20 libras y se mantuvo en la capilla del salón de plenos hasta 1939, que fue cuando se encargó que se realizara una réplica porque la de Villanueva estaba deteriorada.

Según consta en documentos del Archivo Municipal, el Consistorio le encomendó, después de la Guerra Civil, al artista ilicitano Francisco Rodríguez Clement que llevara a cabo una reproducción exacta, que es la que desde entonces se encuentra en el salón de plenos. «Le pagaron unas 2.000 pesetas por la reproducción y por un cuadro del Generalísimo», indica Gemma Mira, conocedora de la historia.

La original fue a parar a un almacén, donde, según Mira, durmió el sueño de los justos muchísimos años. Tras su restauración en los 70 la colgó en su pequeño despacho el archivero municipal, donde permaneció varias décadas. Hace unos años pasó a una sala de espera del edificio consistorial y ahora han decidido volver a reparar los daños del paso del tiempo.

La restauradora municipal explica que la réplica que llevó a cabo Francisco Rodríguez Sánchez Clement en 1939 era fiel a la de Antonio Villanueva y, gracias a ella, está pudiendo constatar las variaciones que realizó este atrevido pintor en los setenta.

Una vez que acabe este proceso de recuperación, está previsto que el próximo destino del cuadro sea el Museo de la Festa. Gemma Mira expresa que se trata de «una ardua tarea muy gratificante. Estos procesos tan complejos y delicados son los que motivan al restaurador a recuperar la esencia y originalidad de la obra en la medida de lo posible».