Una situación extrema, la muerte de un patriarca, es el origen de la novela El último gin-tonic, un texto que supone el regreso a la narrativa 33 años después de su autor, el poeta valenciano Rafael Soler. El escritor presentará esta tarde, a partir de las 19.30 horas, el libro ante el público ilicitano en un acto que tendrá lugar en la librería Ali i Truc (Passeig de les Eres de Santa Llúcia, 7). Durante este encuentro literario, Soler desvelará las claves de una historia repleta de encrucijadas, tramas familiares y desencuentros de todo tipo.

El autor, enmarcado en la llamada «nueva novela española», rompe las fronteras del lenguaje y de la construcción narrativa en una apuesta que supone un regreso para él a caminos literarios por los que hacia más de tres décadas que no transitaba. El último gin-tonic desgrana la historia de Lucas Casares y sus tres hijos, a los que ha bautizado con los bíblicos nombres de Marcos, Mateo y Juan. Esta particular familia, ante las últimas horas de existencia del progenitor, vivirá una especie de última cena, también con sus reminiscencias bíblicas, por más que el escritor se haya decantado para el título de su libro por una bebida de graduación alcohólica.

«Me gusta decir que soy un poeta que también escribe novelas», asegura Soler antes de su visita de esta tarde a Elche. Su época más activa como autor tuvo lugar en la década de los ochenta, un periodo en el que publicó hasta cuatro novelas. Desde 1985, año en el que apareció su obra Barranco, el valenciano tomó un importante silencio editorial, que no rompió hasta 2009, con la aparición del poemario Maneras de volver. A este libro le han seguido en los últimos años Las cartas que debía, Ácido Almíbar, Premio de la Crítica Literaria Valenciana 2015, y No eres nadie hasta que te disparan.

La novela que hoy le ocupa en Elche está inspirada en secuencias cinematográficas, uno de los referentes de cabecera de Soler. A través de las páginas de El último gin-tonic el lector atraviesa una historia coral con recursos narrativos que van encajando como las piezas de un puzle y un final abierto, para que sea el propio lector el que se encargue de resolverlo. «Considero que el lenguaje es el gran protagonista, tanto en la novela como en la poesía. Las poesías piden silencios y la narrativa una implicación activa, nunca hay que contar lo obvio ni decir más que lo justo», subraya el escritor.

El 16 de abril, Soler presentó su libro en Madrid acompañado de dos amigos, los también escritores José María Merino y Luis Landero. Hoy tocará el turno de la presentación en Elche.