El artista Pepe Pascual lega al pueblo de Elche la obra de su vida: un millar de piezas de cerámica

El Ayuntamiento comienza la catalogación de la obra, que abarca más de medio siglo y que tiene motivos ilicitanos como principal argumento -

El alcalde, Pablo Ruz, considera la cesión como una de las más importantes y busca dónde ponerla en valor

El alcalde y la restauradora, con la obra del ceramista

El alcalde y la restauradora, con la obra del ceramista / Áxel Álvarez

M. Alarcón

M. Alarcón

La luz que se cuela por las vidrieras de una de las estancias del convento de las Clarisas de Elche, junto al Patio de los Naranjos, tiene la oportunidad, compartida con la restauradora municipal Gemma Mira Gutiérrez, de asistir muda e inopinable a la catalogación de la obra del ceramista ilicitano Pepe Pascual, quien ha firmado todos los trabajos a lo largo de su dilatada trayectoria profesional como Pascual Albarranch, apellido este último que coge de su esposa, Mercedes, sobrina de quien fuera genial pintor Vicente Albarranch Blasco y quien ha sido su colaboradora artística, también su musa.

La patrona está presente en muchas de las obras del artista. | ÁXEL ÁLVAREZ

La patrona está presente en muchas de las obras del artista. | ÁXEL ÁLVAREZ / m.alarcón

Catalogación

Cerca de un millar de piezas han comenzado a catalogarse, la cifra exacta aún no se conoce por cómo de vasta es la obra que ya está en poder municipal, porque el artista ha decidido la donación a beneficio del pueblo de Elche, lo que hace al Ayuntamiento garante del deseo de Pepe Pascual, quien este 1 de mayo cumplirá 83 años.

Entrar en la sala donde se realiza el minucioso trabajo, donde la delicada cerámica sigue envuelta en corcho blanco o adormecida entre plásticos acolchados, en lo que se tardará a buen seguro varias semanas, permite al mismo tiempo contemplar la vida de un artista a través de las imágenes cocidas en hornos a altas temperaturas durante horas hasta convertirse en un prodigio, en algo único. Se llaman, y no es broma, «bizcochos» y a ello ha dedicado la pareja más de medio siglo.

Las piezas son de todo tipo y tamaño, fruto de una vida de trabajo en el horno del artista con la colaboración de su mujer cómplice. | ÁXEL ÁLVAREZ

Las piezas son de todo tipo y tamaño, fruto de una vida de trabajo en el horno del artista con la colaboración de su mujer cómplice. | ÁXEL ÁLVAREZ / m.alarcón

Pequeño negocio

Un pequeño negocio, ya cerrado tras la jubilación del que también fue profesor, que regentaba su esposa junto al colegio Ferrández Cruz, daba vida a la pasión de Pepe Pascual por la cerámica artesanal. Dice Mercedes que su marido siempre fue gran aficionado a la lectura de libros antiguos, a ver grabados del siglo XVIII y XIX, estudiar las técnicas y, finalmente, ponerlas en práctica. Así fue durante más de medio siglo.

Brochas con pelos de tres ceros, con otros que acababan en un único filamento, donde la densidad y el color obligan a una infinita paciencia sin saber qué saldrá del horno cuando se enfríe es el relato de dos enamorados de un arte plástico menor por lo desconocido, mayor por la pasión que le han puesto.

El artista Pepe Pascual lega un millar de piezas de cerámica al pueblo de Elche

El artista Pepe Pascual lega un millar de piezas de cerámica al pueblo de Elche / m.alarcón

Belenes, imágenes de la Patrona, muchas, pero también del Patrón de Elche, de la Virgen de la Asunción y San Agatángelo, máscaras funerarias, detalles que pasan desapercibidos, algunos de la basílica de Santa María, como la mirilla exterior desde la que se observa el altar con la patrona, flores, plantas, aperos de labranza, paisajes, santos y vírgenes. Pero también imágenes de la ciudad de Orihuela, del Puerto de Alicante, de la ciudad de València o de Alcoy con Sant Jordi como protagonista han sido motivos de inspiración.

El artista Pepe Pascual lega un millar de piezas de cerámica al pueblo de Elche

El artista Pepe Pascual lega un millar de piezas de cerámica al pueblo de Elche / m.alarcón

Gemma Mira tiene ante sí un nuevo reto profesional porque las cerámicas son de los más variados tamaños, desde piezas pequeñas a otras muy grandes, algunas que forman cuadros a partir de varias losetas que se engarzan sin saber cómo afinó el autor para unir trazos que vienen de orígenes tan dispares. Con estilos distintos porque el artista ha evolucionado o empleado nuevas técnicas a lo largo de los años. También han cambiado las condiciones de la cocción, tanto en temperatura como en tiempos, la materia prima ha evolucionado manteniéndose exclusivamente la técnica ancestral utilizada. Todo ello debe quedar perfectamente numerado y la participación del artista, aportando su grano de arena al detalle, se hará imprescindible durante esta labor.

