El último de los tramos que se ejecutarán en la obra de desdoblamiento de la carretera entre Elche y Santa Pola, el más cercano a la ciudad ilicitana, tendrá un impacto medioambiental adicional. Así se lo pidió este martes el alcalde, Carlos González, al conseller de Obras Públicas, Arcadi España, en su visita. El planteamiento del primer edil es que la obra del último tramo de esta esperada infraestructura incluya también los trabajos necesarios para poner fin a las inundaciones que se producen en el barranco de San Antón y la pedanía de Atzavares cada vez que se producen episodios de lluvias intensas.

España realizó ayer su primera visita institucional a Elche en condición de conseller y, tras su paso por el Ayuntamiento, se acercó junto al propio González y la alcaldesa de Santa Pola, Loreto Serrano, a comprobar sobre el terreno los trabajos actuales de desdoblamiento en el segundo tramo de la carretera, el que separa la Vereda de Sendres de Valverde, que cuenta con un plazo de ejecución de doces meses y una inversión de la Generalitat de 2,5 millones de euros.

La seguridad es uno de los factores clave en la intervención que se está realizando en una infraestructura que recoge, al cabo del día, el paso de 17.000 vehículos

La intervención total superará los 11 millones. A día de hoy se han ejecutado dos kilómetros y faltan unos diez. En su visita, el conseller adquirió el compromiso de que todos los tramos salgan a licitación antes de que finalice el actual mandato. El último es el que más juego dio ayer, sobre todos tras las palabras del alcalde: «Es importante que en este mandato se ejecute la licitación completa y la zona más próxima a Elche tiene que recoger la solución técnica para el problema que hay en el barranco de San Antón y Atzavares con las inundaciones. Es un asunto que preocupa y es clave que la carretera resuelva la relación con su entorno».

Los alcaldes de Santa Pola y Elche hablan ayer con el conseller Arcadi España, en el centro. | ANTONIO AMORÓS

El guante lanzado por González fue recogido por España, quien también se refirió a las soluciones técnicas que debe ofrecer la obra para el problema que afecta a San Antón y Atzavares. «En el último tramo tenemos un problema de inundabilidad en el barranco. Será necesaria una tramitación ambiental más procelosa por las dificultades que plantea. Lo importante es que, con la inversión de 11 millones, vamos a construir una infraestructura que tiene una mirada más sostenible y responde a las necesidades de los ilicitanos», apuntó.

El responsable autonómico de Obras Públicas también expuso cuáles son los ejes prioritarios de la nueva carretera entre Elche y Santa Pola, unos puntos que se basan en la «mirada sostenible» que comentó. Estos ejes pasan por el aumento de la capacidad de la infraestructura, al doblarse la calzada, el carril ciclopeatonal, la seguridad vial para reducir los accidentes y la mejora de la accesibilidad del transporte público.

«Esta carretera es fundamental en la relación social, cultural y económica tan intensa que mantienen Elche y Santa Pola, con multitud de desplazamientos al cabo del día que se incrementan durante los meses de verano», concluyó el alcalde ilicitano.