No solo el agua baja con más fuerza por el Vinalopó tras las lluvias de este fin de semana. Las precipitaciones ha sacado a la luz la peor imagen del río. Y todo ello por culpa de los vertidos incontrolados que van a parar al cauce y que acaban siendo arrastrados a lo largo de varios kilómetros.

De nuevo, toallitas higiénicas y todo tipo de plásticos han invadido las orillas del Vinalopó, sobre todo, entre el puente de Barrachina y el de la Ronda Sur. La suciedad se acumula en los márgenes del río desde el temporal del sábado, lo que ha dejado una estampa bastante desagradable en la zona. Lo peor, además, es que los desperdicios se quedan atrapados entre la vegetación, por lo que una limpieza conllevaría tener que arrancar parte de las plantas de esa zona.

Ante este nuevo panorama, vecinos que residen en este entorno lamentaron ayer la suciedad que sufre este punto más alejado del casco urbano, cada vez que el agua baja con más fuerza de lo habitual.

Sin embargo, este problema no es nuevo. Bolsas de basura, muebles y, sobre todo, cientos de toallitas han desatado en los últimos años las quejas por parte de colectivos como la Asociación de Amigos de los Humedales del Sur (AHSA) o Margalló. Las reivindicaciones para acabar con la degradación paisajística en este punto del río son una constante, pero, sobre todo, cuando las lluvias evidencian que el problema persiste. Y es que uno de los inconvenientes cada vez que llueve es que la depuradora no da abasto y todo va a parar al cauce debido a la saturación. De ahí que desde la Asociación de Amigos de los Humedales hayan reclamado la construcción de un tanque de tormentas para evitar que cuando llueva en Elche se produzcan situaciones de este tipo.

A este reclamo se suma otro por parte de colectivos y vecinos. Y es la necesidad de adecuar también la zona sur del Vinalopó, ante la degradación paisajística que sufre y la aparición de nuevas escombreras. Y todo ello unido también a la pretensión de ser Capital Verde Europea en el año 2030, con la que el tripartito está poniendo el foco durante todo este mandato.

Por el momento, una de las soluciones que planteó el equipo de gobierno para atajar este problema endémico es crear una barrera natural de cañizo para frenar los residuos. Sin embargo, todavía se desconocen los plazos de su puesta en marcha. La idea que planteó la Concejalía de Medio Ambiente consiste en la creación de barreras vegetales, mediante la plantación de cañizo, al final del tramo encauzado, que retendrán los sólidos flotantes, para facilitar de este modo su limpieza.

Precisamente, esta iniciativa está proyectada en el puente de Barrachina, hacia fuera del casco urbano, y, tal y como explicó el concejal Antonio García, se trataría de una actuación con un impacto ambiental mínimo y de bajo coste económico.

Ahora, una vez que el Ayuntamiento ya puso en conocimiento de la Confederación del Júcar la iniciativa, el Consistorio ilicitano está a la espera de contar con la autorización pertinente.