Jubilación

«Hemos legado al Ayuntamiento de Elche -explica Pepe Pascual- lo que nos quedó en la tienda cuando se cerró tras la jubilación. Era un negocio con sus clientes, que principalmente se nutría de pedidos». Mantener un legado de artesanía en un mundo tan competitivo, que el cliente sepa diferenciar si lo que tiene entre sus manos es una obra única o ha salido de una cadena de producción, de vitrificados y esmaltados, de serigrafías y calcomanías cerámicas, no es fácil frente a negocios que, como el de los Pascual Albarranch, son tristemente cada vez más pasado que presente, que llevan camino de sumarse a esa pérdida irreparable de la esencia de las ciudades y de sus artesanos.

Una imagen de la patrona de Elche

Una imagen de la patrona de Elche / Áxel Álvarez

Diferencias

«Muchos han venido y preguntaban para que les explicara la diferencia entre un ‘ladrillet’ de mil pesetas u otro de diez. Entre algo hecho a mano o en una producción», explica el artista. Su interlocutor quizá no entendiera nunca la respuesta.

El Ayuntamiento de Elche también ha sido siempre un buen cliente porque ha dejado su huella en reconocimientos que se pueden ver en algunos puntos de la ciudad a personas desaparecidas. El alcalde, Pablo Ruz, quien ya ha visto parte del legado, considera que estamos ante una de las donaciones más importantes que ha recibido la ciudad.

Sesenta cerámicas

Pasados los 80 años, el artista ha colgado sus pinceles y cerrado su viejo horno de cerámica. Perder el pulso es una tragedia para un artista si, además, su trabajo es tan minucioso, no queda más que tomar una cruel decisión sin echar la vista atrás. Su última obra ha sido dar este legado a su pueblo.

«No sé qué va a hacer Pablo (Ruz) con la obra», dice Mercedes, quien recuerda cómo de niño, con 8 años, el actual regidor fue a la tienda, siendo ángel del Misteri, para conocer aquel trabajo y cómo se interesó por una cerámica sobre una cantiga de Alfonso X, lo que le extrañó. El espesor de un esmalte y el tiempo de cocción en un horno a 980 grados organizada, precisamente, en las Clarisas, con sesenta cerámicas sobre la Mare de Déu.

El alcalde, en la sala donde se cataloga la obra cerámica

El alcalde, en la sala donde se cataloga la obra cerámica / Áxel Álvarez

Pigmentos

La restauradora coge alguna cerámica e intenta explicar alguno de los misterios que desconoce el profano. Grabados con reservas de zonas, colores y tratamiento de piezas, detalles en los acabados artísticos. Pigmentos animales o esmaltes. Pepe y Mercedes han complementado sus vidas porque ella preparaba todo al artista. Negar que una parte de Mercedes está presente en la obra es negar una evidencia porque la firma de ambos aparece unida en cada trabajo. Para muchos no son más ni menos que «Pepe Albarranch», mezclando el nombre de él y el apellido de ella, así lo reconoce el propio regidor. Buscar un lugar con capacidad para mostrar el legado no será una tarea fácil para el Ayuntamiento de Elche. Ruz baraja la posibilidad de colocar una calle dedicada a este trabajo, que forme parte de las fachadas.

El espesor de un esmalte y el tiempo de cocción en un horno a 980 grados

No son bizcochos pero exigen bastante más paciencia y perfección a la hora de mezclar los ingredientes, mucha más que la preparación de un pastel. La paciencia, la superación del error y no caer en la complacencia.Ser muy exigente con una cerámica que tiene un espesor de un milímetro por un lado y dos por el otro porque el espesor del esmalte no era el adecuado, obligó a Pepe Pascual muchas veces a echar para atrás una obra. Acabar con ella en la papelera.

«Las piezas -explica Mercedes Albarranch- permanecen hasta doce horas en el horno pero, al igual que este, tienen que ir calentándose de forma progresiva. No se colocan cuando alcanza la temperatura de cocción, a unos 980 grados, sino mucho antes. Hay un tiempo que tiene que permanecer, por ejemplo, a 500 grados». Pascual y Albarranch han experimentado y aprendido de zonas donde se conserva como un patrimonio la artesanía de la cerámica, caso de Talavera de la Reina, manteniendo un legado que se inició con la Edad Media. Con el paso del tiempo, con el aprendizaje de los errores, con el cambio de materiales, texturas, colores... fueron cambiado su forma de fabricar esta artesanía

En el material que ahora cataloga la conservadora de museos están presentes los cambios de estilo del autor. Sus épocas de creación artística y sus modelos y diseños. «La cerámica no puedes verla hasta que el horno se ha enfriado. Muchas veces el resultado no ha sido el deseado y es un volver a empezar», explica la pareja amante de otros trabajos cerámicos, relacionados con vasijas que no han formado parte de su proyección artística.