«En el círculo se confunden el principio y el fin». Heráclito (544 a. C. - 484 a. C.) filósofo griego.

Seguimos agobiados, preocupados, descentrados, recelosos y agotados, muy agotados. Otros muchos, además, confinados, enfermos, hospitalizados, entubados o, en el peor de los casos, inhumados. Algunos, aunque muy pocos todavía, vacunados. ¿Puede esto realmente ser el fin?, se preguntan, con Bob Dylan, muchas personas de ambos sexos y no binarias que buscan con denuedo su papel en esta nueva realidad pirandelliana. ¿Han aprovechado que íbamos un momento al baño para meternos en una distopía tipo El cuento de la criada? ¿Acaso los negacionistas, antivacunas y demás especímenes de tal ralea tendrán razón? ¿Y si la tierra no solo es plana, sino que tiene forma de rodaballo? Las escasas certidumbres que todavía nos quedan están siendo tenaz y sistemáticamente puestas a prueba día a día, hora a hora, con cada prórroga y/o ampliación de las medidas confinatorias. Y por si fuera poco, el efecto Dunning-Kruger se ha adueñado de la vida pública, de manera que individuos tenazmente incompetentes tienden a sobreestimar su habilidad mientras que, por el contrario, individuos altamente competentes subestiman su capacidad en relación con la de otros. Y el resultado es todo esto.

Mientras tratamos de sortear las sucesivas olas de este pernicioso tsunami vírico, ya sea como consecuencia de un pliegue cósmico o a causa de la recursividad, volvemos a tener sobre la mesa el regreso de la Dama a Elche. Pero el alcalde, Carlos González, no ha traído este asunto a colación motu proprio, ni siquiera para tratar de desviar la atención de los airados hosteleros, Lo ha hecho acuciado por la enésima andanada (momentáneamente abortada) del senador compromisario castellonense Carles Mulet, que inasequible al desaliento se ha propuesto conseguir que nuestra ilustre exiliada pétrea vuelva de manera permanente a su casa, a base de porfiar hasta la extenuación (la del Gobierno de turno, no la suya propia) con sus reiterativas peticiones en tal sentido. Lo consiga o no, ya se merece el nombramiento de caballero de la Real Orden de la ídem, por su denuedo y empecinamiento en tal empeño. Y por ser el miembro de la Cámara Alta más activo, no solo de esta legislatura, sino desde las Cortes de Cádiz, como lo atestiguan sus cerca de 30.000 iniciativas e intervenciones de todo tipo y condición en casi seis años. Si esto no es ganarse el sueldo, que venga Pablo Iglesias y lo vea.

Y es que Mulet no quiere componendas descafeinadas tipo cesiones temporales, sino el regreso definitivo del tótem del arte íbero. Como en su casa la Dama no va a estar en ningún sitio, proclama. Su retorno al hogar constituiría no solo un revulsivo económico, cultural, turístico y social, sino también una salvaguardia frente a una invasión zombi, porque como ya quedó en evidencia por una de sus preguntas parlamentarias, el Gobierno no tiene planes de contingencia ante un eventual advenimiento de los walking dead. Si tal hecatombe acontece hallándose la egregia pieza entre sus paisanos, no faltará quien pueda enterrarla de nuevo. Por ejemplo, en alguno de los aljibes descubiertos en las excavaciones del Mercado Central (y, ya puestos, se podrían tapar todos los restos arqueológicos sin esperar a la conselleria, que igual habría sucumbido al ataque). De todos es sabido que los muertos vivientes son poco dados a excavar agujeros (con lo que les cuesta salir del suyo), por lo que estaría asegurada su preservación, además de reforzar los considerandos patrimoniales cara a la rescisión del contrato (si la invasión de ultratumba no acaba triunfando, claro).

