Son las 13 horas y en la sala de espera del área de Urgencias del Hospital del Vinalopó, en plena hora punta, los pacientes se cuentan prácticamente con los dedos de una mano. El confinamiento se nota también en este servicio, que ha dejado de recibir la visita de «los pacientes más leves, y solo recibimos casos que son de gravedad y realmente urgentes», señala el doctor Blas Giménez, jefe de servicio de Urgencias de los hospitales del Vinalopó y Torrevieja. La crisis sanitaria actual ha obligado a reestructurar el servicio, para garantizar la seguridad de médicos y usuarios. «En ese sentido, agradecemos el bajón de pacientes, que la gente se haya concienciado, no salga de casa y venga a lo estrictamente necesario», señala.

En media hora, solo cuatro personas han llegado al hospital para recibir asistencia médica. La cifra global de atendidos refleja ese goteo asistencial. Mientras que habitualmente el servicio tiene una media de 260 atenciones diaria, en los últimos días, tras decretar el estado de alarma, se están atendiendo poco más de 120, señala el doctor Giménez. Las cifras en el Hospital General de Elche son incluso más bajas, habiendo pasado de unas 230 atenciones de media a ni siquiera alcanzar las 100 en los últimos días. La situación «es extrapolable a cualquier hospital. Mantengo constante comunicación con otros jefes de servicio y estan igual, asegura el doctor Giménez. Los traumatismos, problemas cardiovasculares y enfermedades respiratorias son las causas más comunes que requieren de atención. Estas últimas son las que más preocupan al personal sanitario, por su posible relación con el COVID-19. El servicio, aprovechando que el área de Urgencias tiene dos pasillos diferenciados y una sala de espera interior, ha separado a todos aquellos que llegan con infecciones respiratorias para que no estén en contacto con el resto de los pacientes. No es el único cambio a la hora de organizar la atención. Lo primero que hace el personal de admisión cuando llega un usuario es darle una mascarilla y, lo más importante, debe entrar al hospital solo, no se permite ningún acompañante. El personal también cuenta con protección si fuera necesario. Dependiendo de los síntomas del paciente y de la exploración o atención que necesite, se han organizado tres niveles de protección.

Además, los 36 facultativos del área de Urgencias han redistribuido turnos, disminuyendo su presencia en los hospitales y han sido sustituidos por médicos de otras áreas como Traumatología u Oftalmología, aprovechando que se han suprimido consultas y cirugías no urgentes. El objetivo pasa por garantizar que el mayor número de médicos de Urgencias no tienen contacto entre sí para evitar contagios en cadena que puedan afectar al servicio. Lo que sí se ha reforzado es el personal del servicio de Enfermería, pues los pacientes «requieren más cuidados y los profesionales necesitan más ayuda», concluye.

Tres niveles de protección, turnos con menos personal y evitar contactos

Los sanitarios han cambiado sus hábitos de trabajo para evitar focos de contagio en los hospitales

Entre el personal sanitario, las medidas de protección crecen cada día más, con el fin de evitar brotes en los hospitales como el originado entre anestesiólogos del Hospital General de Alicante o entre directivos del Hospital General de Elche. Blas Giménez, jefe de servicio de Urgencias del Hospital del Vinalopó, señala que su servicio cuenta con hasta tres niveles de protección a la hora de atender a los pacientes.

En el más básico, los facultativos utilizan una mascarilla y se higienizan las manos. El nivel intermedio añade guantes y una bata quirúrgica, y en el más alto se añaden gafas, gorros y se sustituye la mascarilla por otro de menor protección, se usa bata impermeable y gafas, aunque es el menos frecuente, señala el doctor Giménez. Entre los profesionales, dentro de la preocupación, predomina la tranquilidad, ya que «es más difícil contagiarte del virus fuera, por la calle, que aquí. Estamos muy protegidos y no tenemos carencia de material, como sí está pasando en otros hospitales», añade.

El hospital también ha cerrado la cafetería para el personal sanitario, por lo que «comemos, cenamos o merendamos por separado, cada uno en una punta, y evitamos todo tipo de contacto y tratamos, dentro de lo posible, mantener la distancia de seguridad entre nosotros». Son medidas difíciles de afrontar, no solo en el plano profesional, sino «también en el personal, porque pasamos muchas horas juntos y esa imagen de sentarse a tomar algo tres o cuatro personas, se ha acabado».

Los turnos también se han visto modificados, en Urgencias, por ejemplo, trabaja menos gente, y se ha intentado espaciar las guardias para que el personal pase menos tiempo en el hospital.

También se han suprimido las libranzas y cambios de turno para evitar contagios entre compañeros y servicios.