Maltratada y humillada. Así es como afirma una joven que se sintió a raíz de la desagradable situación que tuvo que vivir el pasado viernes cuando acudió a donar sangre al centro social de la Plaza de Barcelona de Elche y que, como «recompensa», se llevó increpaciones e insultos por al menos una de las conserjes de este edificio municipal.

La situación ha trascendido no solo por el hecho de que fue necesaria la presencia de la Policía Local, sino porque tras dar a conocer por medio de las redes sociales el mal cuerpo que se le quedó, el equipo de gobierno se ha interesado por lo ocurrido. Es más, va a abrir un expediente informativo para aclarar lo sucedido. Por su parte, la bedel, según ha podido saber este diario, ha decidido acudir a su sindicato.

Los hechos ocurrieron el pasado viernes por la tarde. La joven, que es donante desde hace más de una década, acudió al centro sobre las 17.30 horas e hizo cola hasta las 18.45 aproximadamente, cuando le tocó entrar. Debido al covid ya sabe que las esperas son más prolongadas de lo habitual.

La facultativa que la atendió, en vista de que tenía la tensión baja, le indicó que se tomara antes una Pepsi y que esperara en la zona de recuperación hasta que le subiera la tensión. A partir de aquí la joven y otros presentes comenzaron a vivir una situación muy incómoda.

«Una mujer, desde la distancia, me dijo que aquí no se venía a pasar la tarde», expresa la afectada, quien insiste en que ella y su amiga en todo momento se comportaron correctamente, sin ninguna alteración. «Estamos aquí por orden facultativa», le respondió la joven, quien insiste en que mantuvo siempre todas las medidas de seguridad por el covid.

Tras este encontronazo inesperado, y después de donar por fin sangre, la joven, por consejo de la enfermera, volvió a la zona de recuperación para ingerir líquidos, todo ello mientras continuaba con el compresor puesto en el brazo. «Podía llevar como tres minutos allí cuando la misma mujer me corta el paso, junto con otra, y empieza a insultarme y a hacer aspavientos. Me quedé atónita y le pedí que se dirigiera a mí con respeto. La situación fue tal que la gente se quedó perpleja, nadie entendía la situación, ni el resto de donantes ni los trabajadores sanitarios», relata.

La cuestión es que la tensión fue creciendo, hasta el punto de que, según la denunciante, la bedel le llegó a decir frases como: «Lárgate de aquí», «A tu puta casa» y «Yo soy la autoridad».

«Ella, que estaba con otra mujer en la conserjería, siguió diciéndome de todo y que por mi culpa se quedaba gente sin donar. Me sentí humillada totalmente», confiesa.

En vista de que la situación ya pasaba de castaño oscuro, la joven le pidió entonces una hoja de reclamación, a lo que se negó, e incluso le replicó que ella iba a llamar a la Policía. Finalmente, ambas llamaron a los agentes locales, los cuales tomaron declaración a los presentes. «La Policía Local cogió las versiones y me atendió muy bien», manifiesta esta donante, quien destaca el excelente trabajo del personal del Centro de Transfusión, el cual le expresó que no era la primera vez que allí había problemas.

El edil de Servicios Sociales, Mariano Valera, ha mostrado su interés por mantener una reunión con la donante y el Consistorio va a investigar lo sucedido. La afectada agradece el interés del Ayuntamiento.

Este diario intentó ponerse en contacto ayer por la tarde con la bedel para recoger su versión, pero libraba. Este medio pudo saber que iba a ponerse en manos de su sindicato y que es una mujer muy pendiente de que se cumplan las medidas por el covid.

Mientras, la donante asegura que tiene cita para presentar una queja ante la Oficina Municipal de Atención Ciudadana (OMAC). «Ha sido patético y frustrante ver ese desprecio y esa falta de respeto bajo el nombre del Ayuntamiento», concluye.