A González no le ha gustado nada este nuevo adelantamiento por el arcén del inquieto senador compromisario, porque asegura que se está trabajando de manera lenta pero pausada con el Consell, el Gobierno central y el Museo Arqueológico Nacional (MAN) para que la Dama venga nada más acabar la Semana Santa de 2022 (¿y por qué no programar su llegada para el Domingo de Resurrección y así pasearla triunfalmente bajo la lluvia de aleluyas, justo detrás de la Mare de Déu? Ahí lo dejo). Será por el 125º aniversario de su hallazgo, y para que se quede como mínimo un año, periodo en el que, asegura el alcalde, atraerá a un millón de visitantes (centenar arriba, centenar abajo) y relanzará la economía del municipio a cotas prepandémicas y más allá. Si Fran Escribá ha vuelto al Elche, ¿cómo no vamos a conseguir que vuelva la Dama?, argumenta la primera autoridad local a quien quiera escucharle.

Esta estrategia concienzudamente planificada se tambalea cada vez que Mulet ataca de manera unilateral y temeraria, cual mosca cojonera, sin tener en cuenta los planes municipales. Que son: 1) primero vamos a una cesión temporal, y 2) más adelante ya veremos lo de la estancia permanente. Pero el hiperventilado senador quiere ya el regreso definitivo, a ver si puede sacar de su agenda este asunto para dedicarse de lleno a sus otros múltiples frentes. La estrategia municipal se complica porque Compromís, socio del PSOE en el gobierno local, comparte y apoya el empeño de su correligionario, como ha reiterado la propia portavoz en el Ayuntamiento, Esther Díez. Vaya, con lo bien avenido que parecía el bipartito ilicitano, no como los cada vez más discordantes consorcios Sánchez-Iglesias de la capital o el Puig-Oltra autonómico. Y claro, así, a ver quién convence al ministro de Cultura y al director del MAN de que somos de fiar, que nos pueden dejar la Dama con garantía de devolución.

En su anterior estancia, en 2006, hubo quienes propugnaron un levantamiento popular para que la Dama no volviese a Madrid, tras los seis meses de estancia en la Torre del Homenaje. Parece ser que algunos exaltados, después de varias rondas etílicas aderezadas con Aromas Ilicitanos y otras entrañables habaneras, llegaron a planear la toma del Palacio de Altamira, para hacerse fuertes en el castillo e impedir la salida de la escultura. Pero a causa de los perniciosos efectos sobre el córtex cerebral de los acetaldehídos y los cánticos de la noche anterior, el comando se adentró en el túnel equivocado desde la ladera del río y acabó por equivocación en la Calahorra en lugar del alcázar de la Señoría. Advertido el error, los patosos milicianos se hicieron pasar por unos turistas ante el guarda de seguridad que los interceptó en la sala egipcia, y el hecho, por fortuna, no transcendió. El alcalde, Diego Maciá, finalmente devolvió la Dama sana y salva a la ministra de Cultura, Carmen Calvo (actual vicepresidenta del Gobierno), para demostrar que éramos gente seria y de palabra.

González asegura que todo marcha bien y que la Dama estará aquí en 2022. Se anunció su venida para hace tres años pero entonces no había proyecto museográfico, ni museológico ni contexto ni nada parecido. Había que contextualizar. Ahora se va a contextualizar, arropando en el MAHE la señera pieza íbera con otras de su misma época. No es lo mismo que la subsede del MAN, de la que nada más se supo (hay que preguntar en Jaén, e incluso en Mula), pero al menos habrá contextualización. Ya lo advirtió el ministro Rodríguez Uribes: sin contexto no hay pretexto. Pero además de preocuparse de contextualizar, el bipartito (al menos la parte socialista) está tratando de decidir entre una defensa siciliana o un ataque Trompowsky para tratar de neutralizar el gambito de Mulet, que en su aparente afán de proteger la dama quizás esté dispuesto a sacrificar el rey (el actual y el emérito), como convencido republicano que es. Atentos a los siguientes movimientos sobre el tablero, no sea que al final no se trate de un gambito, sino de un garlito y acabemos cayendo en él. Y ojo con el efecto Dunning-Kruger.