«Menos de la mitad de la población española alcanza la ingesta recomendada de calcio en la dieta». Así de contundente y, a la vez, preocupante, lo advierte la doctora María Jesús Moro, del Hospital Universitario Infanta Leonor de Madrid, quien recientemente ha recalado en Elche como parte del plantel de expertos del XXII Congreso Nacional de la Sociedad Española de Investigación Ósea y Metabolismo Mineral (Seiomm) que durante tres días ha debatido sobre todo tipo de cuestiones relacionadas con las enfermedades óseas .

La osteoporosis es una enfermedad crónica que debilita los huesos hasta un punto tal que se fracturan. Afecta sobre todo a las mujeres. El calcio, por tanto, se vuelve fundamental. «La fuente más importante de calcio en la dieta son los lácteos, siendo, además, donde más y mejor se consigue absorber de este compuesto. De hecho, es en forma de yogur donde resulta mayor la tasa de absorción, siendo ésta la forma recomendada por los expertos para adquirir calcio con la dieta», subraya la doctora Moro, a la vez que precisa que otras fuentes de calcio son las verduras (coles, brócoli) y los frutos secos. El cuerpo, aproximadamente, precisaría al día de unos mil miligramos de calcio. Un vaso de leche aporta unos 300 miligramos.

Además, con apenas media hora de exposición al sol cada día evitaríamos un sinfín de problemas relacionados con nuestros huesos. Y es que nuestro cuerpo produce vitamina D cuando la piel se expone al sol, imprescindible para la absorción de calcio y de magnesio.

En este sentido, el doctor Óscar Torregrosa, internista del Hospital General de Elche, no es la primera vez que insiste en la paradoja de cómo los nórdicos cuidan mejor de su esqueleto gracias a la vitamina D, pese a contar con menos horas de sol. Y es que allí se suplementan la mayoría de alimentos con vitamina D, mientras que en España se hace con calcio.

Por su parte, la facultativa llama la atención también sobre el hecho de que en la actualidad se dispone de tratamientos que reducen de manera eficaz el riesgo de sufrir una fractura osteoporótica y se pueden utilizar de forma segura durante periodos prolongados de tiempo, incluso después de diez años. Sin embargo, en España aún muchos de los pacientes que tienen osteoporosis y que ya han sufrido una fractura por fragilidad ósea no reciben tratamiento médico apropiado. «Se aprecia aún un déficit terapéutico en estos pacientes, ya que o los fármacos indicados se abandonan antes de tiempo o simplemente no se indican tras haberse producido una fractura», señala Moro.

El congreso también ha contado, entre otros, con el doctor Michael P. Whyte, del Shriners Hospital for Children (Missouri), referencia mundial en enfermedades del metabolismo óseo, así como displasias esqueléticas en niños.

Por otra parte, a nivel de la asistencia sanitaria ha quedado patente una importante necesidad de mayor coordinación entre niveles asistenciales (entre Atención Primaria y Especializada) para el abordaje y seguimiento de los pacientes con osteoporosis y fractura.