Opinión

El Palmeral

Llevo casi toda mi vida profesional debatiendo este asunto del Palmeral, de tal modo que volver a tocar el tema me produce cierta sensación de cansancio e impotencia.

Dos personas paseando por los huertos de palmeras enclavados en el centro de Elche.

Dos personas paseando por los huertos de palmeras enclavados en el centro de Elche. / porTomásMartínezBoixDoctorenArquitectura

Llevo casi toda mi vida profesional debatiendo este asunto del Palmeral, de tal modo que volver a tocar el tema me produce cierta sensación de cansancio e impotencia. Creo que un exceso de controversia ha actuado negativamente sobre este objeto de reflexión. La variación de opiniones, desde aquellos primeros viajeros que dotaron al Palmeral de cualidades propias del orientalismo, hasta ciertas posturas etnográficas que parecen un estudio costumbrista del mismo; todo nos ha llevado a una mistificación que ha impedido una comprensión cabal. Y hay que decir que en los próximos tiempos será necesario retomar la elaboración del Plan Especial del Palmeral para cumplir con las leyes que nos hemos dado, y nuevamente me planteo el fondo y la forma para abordar este problema.

Quiero señalar que el Urbanismo es un arte dedicado a estudiar el crecimiento de la ciudad y que no tiene una teoría propia para entender qué bienes deben ser conservados y por qué. Es en el ámbito de otras disciplinas desde donde deben buscarse principios para la conservación del patrimonio arquitectónico, urbanístico o paisajístico. Posiblemente desde la Teoría de la Arquitectura y la Ciudad encontramos una disciplina más adecuada para fijar esos criterios. También la Historia y la Arqueología, la Antropología o las Ciencias Ambientales son diferentes materias que permiten discernir cómo entender qué bienes deben ser conservados y por qué. Sin embargo, en los últimos tiempos se ha pedido al Urbanismo que se haga cargo tanto de la catalogación de edificios y conjuntos urbanos como de la preservación de paisajes, incluso de yacimientos arqueológicos o espacios naturales.

Urbanismo

La principal característica de los palmerales desde el punto de vista urbanístico es que en los últimos tiempos han dejado de ser un territorio común, con una calificación y una clasificación urbanística como cualquier otro; para pasar a convertirse en un suelo con un tratamiento diferenciado debido precisamente a su protección como Palmeral.

El Urbanismo siempre ha estado centrado en el análisis de la ciudad estableciendo propuestas de mejora en el crecimiento a través de los planes generales y en el estudio de los nuevos barrios y las características que deben comprender a través de planes parciales. Para todo lo demás, el Urbanismo se ha visto obligado a abrir un cajón de sastre bajo la denominación genérica de «planes especiales». Es decir el intento de ordenar todo aquello que no sea el crecimiento urbano se hará a través de un plan especial. Y este es el caso de nuestro Palmeral, que debe ser estudiado y ordenado a través de un plan especial.

Metodología

Pero, ¿cómo se elaboran estos planes especiales? Resulta evidente que el Urbanismo carece de una metodología apropiada para abordar una temática tan dispersa. Es necesario apoyarse en criterios provenientes de otras disciplinas y al final dibujar la realidad que pretendemos analizar, como recurso que permite una aproximación a la comprensión del problema. Porque el dibujo arquitectónico nos permite esquematizar la realidad abordando su comprensión con una intención y para eso es necesario «saber mirar». En eso insistían mis viejos profesores de la Escuela y he llegado a creer que la mirada del arquitecto es esencial para sustanciar este plan especial.

Ruina

También diré que aquello que se nos ha legado es un Palmeral en estado de ruina y nuestro propósito debe ser consolidar el Palmeral en su estado actual. ¿Qué quiere decir esto? Que no interesa devolver el Palmeral a un estado vivo de producción agrícola, tal y como fue en otra época. La conservación debe circunscribirse a lo existente. Para entender esta propuesta debemos remontarnos a los principios de intervención en el patrimonio histórico comenzado por un gran arquitecto: Eugène Viollet-le-Duc. Fue Viollet quien llevó Notre Dame de París a una perfección estilística de la que nunca había gozado. Por cierto, hoy se ha suscitado la polémica (al arder la catedral) de cómo intervenir, y se ha impuesto la reposición de toda las operaciones realizadas por Viollet. Siguiendo sus enseñanzas, se rehicieron varia catedrales en España, haciéndolas más góticas de lo que nunca fueron. Fue por cierto John Ruskin quien pidió a los arquitectos que los edificios se preservaran en el estado en el que se encontraban, sin tratar de conducirlos a un estado de perfección formal. Es decir, una ruina debía consolidarse como tal y no reconstruir el edificio que un día fue.

Entiendo, por tanto, el Palmeral como un antiguo espacio agrícola, hoy en estado de ruina; pero con unas cualidades estéticas propias, de las que los palmerales productivos carecen. El Palmeral de Elche es una joya por su absoluta diversidad, por sus palmeras de alturas desconsideradas y su remembranza de lo que fue: un espacio agrícola. En definitiva, hoy resulta inexcusable redactar un Plan Especial de Protección del Palmeral de Elche que recoja nuestras aspiraciones conservacionistas.