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Cómo explicar el asesinato de una madre

La familia de Yolanda y su hijo asisten al acto de repulsa en la Plaça de Baix junto a 200 ilicitanos

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Concentración de repulsa por el asesinato de Yolanda en Elche. Familiares de la joven acudieron al emotivo acto en la Plaza de Baix

Si para una persona puede haber un momento difícil, el de contar que una madre a muerto de un disparo sin sentido, que nunca nadie debería recibir, es uno de ellos. Algo así le tuvo que pasar ayer al alcalde, Carlos González, quien asistía como un ilicitano más a la concentración vespertina por el asesinato de Yolanda cuando un niño se le acercó, moreno, con mascarilla. No mediría más de un metro y veinte centímetros, junto a él, su abuela, la madre de la víctima. Si hay un momento que retrata el dolor fue el que sintió, sin duda el regidor. Los aplausos en la Plaça de Baix, por la memoria de la joven, ver su imagen reflejada en una fotografía enmarcada por su hermana, las lágrimas de sus padres, de otros familiares, de amigos.... nada de ese se compara con ver a un huérfano. Que sea el último de la violencia.

La plataforma había concentrado a unos 200 ilicitanos de forma extraordinaria para decir basta a la violencia de género, en esta ocasión, con más sentido que nunca. Se guardaron tres minutos de silencio por la memoria de una muchacha que, como el resto de su familia, cambió su país por el barrio de Los Palmerales, probablemente el más modesto y humilde de Elche pero también el más acogedor porque allí vivían y tenían sus sueños, ahora rotos.

La pancarta que todos los meses se levanta para que todo el que cruza la plaza vea cuál es el motivo de la concentración, tenía una velas encendidas y un lazo por otra mujer que es víctima de la violencia y del sinsentido. En uno de los laterales de la misma había una familia rota. También algunos vecinos de Los Palmerales se acercaron porque les conocen, de la escalera, de la calle, de alguna tienda. En su mayoría, personas mayores. Los familiares de Yolanda se marcharon tras hablar con el alcalde unos instantes, no quisieron hacer declaraciones. Sus únicas palabras ayer eran las lágrimas.

Un «¡basta ya!» entre el hastío y la necesidad de más medidas

«Las cifras son frustrantes. No nos cansamos se repetir. La violencia de género es la violación de los Derechos Humanos más extendida del mundo, que precisa de medidas contundentes», así comenzó ayer el alegato de la Coordinadora Feminista, que se mostró «confiada en las administraciones» aunque se debe «ampliar la prevención a todos los ámbitos». Se recordó que «debe haber una coordinación entre la administración para que se hagan efectivos los derechos que dice la ley, endurecer las medidas contra los agresores que incumplan, más medios humanos para una ley más efectiva. Más sensibilización (...) estamos hartas de que maten a nuestros hijos e hijas, hartas del miedo, de que nos digan qué hacer. Tenemos mucha rabia pero también mucha fuerza y ganas de seguir luchando para que no tengamos que llorar una muerte machista más».

La hermana de la víctima sostiene una fotografía junto a su madre y otros miembros de la familia. | ÁXEL ÁLVAREZ

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